Bienestar

Viruela del mono: no es una emergencia internacional, pero enciende las alarmas

La Organización Mundial de la Salud, OMS, señala que se requiere una respuesta intensa ante la viruela del mono, pero que, por el momento, no debe declararse el nivel más alto de alerta según el reglamento sanitario internacional.

Vacuna contra la viruela del mono

Foto: Freepik

LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos

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El Comité de Emergencias de la Organización Mundial de la Salud se reunió durante tres días para evaluar el peligro de la viruela del mono. Pese a que las conclusiones indican que no se trata de una emergencia de salud pública que genere una preocupación mundial, los sistemas de salud deben mantenerse alerta y hacer un seguimiento adecuado de los casos.

A la fecha, la enfermedad se ha extendido a todas las regiones y se han detectado casos en 50 países, con más de 3.000 infectados, según información de la OMS. Este organismo indicó en un comunicado oficial que el comité “reconoció unánimemente que el brote constituye una emergencia y que controlarlo requerirá una respuesta intensa”. Asimismo, señala que existen muchas incógnitas y falta de datos sobre la enfermedad, por lo que será necesaria una nueva evaluación en las próximas semanas. 

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¿Qué genera preocupación?

El brote de viruela del mono que se ha propagado en la población en los últimos meses ha tenido unos rasgos inusuales. Para empezar, se ha extendido en zonas que tradicionalmente nunca habían presentado esta enfermedad. En este sentido, se trata del brote más grande visto. 

“Lo que hace que el brote actual sea especialmente preocupante es la rápida y continua propagación a nuevos países y regiones, y el riesgo de una nueva transmisión sostenida en poblaciones vulnerables, como las personas inmunodeprimidas, las mujeres embarazadas y los niños”, explicó Tedros Adhanom Gebreyesus, director general de la OMS en un comunicado de prensa. 

Por otra parte, se trata de una enfermedad que ha generado mucho dilema, pues se han observado altos contagios entre hombres que mantienen relaciones sexuales con hombres y no han recibido vacuna contra la viruela, de acuerdo con información de la OMS. No obstante, no es una enfermedad de transmisión sexual, pero algunos grupos se han valido de esta información para estigmatizar a los homosexuales. 

Al respecto, ONUSIDA manifestó su preocupación porque esto puede reforzar los estereotipos homofóbicos y racistas, en contra de los africanos, ya que es una enfermedad que inicialmente surgió en África. Al respecto, el Comité de Emergencia también destacó que se trata de una enfermedad que ha sido descuidada por años en los países africanos. De esta forma, es posible inferir nuevamente la hipocresía del sistema internacional, que establece prioridades según intereses que no responden al bienestar de la población y el respeto por los derechos humanos. 

De esta forma, además se ha señalado que es preciso una respuesta coordinada e internacional a las amenazas que plantea este virus. Es preciso aplicar las enseñanzas que dejó la pandemia y actuar de forma más rápida y en cooperación. 

Por último, los expertos señalaron que, debido al bajo nivel de inmunización por la viruela que hay en muchas regiones, la población puede ser más vulnerable a esta enfermedad. Por el momento, el máximo organismo de salud no recomienda una vacunación masiva, pues las vacunas disponibles deben ser puestas a la población más vulnerable. 

Asimismo, el papel de la ciudadanía es fundamental, pues en caso de ser sospechoso de la viruela del mono, es preciso comunicarlo a las autoridades sanitarias del país y aislarse para evitar contagiar a otras personas. Por lo general, los primeros síntomas aparecen entre 7 y 14 días después de la exposición. Se suelen presentar ronchas o llagas en la piel, así como dolor de cabeza, ganglios inflamados, fiebre, cansancio y dolor general. Por el momento, se sabe que el contagio se puede dar por el contacto directo con las ronchas de las personas infectadas, por contacto con algún objeto contaminado o por el contacto con los fluidos de las gotitas respiratorias. Sin embargo, aún no se ha detectado que se contagie vía aerosol.

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