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La nueva política de drogas en el mundo: el cambio que propone Colombia

Tanto Gustavo Petro como Rodolfo Hernández, candidatos a la Presidencia de Colombia, consideran la legalización o regulación de las drogas como la mejor opción. ¿Qué proponen en materia de política de drogas para hacer de esta una nueva realidad en el mundo?.

Soldados en un cultivo de coca

Foto: Reuters

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández

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Read in english: The New Drug Policy in the World: the Change Proposed by Colombia

El narcotráfico ha sido durante al menos 40 años el mayor flagelo de Colombia. Con nombres como Pablo Escobar, los hermanos Rodríguez Orejuela, así como sus respectivos cárteles (el de Medellín y Cali), el país ‘cafetero’ se volvió famoso ante el mundo, precisamente por el negocio de la droga.

De acuerdo con la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), en 2020 se produjeron más de mil toneladas de cocaína pura en Colombia, cifra que comparada con 2019, cuando hubo 936 mil, representa un aumento del 8 % en la producción de este narcótico.

Así, tal parece que mientras más se lucha en contra de este negocio, más “profesionales” se tornan los delincuentes encargados del mismo; lo que se traduce en mayor producción a lo largo del tiempo.

"Los criminales del narcotráfico siempre han buscado su profesionalización, ellos han ido adaptando muchas de sus prácticas para tratar de aumentar la productividad", dijo el propio presidente de Colombia, Iván Duque, en junio de 2021, en lo que se consideró, por parte de la opinión pública, como una declaración de conformismo y derrota por parte del Gobierno hacia la lucha antidrogas en el país.

¿Adiós a la lucha contra el narcotráfico?

Ante esta realidad, tal parece que Colombia tomará una decisión con la cual dar un giro de 180 grados en la guerra contra las drogas: la legalización o regulación. El próximo 19 de junio los colombianos irán a las urnas para elegir al que será su nuevo presidente: el candidato del Pacto Histórico, Gustavo Petro, o el exalcalde de Bucaramanga, Rodolfo Hernández.

Aunque ambos candidatos han mostrados diferencias radicales en sus propuestas y posturas frente a temas de coyuntura nacional e internacional, lo cierto es que la lucha antidrogas es una situación en la que los dos no quieren seguir ahondando.

Por ejemplo, Petro en su programa de gobierno tiene varios apartados en los que habla del narcotráfico y de la necesidad de “pasar de la guerra fracasada contra las drogas a un proceso integral de sustitución de economías y tierras”, teniendo en cuenta que “el enfoque del prohibicionismo en el tratamiento del problema global de las drogas le impuso a Colombia la guerra en torno a las economías ilegales de la de coca, amapola y cannabis”.

“Esta guerra ha fracasado y el país necesita avanzar hacia un nuevo paradigma que concite la voluntad global y de América Latina hacia una agenda internacional concertada basada en los derechos humanos y la construcción de la paz, la transformación económica de los entornos productores sin criminalización de los cultivadores, la protección de la naturaleza, la regulación, el sometimiento judicial de las organizaciones criminales y el abordaje del consumo como un tema de salud pública”, es lo que indica en su documento.

Por su parte, Rodolfo Hernández no solo planea legalizar el consumo de la droga, sino incluso ha contemplado regalarla para de esta forma, según lo explicó a los medios de comunicación colombianos, “acabar con la demanda” en el país.

“Si a los drogadictos les entregamos la droga gratis, sea intravenosa, de aspiración u oral, se acabó la demanda. Nadie vuelve a comprar. Si no compran porque se la regalan, la oferta se acaba y se acabó la droga. Es la única manera”, explicó Hernández.

Para el Ingeniero (como se le conoce a Hernández en Colombia), las personas adictas deben considerarse como enfermos cuyo tratamiento de rehabilitación debe ser suministrado y acompañado por el Estado mismo. Por esto, en su plan de gobierno contempla “desarrollar un censo de adictos a sustancias alucinógenas”, con el fin de “cambiar el enfoque en el tratamiento y crear centros de atención para adictos”.

“En estos centros, con el acompañamiento de profesionales expertos y la atención integral, se aplicarán procedimientos controlados de las sustancias psicoactivas a las personas adictas, evitando con ello la condición de indigencia y los riesgos que corren al tratar de conseguir sus dosis en las llamadas ‘ollas’”, explica el político de 77 años.

De esta forma, según el documento oficial de su campaña, se podrá arrebatar “los consumidores a la droga y a las mafias del negocio”.

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¿Qué piensa Estados Unidos de esto?

Con los demócratas en el poder, tal parece que Estados Unidos, uno de los países más representativos en la lucha contra el narcotráfico, estaría cediendo de a poco a su legalización.

Cabe recordar que aunque aún no hay una ley nacional que despenalice las drogas en el país, al menos tres cuartas partes de los estados ya han legalizado a la marihuana como droga de uso medicinal, mientras que un tercio de los territorios de Estados Unidos han hecho lo propio con esta droga para fines recreativos. Además, desde 2020 algunos estados aprobaron el uso de drogas un poco más “duras”, como lo es el caso de Oregon que despenalizó el uso de sustancias como la metanfetamina, la heroína e incluso, el “producto colombiano”: la cocaína.

Así, poco a poco, Estados Unidos empieza a ceder en la idea de pasar de la guerra a una regulación, teniendo en cuenta que ya se han visto resultados positivos en cuanto a la marihuana se trata. De acuerdo con la Administración de Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés), en los últimos años el tráfico desde México ha disminuido en un 58 %, pasando de 227 mil kilos incautados en 2020, a 96 mil kilos en 2021 y 22 mil kilos en lo que va de 2022.

Aún con esto, el Gobierno estadounidense ha decidido no ceder completamente en la lucha antidrogas, por lo que todavía seguirá apoyando a Colombia, al menos, en la guerra contra los cultivos ilícitos en ese país. Hace algunos días se conoció que, incluso, dispondrán de drones para contrarrestar esta realidad.

"Las operaciones de erradicación en el país son extremadamente peligrosas. EE.UU. quiere fortalecer la capacidad de la Policía para mejorar las tasas de erradicación y minimizar el riesgo para el personal en el terreno”, dijeron las autoridades desde Estados Unidos.

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