Las brechas de género siguen siendo impresionantemente grandes
El último informe del PNUD señala que el “25% de las personas cree que está justificado que un hombre golpee a su mujer”. Las brechas de género continúan afectando la vida de las mujeres.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Quizás suene absurdo, pero que el 25% de las personas encuestadas piensa que está justificado que un hombre golpee a su esposa o pareja es tan solo uno de los preocupantes datos que arroja el informe sobre el Índice de Normas Sociales de Género del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). A pesar de que a simple vista parece que el panorama de brechas de género ha mejorado, este informe revela una cruda realidad: los prejuicios contra las mujeres no han mejorado en la última década e, incluso, los movimientos contra la igualdad de género ganan cada vez más terrenos en algunos países.
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Una situación crítica
Para el PNUD, estos datos muestran un estancamiento en la última década respecto a la igualdad de género y, en ese orden de ideas, derechos humanos. Para la organización, esta situación es crítica por las alarmantes cifras que arroja la Encuesta Mundial de Valores, que cubre el 85% de la población mundial. Las brechas de género siguen siendo alarmantes.
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9 de cada 10 hombres y mujeres mantienen actualmente un sesgo contra las mujeres.
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La mitad de la población mundial considera que los hombres son mejores líderes políticos que las mujeres.
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Más del 40% de la población cree que los hombres son mejores o más adecuados que las mujeres en cargos ejecutivos empresariales.
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El 25% de la población opina que está justificado que un hombre golpee a una mujer. Más específicamente, si estos están casados.
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El 90% de los encuestados tiene, al menos, un prejuicio en contra de las mujeres en alguno de los cuatro enfoques del estudio: político, educativo, económico y de integridad física.
Estos datos se relacionan con las alarmantes cifras de violencia de género alrededor del mundo, sobre todo en países en vías de desarrollo e, incluso, en países en donde existe una avanzada de movimientos sociales a favor de los derechos de las mujeres. Para Pedro Conceição, Director de la Oficina del Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD, la falta de normas sociales de género se conecta con lo que él llama una crisis de desarrollo humano. “En el Índice sobre Desarrollo Humano (IDH) de 2020, descendieron los valores por primera vez en la historia del informe, y lo mismo ocurrió el año siguiente”, afirma el experto. En este sentido, la falta de derechos para las mujeres resulta en una falta de derechos humanos que socavan profundamente en la igualdad de todas las comunidades.
Por otro lado, estos prejuicios no solo retrasan la posibilidad del acceso completo a derechos humanos para las mujeres, sino que abren camino libre para distintas violencias de género que ponen en riesgo la vida de las mujeres alrededor del mundo. Asimismo, podrían darse retrocesos en la eliminación o disminución de las brechas de género.
Falta de esfuerzos gubernamentales
El informe se detiene a revisar cuáles son las causas de este estancamiento y señala la falta de normas sociales y políticas públicas que garanticen el acceso a derechos por parte de las mujeres. Por ejemplo, destaca que en la actualidad las mujeres están más cualificadas y preparadas que nunca y que, incluso, hay 59 países en los que tienen más estudios que los hombres. Sin embargo, “la diferencia media de ingresos entre hombres y mujeres sigue siendo del 39% a favor de los hombres”.
Esto demuestra la poca atención que ponen los gobiernos en crear un ambiente político y social en el que exista la equidad de género. Si bien son muchas las mujeres que todos los días luchan por sus derechos, la falta de políticas a su favor fortalece una cultura de discriminación y violencia que es alimentada por los detractores que están convencidos de que estos prejuicios son realidades y ven en la lucha de la mujer, una amenaza.
Este informe deja ver la realidad respecto a la posición de la mujer en la actualidad y demuestra que, en efecto, todavía hay mucho por hacer.