Biodivercities: el proyecto latino que combina cemento y naturaleza
Cada vez se gestionan más estrategias para hacer de la naturaleza una aliada del desarrollo social y económico de una ciudad, y no verla como una enemiga. Te contamos a qué hace referencia el proyecto de las biodivercities.
Foto: Foro Económico Mundial
LatinAmerican Post | Christopher Ramírez
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Desde hace un par de años, el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés), ha venido hablando de las Biodivercities (o BiodiverCiudades en español), un concepto con el que se pretende mejorar la relación entre las ciudades (y su crecimiento) con el medioambiente. Dicho concepto, que es más un programa que el WEF creó en apoyo con el Gobierno colombiano, tiene como fin demostrar que el cemento y la naturaleza pueden ir de la mano, siempre y cuando el primero se planee en pro de mantener y promover el cuidado de la segunda.
“Las ciudades son el motor de la economía global, contribuyendo con el 80 % del PIB mundial, pero su crecimiento exponencial en las últimas décadas se ha producido a expensas de la naturaleza”, explica el informe de “BiodiverCities para 2030: Transformando la relación de las ciudades con la naturaleza”
¿Por qué es importante evolucionar hacia una biodivercity?
De acuerdo con esta organización internacional, más del 50 % de la población mundial vive en ciudades. Ahora, se espera que en poco menos de 30 años (2050), dicha cifra aumente a un 68 %, es decir, a casi 7 mil millones de personas. Este crecimiento poblacional es proporcional a la forma como el “entorno construido ha crecido en dos tercios en los primeros 12 años del siglo XXI, lo que ha provocado la degradación de los ecosistemas locales y la pérdida de hábitats”.
Asimismo, “las áreas urbanas también son responsables de más del 75 % de las emisiones globales de carbono, lo que acelera el cambio climático y provoca una mayor pérdida de la naturaleza”.
Pensando en esto, el Foro, en colaboración con el Ejecutivo colombiano y el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, creó una comisión de más de 30 personas, cuyos miembros son expertos de los “sectores público y privado, la academia y la sociedad civil”. La idea es que este equipo humano logre recopilar información que sirva para originar prácticas sostenibles e inclusivas, que hagan de la naturaleza el centro de atención al momento de desarrollar las ciudades en el planeta. En pocas palabras, generar alternativas que permitan alcanzar un desarrollo urbano positivo.
“Lo que se quiere es reconectar el entorno construido con la naturaleza; dar igual acceso a la naturaleza a todos los habitantes de las ciudades, y fomentar una economía basada en el uso sostenible de esta”, fueron las palabras que dio el expresidente de Colombia, Iván Duque, durante su intervención en el Foro de Davos en enero de 2022. En ese momento, se explicó el proyecto. No obstante, su proyección es a 2030.
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¿Cómo se puede ser una BiodiverCity?
En dicha intervención, que se encuentra publicada en la página web del Foro Económico Mundial, se especifica que para que una ciudad empiece a evolucionar en una ‘BiodiverCity’, lo primero que debe hacer es cambiar su enfoque de uno menos consumista a uno más natural. Por esto, el término a tener en cuenta en esta situación es el de “soluciones basadas en la naturaleza” (SbN).“Al cambiar la inversión a SbN para infraestructura, las ciudades pueden aprovechar los ecosistemas naturales para proporcionar las funciones clave de las intervenciones grises convencionales”, indicó Duque en su momento.
Para el Instituto de Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt, el enfoque de biodivercitie es restablecer el equilibrio entre desarrollo urbano y preservación de la biodiversidad. "Sanar los vínculos urbano-rurales; desarrollar modelos de economía circular y acciones innovadoras para la competitividad económica; mejorar los esquemas de gobernanza que promuevan soluciones basadas en la naturaleza; y promover una nueva mentalidad y un nuevo conjunto de valores", señalan.
En ese sentido, lo que se busca con este proyecto es que los gobiernos no piensen en el “cambio verde” como un gasto que impedirá el desarrollo social, sino como una oportunidad para cuidar el planeta con la naturaleza como “una ventaja competitiva”. De hecho, con las SbN centradas en la infraestructura de una ciudad, dicha actividad podría costar un 50 % menos que “las alternativas grises por sí solas”. Además, genera un 28 % más en otros valores agregados como disminución en la huella de carbono, limpieza del agua y aire, mejor salud de la población y crecimiento social y económico en sectores aliados de la construcción como los bienes raíces y el turismo.
Así, las “ciudades esponja” en China, las cuales ayudan a evitar inundaciones mientras recolectan el agua en el subsuelo con el fin de reforzar los acuíferos para las épocas de sequía; o las “dietas de salud planetaria” en Ciudad Quezon (Filipinas) y Copenhague (Dinamarca) con la que se busca mejorar las prácticas agrícolas y agropecuarias en pro de disminuir los gases de efecto invernadero y la pérdida de biodiversidad, son algunos ejemplos de cómo una ciudad puede apostarle a la naturaleza como recurso valioso, tanto económica como éticamente.
Como parte de este proyecto, se ha publicado un libro que pretende funcionar como una guía para la formulación de políticas públicas y la planificación en las ciudades.