ANÁLISIS

Decidir no tener hijos es una decisión amigable con el ambiente

Existen muchas razones por las que se decide no tener hijos, una de ellas es hacerlo para cuidar el planeta

Decidir no tener hijos es una decisión amigable con el ambiente

Hoy en día son muchas las personas que han decido no tener hijos. Las razones son variadas y van desde justificaciones económicas hasta argumentos éticos. Dentro de estos motivos se encuentra el hecho de querer cuidar el planeta y los recursos limitados que cada día consumimos más. A estas personas se les conoce como ‘Ginks’, un acrónimo que significa Green Inclinations No Kids, que traduce: Inclinaciones Verdes, sin hijos.

Estas personas se cuestionaron a sí mismas sobre la sensatez de tener hijos en un planeta sobrepoblado y que enfrenta graves problemáticas como el calentamiento global. ¿Para qué traer más humanos al mundo que van a encontrarse en un planeta problemático, en el que también ellos serán parte del problema?

Una decisión sabia y con suficientes argumentos si tenemos en cuenta el daño ambiental que enfrenta la Tierra y que con el paso del tiempo será más grave. Traer una vida más a este planeta puede tener graves impactos si reunimos todos las dificultades por lo que atravesamos actualmente.

Los Ginks, de acuerdo con Laura Marajofsky, para el diario La Nación, asegura que estas personas suelen estar mejor educadas e informadas. Por lo que su decisión no es un arrebato de juventud para seguir de rumba. De hecho, esta importante estrategia hace parte de la permeabilización que la conciencia verde ha tenido en diferentes ámbitos de la vida diaria.

Las edades de estas personas, según Marajofsky, salen oscilar entre los 18 y los 43 años y no son solo ambientalistas con agendas verdes por defender. La decisión de no tener hijos contempla personas de diferentes contextos sociales y culturales que creen que debemos actuar para cuidar el planeta más allá de reciclar.

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Claro, habrá quien se oponga a este tipo de decisión sobre todo si se tiene en cuenta que estos hombres y mujeres no están cumpliendo con sus propósitos sociales: casarse y tener hijos. Sin embargo, el giro social que ha habido en los últimos años evidencia que las nuevas generaciones tienen nuevas metas y se cuestionan con mayor vehemencia sobre el futuro del planeta.

Personalmente, creo que la humanidad está en deuda con el planeta. Es cierto, los gobiernos y la comunidad internacional están trabajando por la implementación de medidas que reduzcan las prácticas dañinas contra el medio ambiente. Sin embargo, como ciudadanos podemos hacer más.

No le estoy diciendo que se convierta en ‘Gink’, pero sí que considere que hay personas dispuestas a sacrificar la paternidad por el cuidado del planeta. Pregúntese  a usted mismo: ¿y yo qué estoy haciendo?

 

LatinAmerican Post | Marcela Peñaloza

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