Colombia: territorios libres de violencia contra la mujer
Se van dando pequeños pasos en la creación, implementación y seguimiento de mecanismos de prevención y atención de casos de violencia de género.
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A pesar de que siguen siendo preocupantes los casos de violencia de género en las Instituciones de Educación Superior (IES) del país (Colombia), se van dando pasos, no de gigante, un poco lentos y temerosos, pero al menos pasos en la creación, implementación y seguimiento de mecanismos de prevención y atención de estos casos, como lo son el protocolo, la política, la ruta y, en algunas instituciones, el observatorio.
Es increíble que después de todo lo que ha pasado, después de que la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer adoptada en Belém do Pará, Brasil, en 1994; apenas el año pasado, el 15 de noviembre de 2018, se haya llevado a cabo la primera audiencia pública contra la violencia sexual en las universidades. Increíble que apenas se estén pensando este tema desde los ámbitos legales y jurídicos en estos espacios de formación y educación, el encuentro se realizó con el fin de posicionar el tema en la opinión pública y lograr que todas las IES cuenten con los mecanismos anteriormente mencionados.
La audiencia reunió a jóvenes, estudiantes, colectivos feministas, docentes y ciudadanos de diferentes partes del país con el Ministerio de Educación Nacional (MEN). Entre las recomendaciones más relevantes, los asistentes hicieron un llamado de atención a este último por su falta de compromiso con el problema y las pocas garantías que existen, pero también le solicitaron hacer de este tema un requisito para los procesos de acreditación de las IES, señalando que la integridad de las instituciones no solo depende de formalidades académicas.
Después de este encuentro se disparó la creación de protocolos, políticas y rutas en muchas IES, sin embargo, esto no es garantía del cumplimiento de los procesos y el acompañamiento de las victimas sin caer en revictimizaciones. Un ejemplo claro de ello es la Universidad Nacional, que a pesar de ser la institución más avanzada en este tema; que inclusive cuenta con Observatorio de Asuntos de Género desde el 2016 y con Política desde el 2012; entre el año pasado y el actual se ha visto envuelta en denuncias por acoso, malos procedimientos y acompañamientos en estos casos.
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El MEN ha empezado a tomar cartas en el asunto, y apelando a sus funciones de inspección y vigilancia. El pasado 15 de abril del presente año envió una solicitud basada en los numerales 4,5 y 6 de la ley 1740 de 2014, en la cual se hace énfasis en la facultad que tiene el MEN para solicitar, confirmar y analizar información de los procesos de las IES. La solicitud se le envió a 200 Instituciones, en donde se les pedía la información acerca de la existencia de protocolos, la cantidad de denuncias recibidas y los procesos llevados a cabo, hasta hoy solo 40 instituciones han respondido.
Entre redes, colectivos y activistas se han venido pensando el tema desde hace muchos años, pero las administraciones tanto nacional como de cada institución se han hecho las de la vista gorda, y no sé si evitando escándalos o simplemente más procesos tediosos han obviado el tema. Sin embargo, ahora nos encontramos en un momento coyuntural donde las personas violentadas y las que no quieren serlo están alzando su voz a como de lugar, buscando ser escuchadas sin importar el medio y con estas acciones de hecho las instituciones se empiezan a preocupar porque se va desestabilizando la quietud y el silencio que se ha perpetuado por años con respecto a este tema.
Sin embargo, es muy importante recalcar que no es simplemente cumplir con la creación y/o implementación de los mecanismos, es indispensable el seguimiento, al igual que no solo se esperan acciones correctivas, también son necesarias las preventivas y de formación. Con educación y por el momento también con mecanismos jurídicos, podemos desmontar esa cultura machista que nos dice que es normal que un profesor le diga a las estudiantes en clase que por ser mujeres no tendrán los mismos trabajos que sus compañeros hombres, o que están sentadas en su nota, frases que no es que sean nuevas, es que ahora las rechazamos rotundamente, siendo estas las mínimas expresiones de violencia que se dan en las IES.
Aún faltan pasos agigantados por dar, pasos que nos lleven a ni siquiera necesitar protocolos, al momento en el que se instaure tanto el respeto por la otra persona que no se hagan necesarios estos mecanismos, estoy pidiendo mucho, lo sé, pero es lo mínimo que necesita la comunidad educativa vinculada en cualquier modalidad a las IES, poder educarse o desempeñar sus funciones con tranquilidad, que es finalmente para lo que están allí, sin tener que pensar en abusos, acosos o violencias. Dando pasitos, pequeños o grandes, pero siendo constantes, lograremos construir territorios libres de violencia.