Bienestar

Enfermedades causadas por la mala calidad del aire

La mala calidad del aire está relacionada con el desarrollo de diversas enfermedades. Ante la contaminación es importante proteger la propia salud.

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Foto: Freepik

LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos

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La mala calidad del aire, causada por la contaminación, es un problema ambiental que afecta no solo al medio ambiente, sino también a la salud de las personas. De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, en 2020 “la contaminación del aire doméstico causó 3,2 millones de defunciones, entre ellas 237.000 de niños menores de 5 años”. Esta contaminación del aire doméstico puede ser causado, dentro de los hogares, por cocinar con fuego abierto o con cocinas de carbón, queroseno o leñas. Cerca de un tercio de la población mundial cocina de esta forma y está expuesta a desarrollar enfermedades por dicha contaminación.

No obstante, este tipo de cocina no es la única manera en que se afecta la calidad del aire. En las ciudades la calidad del aire se ve afectada por diversos factores. Uno de los principales es el tráfico vehicular, ya que las emisiones de los carros, como los óxidos de nitrógeno y los compuestos orgánicos volátiles, generan partículas finas altamente contaminantes. Lo mismo sucede con las industrias, que con el uso de combustibles fósiles contaminan y empeoran la calidad del aire. Y así, hay una serie de actividades dentro de los centros urbanos que generan partículas en el ambiente, las cuales tienen un daño en la salud y los ecosistemas. “Se estima que en 2019 la contaminación del aire ambiente (exterior) provocó en todo el mundo 4,2 millones de muertes prematuras”, de acuerdo con las cifras de la OMS.

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Enfermedades generadas por la mala calidad del aire 

La exposición prolongada a contaminantes atmosféricos puede desencadenar una variedad de enfermedades y afecciones. De acuerdo con el Informe de Calidad del Aire Mundial 2022: “En todo el mundo, la mala calidad del aire representa 93 mil millones de días vividos con enfermedades y más de seis millones de muertes cada año. El costo económico total equivale a más de $ 8 billones de dólares, superando el 6,1% del PIB mundial anual”. 

  1. Enfermedades respiratorias: La exposición prolongada a la mala calidad del aire puede causar o agravar enfermedades respiratorias, como el asma, la bronquitis crónica y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Los contaminantes del aire, como el dióxido de azufre, el ozono troposférico y las partículas finas, pueden irritar las vías respiratorias y provocar inflamación, dificultad para respirar y tos.

  2. Cáncer de pulmón: La exposición crónica a ciertos contaminantes atmosféricos, como el humo del tabaco, los compuestos orgánicos volátiles y las partículas finas, se asocian con un mayor riesgo de desarrollar cáncer de pulmón. Estos contaminantes pueden dañar el ADN en las células pulmonares y promover el crecimiento de tumores malignos.

  3. Debilitación del sistema inmunológico: Los contaminantes suelen tener sustancias tóxicas que también pueden afectar al sistema inmune del cuerpo. Entre sus consecuencias está que los pulmones sean más susceptibles a las infecciones bacterianas y virales. Sin embargo, también puede influir en el desarrollo de otras enfermedades autoinmunes.

  4. Enfermedades cardiovasculares: La exposición a largo plazo a la contaminación y mala calidad del aire puede contribuir al desarrollo de enfermedades cardiovasculares, como la hipertensión arterial, las enfermedades del corazón y los accidentes cerebrovasculares. Los contaminantes atmosféricos, en especial aquellos de menor tamaño, pueden ingresar al torrente sanguíneo y provocar inflamación, daño oxidativo y disfunción endotelial, lo que afecta la salud cardiovascular. De las 3,2 millones de muertes por exposición a la contaminación del aire en los hogares, la OMS estima que el 23% se deben a accidentes cerebrovasculares.

  5. Diabetes tipo 2: Aunque hay otros factores de mayor relevancia para el desarrollo de diabetes, la exposición prolongada a contaminantes atmosféricos también podría influir en el desarrollo de diabetes tipo 2. De acuerdo con la Revista de Diabetes, las partículas contaminantes causan “estrés oxidativo, disfunción endotelial, inflamación subclínica, disfunción del sistema nervioso autónomo, fenómenos protrombóticos y alteraciones epigenéticas, entre otros”. Por esto, tienen influencia en el desarrollo de enfermedades como la diabetes.

  6. Problemas alérgicos: La mala calidad del aire puede desencadenar o empeorar los síntomas de las alergias respiratorias, como la rinitis alérgica. Asimismo, la mala calidad del aire puede causar síntomas molestos como irritación ocular o de la piel.

¿Cómo protegerse de la mala calidad del aire?

Para protegerse de la mala calidad del aire, es importante mantenerse informado sobre el estado de la calidad del aire en el lugar donde se vive. Utiliza aplicaciones móviles o sitios web que proporcionen información actualizada sobre los niveles de contaminación y las recomendaciones de salud relacionadas. Asimismo, es preciso evitar la exposición a contaminación, como la del tráfico, el humo o la quema de materiales. Si vives en una zona con estas características, limita tus actividades al aire libre durante estos momentos y busca opciones en espacios cerrados con buena ventilación.

Por otra parte, si vives en una ciudad con una mala calidad del aire, puedes considerar instalar purificadores de aire en tu hogar. Además, evita fumar, ya que el humo del tabaco empeora la calidad del aire y aumenta el riesgo de problemas respiratorios. Lo mismo sucede con ciertas fragancias artificiales, que tienen componentes tóxicos.

Por otro lado, en áreas con alta contaminación del aire, considera el uso de mascarillas para reducir la inhalación de contaminantes. Esto cobra especial relevancia si ya se tiene una enfermedad respiratoria como el asma. Por otra parte, mantén un ambiente interior limpio mediante el aseo frecuente, el control del polvo y la ventilación adecuada. Además, contribuye a mejorar la calidad del aire adoptando prácticas sostenibles, como usar transporte público, compartir el vehículo, caminar o andar en bicicleta en lugar de utilizar el automóvil. Apoya políticas y regulaciones que promuevan la reducción de emisiones contaminantes.

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