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¿Cómo es la navidad en países con minorías cristianas?

En LatinAmerican Post hicimos un recorrido por tres países que, aunque una parte de su población es cristiana, deben ser muy sigilosos para disfrutar esta celebración; en algunos pueden terminar hasta presos.

Vista de una calle en China

Foto: Unsplash

LatinAmerican Post | Christopher Ramírez Hernández

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El próximo 25 de diciembre se celebra en todo el mundo occidental la Navidad, una festividad que, en medio de la algarabía, baile, cantos, cenas y regalos, tiene un trasfondo religioso propio de la cultura cristiana: el nacimiento de Jesús.

Para los cristianos, esta fue la fecha en la que ‘El Salvador’ nació hace exactamente 2022 años (según el calendario gregoriano) en un pesebre de Belén (ciudad cercana a Jerusalén) durante el dominio del antiguo Imperio Romano.

Ahora bien, aunque esta religión mueve la fe de más de 2.400 millones de personas, según cifras del Pew Research Center, hay que recordar que actualmente hay más de 8 mil millones de seres humanos habitando el planeta Tierra, por lo que son varios los países que practican otra religión (como el budismo, el islamismo o el hinduismo como las más populares. Por ende, no tienen entre sus planes celebrar el nacimiento de ‘El nazareno’.

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Sin embargo, varias de estas naciones cuentan con una pequeña minoría que cree en Jesús y en sus enseñanzas, por lo que sus gobiernos, en pro de defender el derecho a la libertad religiosa, no ponen impedimento para que esas personas celebren la Navidad. No obstante, hay otras que, en realidad, odian tanto esta fecha que la prohíben por todos los medios.

Navidad en China

Uno de estos países, por supuesto, es la República Popular de China, en la que existen religiones variadas como el budismo, el taoísmo y el islam, así como una pequeña cuota de cristianismo dividido entre el catolicismo y el protestantismo.

Aunque la Constitución de ese país asegura que “el ciudadano de la República Popular China goza de libertad de credo” y que “ningún organismo estatal, organización social o individúo puede obligar a ciudadano alguno a profesar o no cierta religión, ni puede discriminar a los ciudadanos creyentes o no creyentes”, lo cierto es que actualmente la realidad es otra.

Desde diciembre de 2017, el Partido Comunista liderado por el máximo dirigente de China, Xi Jinping, inició prohibiendo la celebración navideña a cualquier miembro de esta colectividad, asegurando que dicha festividad no es más que el “opio espiritual”. “Al acercarse la Navidad, los líderes y funcionarios de todos los grados deben promover la cultura tradicional china, y asumir la tarea de construir una casa espiritual para el pueblo”, cita el documento oficial expedido en ese entonces.

Sumado a esta decisión, varias instituciones, tanto gubernamentales como “privadas”, tuvieron que desligarse totalmente de esta tradición. Por ejemplo, una empresa en Gansu tuvo que retirar de su catálogo web el árbol de Navidad, mientras que una universidad en Shenyang hizo lo propio: “En los últimos años, algunos jóvenes han celebrado, ciegamente, fiestas religiosas occidentales como la 'Silent Night' -el término chino para la Nochebuena- y el día de Navidad, como resultado del clamor comercial que gira en torno a la cultura occidental”.

Lo mismo ocurre con algunos lugares de índole religiosa, como las iglesias cristianas, a los que llegaron advertencias por parte de las autoridades chinas, en las que los exhortan a no celebrar públicamente la Navidad con el fin de evitar represalias en su contra, según informó la agencia RFA. "Tenemos miedo de reunirnos en público (porque tales reuniones) han sido designadas reuniones ilegales", dijo un pastor al citado medio.

Por esta razón, desde 2019 es común que los creyentes cristianos prefieran hacer sus celebraciones de forma clandestina, con el fin de evitar problemas con las autoridades de su país.

Corea del Norte

Para nadie es un secreto las implicaciones que tiene ser creyente en Corea del Norte, y por supuesto la Navidad no es la excepción, especialmente con la llegada de Kim Jong –un al poder. El máximo líder de los norcoreanos decidió acabar con las festividades navideñas en su país desde 2016, cuando reemplazó esta celebración por la del nacimiento de su abuela, Kim Jong-suk.

En realidad, la determinación del dictador fue “prohibir cualquier reunión relacionada con la bebida, el canto y otros entretenimientos”, según explicó la agencia Yohap, siendo la Navidad una fiesta bastante ruidosa para el régimen de ese país.

Con todo esto, son varios los hoteles que aún cuentan con árboles de Navidad y luces en sus fachadas, aunque en realidad esto solo se hace con el consentimiento de las autoridades de Pyongyang (capital norcoreana) como excusa para atraer turistas a la ciudad.

Así, los cristianos del común deben tener mucho cuidado en caso de querer celebrar el nacimiento de Jesús, pues tal como reportó el New York Post, varias personas han terminado presas a causa de esta festividad.

Tayikistán

Por último, está Tayikistán, un país que aunque no es el más sonado en las noticias internacionales, sí es famoso por sus polémicas restricciones en contra de la Navidad, y la vida social en sí.

Para el Gobierno de ese país, especialmente el Ministerio de Educación, es inaudito que los más jóvenes sean inmiscuidos en fiestas religiosas como la Navidad, a la que tildan de ser un detonante para el irrespeto de la cultura laica que su Constitución defiende.

En ese sentido, es ilegal el uso de fuegos artificiales, comidas alrededor de una celebración, la entrega de regalos alrededor de los árboles, entre otros actos propios de esta festividad. De hecho, desde 2015 es ilegal el empleo de árboles de Navidad en todas las instituciones educativas del país.

Además, también va en contra de la ley hacer uso de la imagen del Padre Frost (la versión rusa de Papá Noel) en la televisión, así como disfrazarse de este personaje. Esta iniciativa nació tras el asesinato de un hombre vestido como el ‘Santa Claus ruso’, en medio de una riña callejera en 2011.

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