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¿Representación de raza o marketing?: lo que nos deja ver “La reina Cleopatra”

La nueva docuserie de Netflix pone en cuestión la supuesta representación de raza que se hace de grupos históricamente discriminados. Esto nos deja ver "La reina Cleopatra".

Fotograma de la serie 'La reina Cleopatra'

Foto: Netflix

LatinAmerican Post | July Vanesa López Romero

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Netflix ha sido el centro de polémicas tras el anuncio y estreno de su nueva docuserie “La reina Cleopatra”, en la cual la famosa reina de Egipto es interpretada por una actriz negra. La controversia inició desde el lanzamiento del tráiler, en el que se afirma que Cleopatra era negra y probablemente egipcia. Según los datos históricos, Cleopatra sí nació en Egipto, pero provenía de Macedonia, Grecia. Esto generó que miles de cibernautas mostraran su inconformismo con la representación de raza que ha hecho la docuserie de uno de los personajes históricos más importantes del mundo. 

Poco tiempo después de que se estrenara la serie, un abogado egipcio demandó a la plataforma de streaming por pretender “distorsionar y borrar la identidad egipcia”. Por su parte, Netflix respondió asegurando que no se conoce con certeza quién fue la madre de Cleopatra, lo que ha llevado a una conversación sobre si podría tener ascendencia egipcia o de otra parte de África. Asimismo, Jada Pinkett Smith, narradora y productora ejecutiva de “La reina Cleopatra”, aseguró que la idea de la serie surgió de dicha conversación y de la importancia de una representación negra de una mujer que ha sido tan importante a lo largo de la historia. 

Representación y exactitud histórica

Las comunidades racializadas, en especial la comunidad negra, han luchado por una representación dignificante en distintos sectores de la sociedad. Uno de ellos es la industria del cine, en la que poco a poco se da más cabida a la participación de personas pertenecientes a dichos grupos. En ese orden de ideas, se busca que más producciones audiovisuales cuenten con participantes, protagonistas e historias que giran en torno a esto. 

Un ejemplo de estos esfuerzos es el live-action de “La sirenita”, que está protagonizado por la actriz negra Halle Bailey. Cuando se anunció que ella interpretaría a Ariel, que en la versión animada es blanca, hubo descontento y críticas por parte de muchos fanáticos. Sin embargo, esto dio apertura a la conversación sobre la importancia de la representación de raza negra en personajes ficticios.

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Sin embargo, con ejemplos como el de “La reina Cleopatra” nos encontramos con una representación que va en contra de la exactitud histórica y que incluso llega a ser muy problemática por la carga colonizadora que tiene la figura de Cleopatra. Además, si esta producción no es una película de ficción o de fantasía, sino que es una docuserie, debería apegarse a los hechos históricos, ya que a fin de cuentas, está documentando y tiene un fin informativo. En ese sentido, al realizar afirmaciones que no tienen sustento histórico o que no pueden confirmarse del todo, está desinformando y distorsionando una figura que, más allá de ser representada a lo largo de la historia como una mujer blanca, fue clave en la colonización griega en Egipto. 

El marketing que se hace pasar por representación 

Este tipo de ejemplos nos lleva a preguntarnos qué tanto se está reivindicando a la comunidad negra y si realmente racializar a un personaje histórico es representación y funciona como lucha y crítica contra el racismo. ¿No se trata más bien de una técnica de marketing que hace uso de la idea de luchar contra el racismo para vender más en un momento en el que la conciencia sobre esta problemática es sumamente importante?

Y es que “La reina Cleopatra” no es el único ejemplo de este ejercicio. “La reina Charlotte: una historia de Bridgerton”, también producida por Netflix, muestra a la figura histórica Carlota de Mecklemburgo-Strelitz como una mujer negra. Esto viene del hecho de que algunos historiadores han puesto en cuestión si fue la primera reina birracial o negra de Inglaterra por su posible ascendencia portuguesa. Claro está, esta ascendencia es tan lejana que posiblemente no tuvo efecto en ella.  Sin embargo, la serie de Netflix, que se inclina hacia la ficción, se tomó el atrevimiento de representarla como una mujer negra. 

Es paradójico que se racialicen a figuras históricas que tienen muy pocas probabilidades de haber sido negras en vez de contar las historias de mujeres que sí fueron negras. Es el caso de la reina egipcia Hatshepsut, de la dinastía XVIII, sobre quien está comprobado que fue de una dinastía de raza negra. 

La representación no debe ser porque sí. Por el contrario, debe tener el suficiente sustento para fomentarse por sí misma y dignificar la vida de una comunidad que ha sido históricamente marginada y violentada.

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