Medio ambiente

Banco Mundial y financiación climática: una herida abierta

Un informe reciente de la Oxfam ha puesto de relieve cómo el Banco Mundial y los países ricos están incurriendo en prácticas de contabilidad poco claras con respecto a los dineros que aportan contra el cambio climático.

Vista de un lago

Foto: Pixabay

LatinAmerican Post | Julián Andrés Pastrana Cuéllar

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Los proyectos de financiación del Banco Mundial, que estarían destinados para la lucha contra el cambio climático, estarían sobredimensionadas y, por ende, se estaría generando una falsa sensación de que sí se está luchando efectivamente contra este grave fenómeno. La opacidad y falta de claridad en cuanto a los fondos que el Banco Mundial aportó para combatir la crisis climática en el año 2020 podría entrañar un error del 40 %, es decir, el equivalente a USD 7 mil millones.

Al menos así se desprende de un artículo de Bretton Wood Project, el cual, a su vez, cita un informe publicado recientemente por la Oxfam. Dicho informe da cuenta de cómo al Banco Mundial, a pesar de ser uno de los mayores aportantes en lo referente a la lucha contra el cambio climático, le ha faltado una mayor transparencia en sus cuentas. El análisis concluye que es necesario que se den las condiciones para que una verificación independiente haga recuperar la confianza en cuanto a las ayudas que la entidad multilateral ha entregado con ese fin.

El Banco Mundial no estaría cumpliendo con sus objetivos orientados a la acción climática

Del estudio de la Oxfam se infiere que el Banco Mundial, lejos de lo que esa misma entidad ha manifestado, no ha cumplido con el objetivo de que el 28 % de su cartera en el año fiscal 2020 se haya dirigido al financiamiento para el clima.

Dicho financiamiento -asegura Bretton Wood Project a partir del análisis del informe de la Oxfam- resulta crucial para que las naciones menos implicadas en el cambio climático se adapten a este fenómeno, a la vez que transformen sus economías sin poner en riesgo el combate a la pobreza. No obstante, la promesa que hicieron los países desarrollados en 2009, de invertir USD 100 mil millones anuales para contrarrestar el calentamiento global, al parecer no se estaría cumpliendo.

Préstamos en lugar de subvenciones agravan el panorama

La situación se agrava si se considera que el 64 % de esos recursos entregados para el financiamiento de acciones a favor del clima se transfirió a través de la figura de instrumentos de deuda que debían ser pagados y no de subvenciones. Al respecto, Nafkote Dabi, responsable de políticas sobre cambio climático de Oxfam International, opina que: “obligar a los países pobres a devolver préstamos para poder hacer frente a la crisis climática a la que apenas han contribuido es algo profundamente injusto. En lugar de prestar apoyo a los países que se enfrentan a sequías, ciclones e inundaciones que continúan agravándose, los países ricos están minando su capacidad para hacer frente a futuros impactos, además de profundizar sus niveles de pobreza”.

Luego de un análisis de los fondos que el Banco Mundial entregó a la lucha contra el cambio climático, la Oxfam pudo concluir que dicho organismo estaría sobreinformando o subinformando la cantidad de dinero aportada para ese propósito, lo que en plata blanca supondría un desfase de USD 7 mil millones. Es decir, que el Banco Mundial no estaría cumpliendo la meta de que el 28 % de su cartera esté representada en recursos contra el cambio climático, sino que esa cifra estaría rondando apenas el 19 %.

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Países ricos también estarían inflando sus aportes

La situación sería más grave si se considera que, a juicio de la Oxfam, también los países ricos estarían incurriendo en prácticas de contabilidad deshonestas que hagan parecer que están llevando a cabo grandes esfuerzos en la lucha contra la crisis climática, cuando en realidad sus verdaderos aportes estarían sobredimensionados, en lo que respecta al año 2020, en un 225 %.

Esto quiere decir que, de los 68.300 millones que los países desarrollados presuntamente habrían aportado para paliar los efectos del calentamiento global en 2020, tan solo se habrían entregado en realidad entre 21.000 y 24.500 millones.

Sobre este punto, Nafkote Dabi asevera que “las contribuciones de los países ricos no solo siguen estando muy por debajo del objetivo contraído, sino que son engañosas al contabilizar la financiación climática de una manera que no es correcta ni adecuada. Estos países están sobreestimando su propia generosidad y pintando un panorama demasiado halagüeño, mientras ocultan la cifra que realmente se destina a los países pobres”.

Este tipo de investigaciones se presentan en un momento crucial, pues los países del sur global han estado poniendo sobre la mesa la necesidad de que la política monetaria internacional, relacionada con el cambio climático, tenga transformaciones. De hecho, este fue uno de los puntos más álgidos durante la COP27, en el cual se estableció que se crearía un fondo para la justicia climática. Asimismo, cabe recordar los discursos que han llegado recientemente desde el gobierno de Colombia, en los cuales se ha pedido renegociar la deuda externa. "El FMI debe iniciar el programa de cambio de deuda por inversión en la adaptación y mitigación del cambio climático en todos los países en desarrollo del mundo. Las políticas de bloqueo económico hoy no favorecen la democracia y van en contra de los tiempos de la humanidad para actuar contra la crisis", dijo Gustavo Petro en su discurso de la COP27.

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