Agroecología: el futuro de tu alimentación

El mundo ha ido cambiando durante décadas y es inevitable que en un futuro no muy lejano tengamos más necesidades de las que ya tenemos hoy. El calentamiento global, la contaminación de las fuentes hídricas, la tala indiscriminada de árboles, entre otras cosas, son un reflejo de la intervención del hombre en la naturaleza, cuyo fin es poseer recursos a un costo muy alto para el resto de la humanidad.

Estas actividades que ha ido desarrollando el ser humano para sobrevivir en una sociedad de mercado ha tenido graves efectos para todos los ecosistemas, deteriorando cada día nuestro único lugar en el espacio y llevándonos a ciertos planteamientos como ¿qué pasará en el futuro si seguimos con la misma dinámica? ¿podremos solucionar estos problemas de una manera más sostenible y mitigar el impacto ambiental?

Uno de los sectores que está siendo objeto de esa actividad que afecta directamente nuestro entorno es la misma agroindustria tradicional que tiene como fin la producción y comercialización de todo tipo de productos agropecuarios y forestales. Sin embargo, esta práctica implica un proceso de transformación de las materias primas que terminan contaminando la atmósfera y las fuentes acuáticas, la eliminación de desperdicios sólidos y cambios en el uso de la tierra.

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La discusión comienza sobre todo cuando nos planteamos ¿qué va pasar en el 2030 cuando habrá 2.000 millones más de habitantes? Lo lógico es que se deba producir más comida, pero el tema es cómo abastecer a toda la población sin impactar el medio ambiente y cómo hacer que la distribución de esos recursos en el mundo sea más equitativa, acabar con las hambrunas, los conflictos y las desigualdades. El tema en últimas se torna un poco complejo debido a que estamos frente a una industria completamente poderosa pero también que en lugares como en Europa se desperdician aproximadamente 222 millones de toneladas de comida al año, mientras que en algunos países pobres no hay abastecimiento de alimentos.

¿Qué es la agroecología?

El término de agroecología surge en los años 70 y se trata en sí de una disciplina científica basada en la aplicación de los conceptos y principios de la ecología, el diseño, desarrollo y gestión de sistemas agrícolas sostenibles. De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), todo esto agrupa una mezcla de ciencia, prácticas de sostenibilidad y un movimiento social que busca cambiar la agroindustria por actividades que produzcan alimentos más saludables, prestando atención a la conservación de los recursos naturales y la biodiversidad.

Este concepto pone en contrapeso lo que hemos venido viviendo durante décadas con una industria que ha sido despiadadamente peligrosa con los ecosistemas. De modo que la agroecología se muestra como una opción en el futuro no sólo para generar sustentabilidad, sino para que cada persona puede aplicarlo en su propio entorno, siguiendo principios claves como la diversidad, la creación conjunta e intercambio de conocimientos, sinergia, eficiencia, reciclaje, resiliencia, valores humanos y sociales, cultura y tradiciones alimentarias, gobernanza responsable y economía circular y solidaria.

¿Cómo aplicar la agroecología individualmente?

Cualquier persona puede poner en práctica la agroecología, basta con tener un pequeño jardín, un patio o incluso un balcón para producir sus propios alimentos. De acuerdo con la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030 de las Naciones Unidas, uno de sus principales objetivos es encontrar las formas de producción y consumo responsables. Para esto propone lo siguiente: “el uso eficiente de los recursos y la energía, la construcción de infraestructuras que no dañen el medio ambiente, la mejora de acceso a los servicios básicos y la creación de empleos ecológicos, justamente remunerados y con buenas condiciones laborales”.

No obstante, el primer paso es contar con un área o espacio donde se pueda tener al menos un pequeño cultivo que pueda servir para la siembra desde verduras hasta tubérculos. Lo ideal en esta practica es aprovechar el tiempo para generar un grado de autosuficiencia y generar más espacios verdes necesarios en las grandes urbes.

El segundo paso, es ir aprendiendo en la medida en que se desarrolla la agroecología, de modo que se convierta en un estilo de vida individual y social, pues la pretensión final es que sea un movimiento masivo donde se puedan compartir las actividades que se realicen y, por ende, que todo el mundo vaya entendiendo esto como una necesidad elemental en el ser humano.   

El tercer paso, es disfrutar de los objetivos cumplidos y a través de la experiencia proponer nuevas formas para que la distribución de conocimientos haga de la agroecología un valor humano para las futuras generaciones y así no depender de las grandes industrias.