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Líder boliviano surge del corazón del movimiento cocalero con un sueño presidencial

Con profundas raíces en el movimiento cocalero de Bolivia y una trayectoria política ligada al expresidente Evo Morales, el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, sorprendió al país al anunciar su candidatura para las elecciones generales de agosto, forjando un camino audaz e independiente.

Más allá de Evo Morales

Nacido en 1988 en Sacaba, un pueblo enclavado en el corazón del Trópico de Cochabamba, Andrónico Rodríguez creció rodeado de la tradición cocalera que más tarde marcaría su carrera política. Esta región, conocida por su abundante producción de hoja de coca, también es la base de poder histórico del expresidente Evo Morales, quien lideró Bolivia entre 2006 y 2019. La influencia de Morales en la zona, a través de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, ha sido clave para consolidar el movimiento cocalero como una fuerza política poderosa en el país.

Los padres de Rodríguez, Carlos Rodríguez y Sinforosa Ledezma, eran productores cocaleros. Desde pequeño, Andrónico asistía a reuniones sindicales porque ya estaba comprometido con el movimiento. En ese momento no esperaba asumir un rol de liderazgo. A los ocho años, su familia se mudó a Entre Ríos, una zona crucial para la economía cocalera. Ese cambio le permitió conocer más de cerca las realidades sociales y económicas del campo boliviano.

Decidido a ampliar sus horizontes más allá del sindicalismo local, Rodríguez estudió Ciencias Políticas en la Universidad Mayor de San Simón (UMSS), de donde se graduó en 2011, logro que describe como “un paso adelante” para su familia. Según datos del Senado de Bolivia, posteriormente obtuvo una maestría en Seguridad, Defensa y Desarrollo en la Escuela de Altos Estudios Nacionales.

A pesar de sus estudios académicos, su vocación principal siguió siendo el movimiento cocalero. Tras ascender en grupos estudiantiles y juveniles, en 2013 fue nombrado secretario de actas de la Central Primera Manco Kapac B. Este cargo allanó el camino para que se convirtiera en representante máximo de la Federación Mamoré Bulo Bulo, una de las federaciones clave del movimiento cocalero en Cochabamba.

En octubre de 2018, fue elegido vicepresidente de la Coordinadora de las Seis Federaciones del Trópico de Cochabamba, organización tradicionalmente presidida por Morales. Reelecto en 2021 y 2023, Rodríguez empezó a ser visto como el “heredero” del liderazgo de Morales entre las bases, especialmente por su capacidad para movilizar movimientos sociales y negociar con autoridades nacionales.

Distancia de Morales y Arce

En medio de los giros turbulentos de la política boliviana, Rodríguez alcanzó notoriedad nacional en 2019. Fue candidato al Senado por el Movimiento al Socialismo (MAS), el partido de Morales, en unas elecciones que luego fueron anuladas tras la crisis que obligó a Morales a renunciar. Alegatos de fraude por parte de la oposición y denuncias de “golpe de Estado” por parte de los seguidores de Morales provocaron una convulsión nacional que desembocó en el gobierno interino de Jeanine Áñez (2019–2020).

Durante las protestas contra el gobierno de Áñez, Rodríguez se mantuvo junto a los líderes cocaleros exigiendo el retorno al orden constitucional, lo cual reforzó su apoyo entre los seguidores del MAS. En las elecciones de 2020, su nombre se barajó brevemente como posible candidato presidencial del partido. Sin embargo, Morales optó por su exministro de Economía, Luis Arce, y Rodríguez volvió a postularse al Senado, resultando electo.

Tras la victoria del MAS, fue elegido presidente del Senado en noviembre de 2020, cargo que ha ocupado durante toda la legislatura. En dos ocasiones, en 2022 y 2023, asumió temporalmente la presidencia del país cuando Arce y Choquehuanca estaban en el extranjero, lo que resaltó su peso dentro del MAS y avivó rumores sobre una posible candidatura propia.

En entrevista con EFE, Rodríguez declaró: “Siempre he sido respetuoso con mi mentor Evo Morales, pero llega un momento en que uno debe pensar en lo que es mejor para el país y para el movimiento en su conjunto”.

Las tensiones dentro del partido se intensificaron a medida que se enfrentaban facciones leales a Morales y otras que respaldaban a Arce por el control del liderazgo del MAS y la definición de candidaturas para agosto. Consciente de estos conflictos, Rodríguez evitó involucrarse en las disputas. “Necesitamos unidad”, dijo a EFE, “pero unidad no significa ignorar la voluntad del pueblo ni las demandas de las bases cocaleras”.

Un camino independiente hacia la presidencia

Rodríguez ha enfrentado diversas controversias públicas. En 2020, generó polémica al hacer una reverencia profunda ante el rey Felipe VI de España en el aeropuerto de La Paz durante los preparativos para la posesión de Luis Arce. Críticos de todo el espectro político consideraron el gesto contradictorio con el discurso de “descolonización” promovido por Morales durante sus casi 14 años de gobierno.

Otra declaración que generó críticas fue cuando calificó como “anti-hombres” a la ley boliviana destinada a prevenir la violencia de género. Organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos repudiaron sus palabras, destacando la necesidad urgente de reforzar la protección frente al aumento de la violencia contra las mujeres.

Aun así, Rodríguez ha mantenido un respaldo sólido, sobre todo entre la juventud rural de zonas cocaleras. Estos sectores lo ven como un puente entre la historia de Morales y el futuro del movimiento. Ha prometido justicia social y mejora económica, principios fundamentales del movimiento cocalero que conectan con las comunidades rurales en busca de nuevos liderazgos.

Luego de tensiones internas en el MAS, se hicieron públicas diferencias más profundas con Morales. Facciones duras del partido lo acusaban de ser demasiado complaciente con Arce, mientras que seguidores de Arce cuestionaban su cercanía con Morales. Frente a estas presiones, Rodríguez tuvo que elegir entre seguir leal a Morales o forjar su propio camino político.

Eligió lo segundo. El 3 de mayo, en una ceremonia en Oruro, anunció oficialmente su candidatura a las elecciones generales de agosto. “Respeto a mi mentor, pero es hora de un nuevo capítulo”, dijo a EFE, destacando su intención de “servir al país de forma más directa”.

Con la carrera electoral en marcha, tanto analistas como ciudadanos se preguntan con qué partido se presentará Rodríguez. ¿Creará una nueva plataforma? ¿Se unirá a una facción menor? ¿Buscará alianza con sectores disidentes del MAS? Hasta ahora, no ha dado detalles. Lo único claro es que dejó la sombra de Morales para perseguir sus propias aspiraciones.

Sea cual sea su camino, Rodríguez ya hizo historia como uno de los presidentes del Senado más jóvenes. Es un líder que combina formación académica con militancia sindical de base. Su candidatura representa un giro significativo para el MAS y para toda la política boliviana. La gran incógnita es si el movimiento cocalero, ahora fragmentado, podrá unirse en torno a un nuevo rostro que, aunque se inclinó ante un rey, también se plantó frente a un gobierno interino.

Observadores señalan que su éxito dependerá de su capacidad para atraer tanto a las bases rurales leales a Morales como a las clases medias urbanas que se desencantaron con la inestabilidad política de los últimos años. Por ahora, camina una línea delicada: respetar el legado de Morales sin ignorar el llamado al cambio que crece dentro del MAS.

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Bolivia se prepara para las elecciones de agosto. Andrónico Rodríguez se acerca a una nueva etapa. Su mentor transformó al país; ahora, el joven senador podría representar el giro que muchos bolivianos esperan. Si logrará reemplazar o complementar el legado de Morales es una pregunta que el pueblo podrá responder pronto en las urnas.

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