Buena Vista Social Club ilumina Broadway con ritmos afrocubanos

Con una mezcla de melodías clásicas y enérgicos ritmos afrocubanos, Buena Vista Social Club llega a Broadway. El espectáculo presenta el notable relato de Omara Portuondo, integrándolo en una fusión de movimiento, teatro y tradición que cautiva a espectadores de todo el mundo.
Del Off-Broadway al gran escenario
Los icónicos sonidos de la música afrocubana han llegado a Broadway con el estreno de Buena Vista Social Club. Esta producción musical rinde homenaje al legado del famoso grupo, que alcanzó fama mundial a finales de los años 90. En su núcleo, la obra celebra a Omara Portuondo—conocida como la “Billie Holiday de Cuba”—cuya compleja vida y espíritu indomable forman el corazón emocional del espectáculo. La actriz trinitense Natalie Belcon asume el papel de Portuondo con la determinación, según declaró a EFE, de “hacer justicia” a la historia de la legendaria intérprete.
Si bien la producción desborda la energía contagiosa de los ritmos cubanos clásicos, también profundiza en la historia personal de Portuondo. Su trayectoria, desde sus inicios como cantante en el Tropicana de La Habana hasta convertirse en una estrella mundial, está marcada por la agitación política y su inquebrantable fe en el futuro musical de Cuba. Los creadores del espectáculo entrelazan los temas más queridos del álbum Buena Vista Social Club—producido por Ry Cooder en 1999 y mundialmente famoso gracias al documental de Wim Wenders—con una narrativa que evita los enredos políticos profundos, optando en cambio por destacar la camaradería, la pasión y la resistencia artística de estos venerados músicos.
A continuación, exploramos cómo este musical afrocubano ha llegado al epicentro del teatro estadounidense, qué pueden esperar los espectadores y por qué Natalie Belcon considera que su papel es custodiar el profundo legado de Portuondo.
Buena Vista Social Club no llegó a Broadway de la noche a la mañana. El musical comenzó en escenarios Off-Broadway, donde obtuvo una respuesta positiva a pesar de contar con menos financiación. Las buenas críticas y la perdurable fama de la música original impulsaron la producción hacia mayores ambiciones.
Las primeras presentaciones fueron bien recibidas por el público, transportándolo a la atmósfera de La Habana de mediados del siglo XX, una época en la que los clubes nocturnos florecían. Celebridades compartían con la gente del pueblo, y parecía inminente el surgimiento de un nuevo gobierno. El diseño del escenario evocaba la calidez y energía de Cuba antes de la Revolución, sumergiendo a los espectadores en un ambiente de romance y oportunidad. Bailarines, vestidos con vibrantes trajes tropicales, canalizaban el espíritu del Tropicana y del legendario Buena Vista Social Club, el exclusivo salón de baile que inspiró gran parte del sonido característico de la música.
En Broadway, el espectáculo amplifica ese encanto. Las escenas son más elaboradas, los bailes más estilizados, y la banda se luce con interpretaciones impecables. Se alternan suavemente melodías nostálgicas con explosivos ritmos de percusión, y el mayor tamaño del escenario potencia la fuerza de la música en los momentos más íntimos y los más vibrantes.
Contando la historia de Omara
Omara Portuondo es el eje central del musical. Isa Antonetti interpreta a una joven Portuondo, mientras que Natalie Belcon encarna su vida en la madurez. Nacida en Cuba en 1930, Portuondo creció en medio de una gran transformación cultural. Su voz única y su presencia magnética la llevaron al estrellato, comparándola con grandes vocalistas del jazz. Sin embargo, su vida no estuvo exenta de dificultades. La obra destaca sus relaciones personales, en especial su vínculo con el cantante Ibrahim Ferrer, así como el impacto emocional de los cambios políticos durante la Revolución Cubana.
Conocida por su talento en Broadway, Belcon compartió con EFE su misión en esta interpretación: “Estoy trabajando para hacerle justicia a Omara: un poco de justicia histórica, un poco de justicia musical”, afirmó. “Quiero hacerlo bien desde la primera nota que toca la banda; me transporto por completo.”
Para sumergirse en la vida de Portuondo, Belcon vio documentales, escuchó incontables horas de su música y trabajó de cerca con músicos que habían compartido escenario con la diva cubana. Aunque al principio tuvo ciertas dudas, encontró conexiones con su propia historia, incluyendo la música calipso de Trinidad. Descubrió que los ritmos del bolero y el son cubano le resultaban familiares, lo que le permitió encarnar la esencia de Portuondo de forma natural.
Su interpretación refleja la complejidad de una mujer que equilibró su dedicación a la música con los desafíos de su tiempo. La obra transmite el peso emocional de los cambios políticos, el sacrificio y las cicatrices que sustentaban la imagen glamurosa de Portuondo, aspectos que muchos desconocían.
La herencia afrocubana en Broadway
Buena Vista Social Club se distingue de otros espectáculos de Broadway por su arraigada identidad afrocubana, lo que marca un hito en el teatro estadounidense. Es una de las pocas producciones a gran escala que pone en el centro la música, la danza y las tradiciones afrocubanas con tanta profundidad y respeto.
La autenticidad del espectáculo también se refleja en su música. Canciones emblemáticas como Chan Chan, Candela y Dos Gardenias se interpretan en español, manteniendo su esencia original. Mientras tanto, los diálogos entre las canciones son en inglés, para conectar con el público de Broadway sin perder la calidez poética de las letras en español. Los creadores han manejado este equilibrio con cuidado, permitiendo que tanto hispanohablantes como angloparlantes disfruten de la historia.
Belcon no solo deja entrever sus raíces caribeñas en su acento, sino también en su comprensión del espíritu colectivo de esta música. Explicó a EFE que espera que el público sienta el impulso de levantarse y bailar, algo que ya ha presenciado en funciones previas: “Lo sé porque lo veo: al final, la gente está emocionada, feliz, eufórica. Algunos incluso piden tiempo para bailar, como en un concierto en vivo.”
El espectáculo evita hacer declaraciones explícitas sobre el sistema político cubano, sin mencionar el comunismo por su nombre. En cambio, se centra en las decisiones personales de los artistas durante y después de la Revolución: algunos se quedaron en La Habana, otros emigraron, pero muchos se reunieron décadas después para crear una magia musical que conquistaría al mundo. Al omitir la política directa, el elenco y el equipo creativo resaltan lo que los une: el amor por la música, la celebración de sus raíces culturales y el puro placer de actuar.
El futuro de lo afrocubano en Broadway
El debut en Broadway de Buena Vista Social Club no solo revive la época dorada de la música cubana, sino que demuestra la vigencia y el atractivo universal de los ritmos afrocubanos. El espectáculo recuerda al público la importancia de la colaboración, el intercambio cultural y la capacidad de seguir creando incluso en tiempos difíciles. Para Belcon, esta producción es la culminación de su trayectoria: fusiona su identidad con su pasión por contar historias que realmente generan impacto.
Sobre la exigente rutina de ensayos, Belcon declaró a EFE: “Es el mejor tipo de cansancio.” Las luces de Times Square no la distraen de su misión nocturna: honrar la gracia y profundidad de Portuondo, capturando sus vulnerabilidades, su historia de amor, sus penas y su inquebrantable esperanza en la música cubana.
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Cuando el espectáculo termina y el público abandona el teatro, algunos tararean las viejas canciones, otros se secan las lágrimas, y algunos caminan con más energía que antes. En esos momentos, Buena Vista Social Club cumple su propósito: celebrar el legado afrocubano, trascender fronteras y generaciones, y hacer que todos los que lo escuchan quieran bailar.