Mueren cuatro venezolanos y 20 desaparecen al intentar llegar a la isla holandesa de Curazao

En los años 90, el mundo fue testigo del drama de miles de cubanos que arriesgaban su vida para recorrer, en precarias embarcaciones, los más de 200 kilómetros que separan la isla de las costas de Florida; el sueño por conseguir un futuro mejor era más fuerte que los peligros a los que se exponían al cruzar esas aguas.  

Casi treinta años después, la profunda crisis política, social y económica que está sufriendo Venezuela puede ser el detonante de un nuevo exilio de miles de ciudadanos de ese país hacia las islas del Caribe holandés: Curazao, Aruba y Bonaire.

Las autoridades curazoleñas confirmaron el hallazgo de cuatro cuerpos, dos hombres y dos mujeres, en la costa de la pequeña isla, así como la desaparición de otras 20 personas, todas ellas tripulantes de la embarcación. Todo parece indicar que el barco chocó contra unas rocas cuando ya tenían la costa a la vista, hundiéndose con rapidez. El buque había zarpado de San José de la Costa, en el estado de Falcón, al parecer iba con sobrepeso y eso facilitó la tragedia. Los familiares de las víctimas se han trasladado a la capital de ese estado, La Vela de Coro, para denunciar su desaparición.

La Guardia Costera de Curazao ha confirmado que en los últimos meses han tenido mucho trabajo intentando contener la llegada masiva de inmigrantes venezolanos, a quienes reciben y automáticamente deportan por estar indocumentados; estos pagan unos $100 dólares para tener un sitio en las embarcaciones. Alguno informes revelan que en la vecina isla de Aruba, de apenas 180 km², podrían estar viviendo hasta 12.000 venezolanos.

Roderick Gouverneur, oficial de la Guardia Costera del Caribe holandés, advierte del peligro: “las aguas que rodean estas islas son muy difíciles para la navegación, sobre todo para aquellos tripulantes que no conocen las rutas marítimas, es muy fácil encallar en las rocas”.

Esta tragedia ha tenido lugar casi al mismo tiempo en el que Nicolás Maduro anunciaba el cierre temporal de todas las comunicaciones de Venezuela con Aruba, Curazao y Bonaire con el argumento de controlar el tráfico de productos venezolanos hacia estas islas holandesas, lo que ha generado tensiones con las autoridades de estos territorios. A pesar de que el director de Protección Civil de Venezuela, Gregorio Montaño, ha reconocido este naufragio, los altos cargos del país no han dicho nada sobre el accidente.

Si la situación es complicada en el mar, en tierra firme no es mucho mejor. Tras una Navidad complicada y triste para muchos venezolanos, en las fiestas del día de Reyes se han vuelto a producir desórdenes y saqueos por la escasez y la falta de alimentos. Los asaltos a camiones que transportan comida o papel higiénico son cada vez más frecuentes y se están produciendo en distIGNORE INTOs puntos del país.

Mientras se conoce el verdadero alcance del naufragio, muchos se preguntan si este es un caso aislado o realmente es el comienzo de un nuevo éxodo a través del mar como el que casi cada semana nos relataban las crónicas sobre los balseros cubanos.

Latin American Post | José María González Alonso

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