Emiratos Árabes Unidos y COP28: ¿inclusión o greenwashing?
La Cumbre de Sostenibilidad de Abu Dabi inició esta semana para reunir a diferentes empresarios, activistas y representantes oficiales de los estados para hacer una preparación a la COP28 que tendrá lugar en noviembre en Emiratos Árabes. El evento ha causado controversia. Te contamos por qué.
Foto: TW-uaeclimateenvoy
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Emiratos Árabes Unidos (EAU) ganó la candidatura para acoger a la sesión número 28 de la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, más conocida como COP 28. Así, durante el 2023, este país árabe estará encargado de liderar diversos eventos y cuestiones logísticas de cara a la COP 28. En este marco, el lunes 16 de enero se inauguró la Cumbre de Sostenibilidad de Abu Dabi.
En esta semana de la Cumbre de Sostenibilidad se abordarán temas relacionados con la adaptación climática, la descarbonización de las ciudades e industrias, la seguridad alimentaria y la energía limpia. De hecho, una de las primeras grandes noticias que ha dejado la cumbre es la creación de un grupo de expertos, entre representantes de los gobiernos y empresarios de EAU y EE.UU, que coordinará la Asociación para Acelerar la Energía Limpia (PACE). Se tratará de un organismo bilateral creado a finales de 2022 que pretende generar 100 gigavatios (GW) de energía limpia para 2035.
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El director de la empresa petrolera de Emiratos Árabes Unidos será el presidente de la COP28
Una de las decisiones más controversiales que ha tomado EAU es designar a Sultan al Jaber, director ejecutivo de la empresa petrolera nacional de Emiratos Árabes Unidos, llamado Abu Dhabi National Oil Company ADNOC, como el presidente designado de la COP28. Es paradójico que, aun conociéndose que el uso de los combustibles fósiles es el gran causante del cambio climático, el presidente de la COP vaya a ser el director de una empresa petrolera. Sin embargo, así parece que sucederá.
De hecho, Sultal al Jaber, quien es también Ministro de Industria y Tecnología Avanzada, ya se ha reunido con delegaciones oficiales. Entre ellas, ha estado con Sameh Shoukry, el ministro de Egipto que fue presidente designado de la COP27. Este último, también cuestionado por su rol en la COP27 y por la organización del evento, que reprimió a activistas y periodistas.
Frente a este nombramiento, diversas organizaciones se han manifestado para mostrar preocupación y cuestionar la decisión. Es el caso de Amnistía Internacional, la cual rechaza el nombramiento. “El hecho de que EAU sea un importante productor de petróleo no es un buen presagio para los resultados de la COP28 y el nombramiento del director de la empresa petrolera nacional intensificará los temores de que EAU utilice su presidencia de la COP28 para fomentar los intereses de los combustibles fósiles”, señala Chiara Liguori, asesora de política sobre cambio climático de Amnistía Internacional.
Asimismo, Tracy Carty, experta en Política Climática de Greenpeace Internacional, manifestó su rechazo por el nombramiento. "Esto sienta un precedente peligroso, que pone en riesgo la credibilidad de los Emiratos Árabes Unidos y la confianza que la ONU ha depositado en ellos en nombre de las personas, las generaciones actuales y futuras". Además, señaló que en la COP28 se deben abordar compromisos para la eliminación gradual de los combustibles fósiles. "No hay lugar para la industria de los combustibles fósiles en las negociaciones climáticas globales”, señaló.
Por su parte, Tasneem Essop, director ejecutivo de Climate Action Network, denunció el evidente conflicto de intereses,. Asimismo, como portavoz de una organización que reúne a 1.900 organizaciones no gubernamentales de 130 países, pidió a Sultan Al Jaber renunciar a su cargo como presidente de la COP28.
Aunque la decisión de elegir a Emiratos Árabes Unidos como la sede de esta conferencia ha sido defendida por vincular al mundo árabe a las conversaciones climáticas de las Naciones Unidas, lo cierto es que deja más inconformidad que satisfacción. Las evidencias apuntan a que prevalecen los intereses económicos por encima de los científicos y ambientales. Además, demuestra que el lobby de las petroleras sigue siendo potente.
Por más comprometidas que se digan las economías y empresas que han sido altamente contaminantes en hacer una transición energética ecológica, lo cierto es que no deberían liderar estos espacios. Hay un conflicto de intereses evidente, que además supone una ofensa para todas las comunidades verdaderamente golpeadas por el cambio climático, los activistas ambientales y los ciudadanos que esperamos cambios y compromisos reales. Realmente, debería haber mayores espacios en la toma de decisiones para los y las líderes sociales, los y las campesinas, las comunidades indígenas, que protegen sus territorios, y la comunidad científica, comprometidas con los objetivos que se deben cumplir para desarrollar resiliencia ante el cambio climático y frenar la devastación del planeta.