¿Ver contenidos violentos en pantallas puede influir en el comportamiento?
Una pregunta recurrente de los padres y madres de niños, niñas y adolescentes es saber si la exposición a contenidos violentos puede hacer que sus hijos desarrollen un comportamiento agresivo. Te contamos qué dicen las investigaciones.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Los niños y niñas cada vez están más expuestos a los contenidos de las pantallas digitales, desde pequeños. Este hecho ha causado curiosidad en psicólogos, educadores e investigadores que tratan de averiguar cuáles son los efectos de esta exposición. Sin embargo, hay una situación particular que preocupa a los padres e investigadores desde hace muchos años con la popularización de la televisión y los videojuegos. Ahora, con otros canales como las redes sociales, los videojuegos en línea y las plataformas de streaming: ¿ver contenidos violentos puede hacer violento a quién los ve?
En el área del comportamiento no hay respuestas fáciles y existen muchos factores individuales que pueden determinar cómo reacciona una persona a determinados estímulos. Sin embargo, numerosos estudios apuntan a que los contenidos violentos sí afectan el comportamiento y salud mental en la niñez y adolescencia. La Revista Lancet, en su sección de América, acaba de publicar un editorial titulado: "Violencia de pantalla: una amenaza real para la salud mental en niños y adolescentes". En ella señala que "Un metanálisis de 24 estudios de Canadá, EEUU, Alemania, Japón, los Países Bajos y Singapur concluyó que participar en videojuegos violentos estaba relacionado con la agresión. Este estudio confirma hallazgos anteriores de otro metanálisis de 130 informes de investigación, que comprenden 130.000 participantes. El tiempo dedicado a ver violencia en la pantalla también se ha asociado directamente con un aumento del acoso y el ciberacoso tanto en niños como en niñas". Sin embargo, es un tema controvertido y se señala que aún son necesarias más investigaciones al respecto.
Asimismo, se ha demostrado que la exposición a contenidos violentos puede disminuir la empatía y causar un aumento de los pensamientos agresivos y el comportamiento agresivo o con ira. Esto es especialmente importante, porque el comportamiento agresivo en la infancia puede ser predictor de violencia en la adultez. Otro estudio titulado "Screen violence: a real threat to mental health in children and adolescents" se publicó en julio de 2021 y se centra en los efectos de la violencia en las pantallas en la salud mental de los niños y adolescentes. El estudio se basa en una revisión sistemática de investigaciones previas sobre el tema, encontró que la exposición a la violencia en las pantallas, ya sea en televisión, videojuegos o en línea, puede aumentar el riesgo de problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, agresión y comportamiento impulsivo. El estudio también sugiere que la exposición a la violencia en las pantallas puede tener efectos a largo plazo.
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Por otra parte, la constante exposición a contenidos violentos también puede causar una desensibilización: Si se expone a la violencia con frecuencia, una persona puede volverse insensible a la violencia, lo que significa que ya no reacciona a ella con la misma intensidad emocional. Esto puede llevar a una falta de empatía hacia las víctimas de la violencia. "Una reacción que puede ser adaptativa en situaciones de violencia real continuada puede ser innecesaria y perjudicial cuando esa violencia viene de contenidos informativos y de entretenimiento, convirtiéndose en un problema educativo" señala Unicef.
En contraste, las reacciones emocionales ante el consumo de contenidos violentos puede generar pesadillas y trastornos del sueño, así como tristeza y desesperanza en los menores.
¿Cómo manejar el consumo de contenidos violentos en niños, niñas y adolescentes?
En general, es importante limitar la exposición a la violencia y buscar ayuda si siente que el niño o niña se encuentra afectado por ella. Es fundamental que los padres y cuidadores tomen conciencia sobre estos posibles efectos y sobre la necesidad de limitar esa exposición, así como de entablar diálogos que permitan socializar las emociones.
La UNICEF sugiere que es necesario que desde los colegios y el hogar se establezca una educación crítica en medios, que enseñe a los infantes sobre cómo analizar la información que ofrecen las redes sociales, los medios de comunicación, las películas, los videojuegos, etc. Asimismo, esta organización recomienda hacer algunas preguntas para evaluar qué tipo de violencia presenta el contenido, cómo está justificada y qué tan "atractivo" puede resultar ese modelo para que los niños lo imiten. Algunas preguntas son: "¿El agresor es un personaje atractivo?, ¿Es posible empatizar con la víctima o ha sido representada como un personaje plano, sin personalidad?, ¿Existe una recompensa o castigo a la violencia? o ¿Se ven las consecuencias de la violencia?". Todo esto se puede reflexionar con los menores.
Finalmente, también es importante ofrecer narrativas alternativas. Es decir, mostrar ejemplos de lecturas, videojuegos, películas, documentales, etc., que muestren las consecuencias de la violencia o que presenten ejemplos alternativos, donde se muestra la importancia de la paz, la tolerancia, la cooperación, el diálogo.