Latam Booklook: “Diario de un loco” de Lu Hsun
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En una sociedad en la que el canibalismo se ha ‘normalizado’, ¿está loco quien se niega a comerse a los demás?
¿De qué se trata?
Desde que Atreo le sirve a su hermano Tiestes una cena con la carne de sus hijos en la mitología griega, pasando por la obsesión y miedo con los ‘indios caníbales’ cuando los europeos llegaron América, hasta el reciente documental Caniba (2018) sobre el japones Issei Sagawa, condenado por el homicidio y posterior consumo de Renee Hartevelt en 1981, el canibalismo ha fascinado al humano durante la historia. Ya sea como parte del imaginario de otro que rompe el tabú de comer carne humana, ya sea como el enfermo mental cuyo deseo es condenado socialmente, la figura del caníbal ha sido un tema del campo artístico, una forma de abordar la monstruosidad.
¿Qué pasa cuando esa situación del canibal como un marginal de la sociedad, como el salvaje de la civilización, se invierte? Ese es el núcleo de Diario de un loco, editado por Taller Roca y traducido por Sergio Pitol, del autor chino Lu Hsun. Una corta historia de un hombre que un día ‘se da cuenta’ que toda la gente a su alrededor come carne humana.
A través de las distintas entradas del diario, el narrador poco a poco se obsesiona con palabras relacionadas con comer, con las miradas y dientes afilados de sus vecinos, que lo lleva a la conjetura de que su familia y vecinos son caníbales.
En el desarrollo de la historia, siempre queda la duda de si es paranoia del protagonista, ya que solo vemos a través de sus ojos, o de si verdaderamente ha descubierto esa faceta oculta de aquellos con los que ha vivido toda su vida. “Apenas hoy advierto que he vivido toda mi vida entre gente que se alimenta de carne humana desde hace cuatro mil años”, se lamenta. En esa incertidumbre lee uno cada entrada del diario, a medida que nos introducimos en la cabeza de ¿este loco o de este iluminado?
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¿Quién es?
Lu Hsun es el representante de la figura intelectual cuyas obras oscilan entre la escritura de ficción y el activismo político, a causa de la época de cambios políticos en que vivió. Nació en 1881 bajo el nombre de Zhou Zhangshou en Shaoxing, provincia de Zhejiang en China, en el seno de una familia acomodada.
Incluso si este estatus se mantuvo durante varios años –liquidez que le permitió vivir varios años en Japón, dedicarse al ocio de la lectura y comprar libros raros–, Hsung fue testigo de la desintegración de su familia. Primero por el encarcelamiento de su abuelo por corrupción, después por problemas con su hermano por una mujer japonesa.
Asimismo, el escritor chino vivió la caída del imperio y el surgimiento de partidos políticos como el Kuomintang (partido nacionalista) y el Partido Comunista Chino, del que era simpatizante. Esta postura de izquierda se ajustaba a su visión antitradicionalista de la literatura, que se veía representada en sus tensiones con las costumbres confucionistas y en su ruptura con el lenguaje literario chino. Por lo anterior, Diario de un loco fue escrito en pai-jua, la transcripción ideográfica de la lengua hablada. También su obra se divide entre tratados morales y cuentos ‘realistas’.
Aunque murió de tuberculosis en 1936, Hsun adquirió mayor fama posteriormente por el elogio que la Revolución Cultural china de Mao le dio. Sus obras, gracias a eso, fueron publicadas en su totalidad y traducidas en todo el mundo.
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¿Lo leo o no?
Es una historia extraña. Una suerte de mundo al revés del que uno nunca está seguro si es una realidad o fruto de la paranoia de su narrador. Esta ambigüedad en el juicio de si el mundo es canibal o si uno es quien se imagina a los demás comiendo carne humana es lo que da riqueza al texto, pues plantea la pregunta: ¿es la locura una lucidez en un mundo donde las convenciones sociales son seguidos sin cuestionamiento ni crítica?
Más allá de los debates sobre cómo la locura se interpretó patológicamente a partir de la desobediencia o incumplimiento de ciertos pactos sociales instaurados por la convención religiosa o política, Diario de un loco plantea la locura desde un punto de vista altamente subjetivo en el que uno nunca sabe si todo lo que sucede está en la cabeza del protagonista.
La visión paranoica de él se transmite al lector con una efectividad que al final uno desconfía si en verdad el nombre del diario fue puesto por el narrador o por su hermano presuntamente caníbal.
En un sentido más amplio, esta historia también podría interpretarse metafóricamente como un despertar político, una conciencia de que la sociedad alrededor de uno tiene unas prácticas ‘salvajes’ y ver el horror de que se hayan normalizado.
Claro, en el contexto de cambios políticos que Hsun vivió en China, el relato de una toma de conciencia, incluso a contrapelo de la comunidad en que se vive, pudo servir como ánimo a que jóvenes militaran para el partido que quería cambiar la historia de los últimos 4000 años. Mostrar que el consumo capitalista podría equipararse al canibalismo no sonaba descabellado, ni en ese momento, ni ahora.
Entonces, sí, lean Diario de un loco, ya sea por adentrarse en una visión de la locura o para empezar a dudar de las convenciones sociales que seguimos. Es una lectura que le pone a uno otras gafas para enfrentarse a la realidad.
LatinAmerican Post | Gabriel Bocanegra
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