Conservación de especies ¿es bueno moverlas a otro entorno para salvarlas?
Mover las especies en peligro a otros ecosistemas es un debate actual en la ciencia ¿Es esta una buena alternativa ante la creciente pérdida de biodiversidad? Te contamos más sobre la conservación de especies.
Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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El aumento de las temperaturas y la degradación de los ecosistemas amenaza la supervivencia de muchas especies de fauna y flora en diversas regiones. De hecho, múltiples evaluaciones han determinado que cada vez se pierde la biodiversidad con mayor velocidad. El reciente informe Planeta Vivo 2022 del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) señala que, de acuerdo a su Índice Planeta Vivo (LPI) que muestrea poblaciones de mamíferos, aves, peces, reptiles y anfibios, hay una "disminución promedio del 69 % en las poblaciones de vida salvaje controladas desde 1970". Esto supone un reto para las y los científicos, y para la creación de políticas de conservación de especies, que buscan implementar planes para salvarlas. Por eso, constantemente se evalúan diversas opciones que puedan funcionar para este fin.
De acuerdo con la Escuela de Medioambiente de la Universidad de Yale, los funcionarios de Estados Unidos están proponiendo reglas que les permitirían recurrir a la migración asistida como una herramienta de conservación más frecuente. No obstante, también señalan que se trata de una medida controvertida, pues también implica riesgos, que podrían terminar siendo contraproducentes para la crisis de pérdida de biodiversidad. "Fish and Wildlife sugirió una revisión de sus regulaciones que le permitiría mover especies más allá de su rango histórico, calificándolo como un paso 'necesario y apropiado' en respuesta a las amenazas gemelas del cambio climático y las especies invasoras", señala Yale.
No obstante, no se trata solo de un tema analizado en Estados Unidos. El debate sobre si es apropiado o no utilizar esta estrategia como una opción más frecuente está abierto.
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Un riesgo complejo de analizar
Una de las mayores dificultades frente a la migración asistida es medir el impacto que podría tener la especie trasladada dentro de su nuevo ecosistema. Pese a que en diversas partes se han hecho pruebas o migraciones, no hay una norma general en el comportamiento e impacto. Por lo tanto, es difícil establecer protocolos. Al respecto, un estudio hecho por científicos, de varias universidades, para el Sistema de Parques Nacionales de Estados Unidos, sobre la migración asistida como una alternativa ante el cambio climático, determinó que los riesgos para la especie que se mueve como para los ecosistemas receptores son altos y múltiples. Por esta razón, "se han hecho llamados a los profesionales interesados en considerar un proyecto de reubicación administrada para que participen en una evaluación de riesgos seria antes de avanzar en un proyecto".
Un ejemplo negativo de la migración de especies es cuando de forma inconsciente, irresponsable o por el comercio ilegal, se han llevado seres vivos a ecosistemas que no son los propios. Si bien terminan adaptándose al entorno para vivir, pueden también volverse invasores y poner en peligro a las especies nativas. Por ejemplo, esto ha sucedido con el árbol de acacia en varios países de Sudamérica o el pez león en el Caribe.
"Es un tema que hay que ver caso por caso. No creo que se pueda generalizar. Es importante asegurar que un proceso de estos no tenga unas implicaciones negativas sobre el ecosistema receptor, porque entonces, en vez de salvar 1 especie, estamos poniendo en riesgo todo un sistema", señala Nathaly Castelblanco Martínez, bióloga conservacionista y PhD. en Ecología y Desarrollo Sustentable. Esta experta colombiana está especializada en manejo de la fauna acuática en América y el Caribe, y ha trabajado muy de cerca con las acciones de conservación para los manatíes.
Por lo tanto, esta alternativa no parece una opción viable para un uso frecuento, sino que más bien se trata de una medida muy excepcional. En contraste, es necesario acelerar y tener planes de conservación de los ecosistemas más audaces y que mitigue las amenazas para las especies.
Compromiso con la prevención y la conservación: una necesidad urgente
"Antes de tratar de recuperar especies perdidas, son cruciales las acciones preventivas, que van más allá de proteger individuos o incluso especies, si no que se centran en mantener los ecosistemas tanto a nivel funcional como físicamente", señala la bióloga.
Aunque constantemente se hable de las acciones para mitigar y adaptarse al cambio climático, no hay que olvidar que la humanidad se enfrente a una triple crisis. Esta contempla el calentamiento global, pero también la pérdida de biodiversidad y la contaminación, especialmente por plásticos. Sin embargo, no son problemas aislados, sino que están interconectados y requieren de acciones conjuntas e integrales. "La vulnerabilidad humana y del ecosistema son interdependientes. Los actuales patrones de desarrollo insostenible están aumentando la exposición de los ecosistemas y las personas a los peligros climáticos", señala el IPCC.
Es necesario que los gobiernos se comprometan a impulsar la conservación y protección de los ecosistemas. Al respecto, el próximo 7 de diciembre comenzará la Conferencia de Naciones Unidas sobre Biodiversidad COP15, en la que se pretende revisar el Convenio sobre la Diversidad Biológica y definir el marco que guiará los objetivos a 2050.
Es fundamental que los biólogos, científicos y expertos en conservación sean actores relevantes en la toma de decisiones sobre los programas que se implementan en cada país respecto a la gestión de la biodiversidad. Asimismo, es necesario vincular a las comunidades y poner en marcha estrategias de sensibilización de las problemáticas y planes de educación ambiental. Además de contaminar los ecosistemas con residuos, hay otras prácticas de los ciudadanos como comprar animales silvestres, liberar animales por cuenta propia en ríos, bosques o entornos naturales, o, incluso, permitir que los gatos domésticos estén libres y hagan caza, puede poner en peligro el estado de los ecosistemas.
Finalmente, cada persona puede ser un agente de cambio y agenciamiento. Así lo señala la bióloga Nathaly Castelblanco Martínez: "Nuestros hábitos de consumo pueden tener un impacto, pero como sociedad es importante impulsar políticas de protección puntuales, como ciudadanos podemos ejercer esa presión. Informarnos, actuar, vigilar".