AMÉRICAS

Coronavirus: 5 crisis distintas en una misma región

El Coronavirus en América Latina ha dejado ver aparentes nuevos problemas que están llevando a crisis internas en algunos países

Jair Bolsonaro, presidente de Brasil.

El presidente de Brasil, ha sido duramente criticado por el manejo que ha dado a la pandemia desde que conoció el primer caso en su país. / Foto: Reuters

LatinAmerican Post | Juliana Suárez

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Además de problemas generales como el desempleo o la crisis económica que se avecina, en la región más desigual del mundo se han comenzado a entrever problemas de cada gobierno que se han visto reflejados en el manejo de la crisis por el coronavirus.

La presidencia de Bolsonaro

La crisis sanitaria ha puesto en jaque a Jair Bolsonaro, quien ha sido criticado por su manejo frente al COVID-19, lo que ha llevado a que el epicentro de la pandemia esté ahora en Sur América. Algunos expertos han afirmado que es posible que Bolsonaro no pueda terminar su período presidencial dada la crisis gubernamental que viene manejando.

A las ya constantes declaraciones del presidente sobre el coronavirus y en contra de las medidas, en los últimos días se  sumó una nueva polémica en relación a la Policía Federal. Semanas atrás, después de que renunciara el entonces ministro de Justicia y juez que investigó la operación Lava Jato, se inició una investigación contra Jair Bolsonaro por interferir presuntamente en la justicia ya que sus hijos están siendo investigados. 

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En días pasados, gracias a la orden de un juez del Tribunal Supremo Federal, fue publicado un video que sería prueba para demostrar que Bolsonaro ha interferido en la justicia para beneficio propio y de su familia. En él, arremete contra los servicios de inteligencia y la Policía Federal (PF). Asimismo afirmó: "Ya intenté cambiar a gente de nuestra seguridad en Rio de Janeiro, oficialmente, ¡y no lo conseguí! ¡Eso se acabó!". Esto sería prueba a las acusaciones de Moro, quien renunció después de que Bolsonaro destituyera al director de la PF sin razón aparente, por ser quien llevaba la investigación contra sus hijos.

Nuevas protestas

Tras las protestas de las semanas pasadas en Chile, llegaron nuevas protestas a Ecuador. Después de la crisis que tuvieron hace unos meses por la cantidad de muertos en las calles, lo que evidenciaba que las capacidades de su sistema de salud habían sido excedidas, una nueva crisis vuelve a golpear al país presidido por Lenín Moreno. 

Miles de personas se reunieron a protestar contra las medidas económicas que fueron anunciadas. Entre ellas, se anunció la “disminución salarial, eliminación de puestos en el sector público, reducción del dinero para las universidades y cierre de empresas estatales”, según BBC; todo esto como respuesta a la pandemia. El presidente Moreno afirmó que las decisiones tomadas podrían no ser aceptadas por toda la población pero eran necesarias para manejar la crisis económica que se viene por delante.

Sistema de salud en peligro

En Chile, el aumento de casos lo han convertido en uno de los países del epicentro de la pandemia actualmente. Desde hace al menos 10 días, el aumento exponencial de los casos por día han preocupado en algunas partes del país, especialmente en la capital. Actualmente, el país suramericano tiene más de 90 mil casos, convirtiéndose en el tercer país con más contagios de América Latina, solo por debajo de Brasil y Perú.

Según RT, en la semana pasada los casos de hospitalización por COVID-19 aumentaron en un 47%, lo que está causando que el sistema de salud de Chile llegue a su límite.  En un informe de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Chile advirtió que el sistema de salud chileno colapsaría esta semana, basándose en las camas UCI que hay y las que ya están ocupadas. La Federación Médica advirtió que no tienen más capacidades y siguen llegando personas con graves afectaciones que necesitan las camas. En algunos hospitales de la capital ya han tenido que decidir qué pacientes podrán ocupar las últimas camas, pues no hay espacio para todos los que las necesitan.

Ante esto, el presidente Piñera afirmó que "Estamos muy cerca del límite, porque hemos tenido un incremento muy grande en las necesidades y demandas de atención médica, y en camas de unidades de cuidados intensivos y respiradores". Para contrarrestar lo anterior, el gobierno inauguró un hospital de campaña en Santiago de Chile.

Dos aproximaciones opuestas a una misma crisis

Nicaragua y El Salvador son dos casos de manejo totalmente opuesto de la crisis del COVID- 19. El primero no ha decretado ninguna medida de cuarentena o distanciamiento social y por muchos días al comienzo de la emergencia en América Latina no salió a dar declaraciones. El segundo, por el contrario, ha tomado medidas drásticas desde el inicio, incluso desde antes de conocerse los primeros casos.

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Cada uno de estos presidentes, a su manera, ha logrado instaurar una sensación de temor en sus ciudadanos.

El gobierno de Daniel Ortega, en Nicaragua, fue partícipe de una polémica al inicio de la contingencia en la región pues su vice presidenta pidió al pueblo que saliera a las calles a marchar en contra del virus, lo que iba en contra por completo de las indicaciones para evitar su propagación. Adicional a esto, el país nunca vio una cuarentena obligatoria. 

Esta semana, el 26 de mayo, Ortega publicó lo que llamó el “libro blanco”, en donde defiende las decisiones que ha tomado. Esto, ya que ha sido criticado por distintos gobiernos de la región, así como por organizaciones como la Organización Panamericana de la Salud (OPS), la Comisión Interamericana de DDHH y Human Rights Watch. En ese documento, el gobierno afirma que se ha basado en una estrategia de equilibrio entre los impactos de la salud y los impactos económicos.

Por el contrario, el presidente de El Salvador, Nayib Bukele, tomó medidas drásticas desde el inicio de la contingencia. Una de sus principales medidas fue cerrar las fronteras aéreas desde muy temprano, para impedir que hubiera casos importados. Sus decisiones las respaldó con el hecho de que El Salvador tiene un precario sistema de salud y no podían arriesgarse a que éste colapsara. 

Desde marzo, los ciudadanos de El Salvador están en una de las cuarentenas más restrictivas de la región. Lo que preocupa a muchos de sus ciudadanos, además de la imposibilidad de conseguir un sustento ya que la mayoría de su población vive del día a día, es la represión con la que actúa el gobierno para evitar el incumplimiento. La presencia de miembros de la policía y ejército armados en las calles revisando que las personas cumplan la drástica cuarentena ha sido motivo de preocupación para los salvadoreños. 

Bukele ha afirmado que después del 6 de junio se reevaluará si la cuarentena obligatoria puede comenzar a relajarse pero dijo que “por más que griten los empresarios, no es tiempo de abrir”.

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