Estrés térmico: el nuevo desafío laboral que plantea el cambio climático
El trabajo en un mundo más caliente está causando múltiples retos para garantizar la dignidad de los empleados y la productividad. Diversos países ya están adaptando sus regulaciones para responder a las situaciones extremas que genera el cambio climático.
Foto: Freepik
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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"¡Con este calor es imposible trabajar o salir a la calle!" Si has vivido una ola de calor, donde las temperaturas superan los 38 grados, sabes a qué se refieren estas frases. Unas temperaturas muy elevadas dificultan la realización de diversas tareas, en especial en entornos que no están adecuados con ventilación, aire acondicionado o sombra. Sin embargo, esta es la realidad que ya han vivido millones de trabajadores y que se seguirá presentando debido al cambio climático.
De hecho, hay a quienes ya les ha costado la vida trabajar bajo condiciones extremas. A esta exposición a altas temperaturas se le conoce como estrés térmico y cada vez más es un tema relevante para quienes regulan las leyes laborales.
¿Qué es el estrés térmico?
La Organización Internacional del trabajo, OIT, define al estrés térmico como: "el exceso de calor que recibe el cuerpo por encima de los niveles que este puede tolerar sin menoscabo de sus capacidades fisiológicas. El estrés térmico afecta, sobre todo, a los trabajadores al aire libre, entre ellos, los que trabajan en la agricultura y en la construcción. Es un problema muy grave para una gran proporción de los 1.000 millones de trabajadores agrícolas y 66 millones de trabajadores del sector textil (muchos de los cuales tienen que trabajar en fábricas y talleres sin aire acondicionado)". Asimismo, señala que es un problema también para quienes trabajan en áreas de transporte, recolección de residuos, urgencias, deporte o turismo. Uno de los casos más sonados fue el del mundial de Catar, en el que murieron trabajadores en la construcción de los estadios, algunos de ellos por las altas temperaturas.
Esto sucede porque las temperaturas por encima de los 39 grados centígrados pueden resultar mortales para una persona. Aunque no resulten mortales, sí pueden anular o diminuir las capacidades de las personas y hacer insoportables sus funciones. "los trabajadores de edad avanzada tienen menor resistencia fisiológica a temperaturas muy altas, pero representan una proporción cada vez mayor de trabajadores, lo cual es una consecuencia natural del envejecimiento de la población. Además, el estrés térmico puede ser uno de los muchos factores que inducen a la población a emigrar", señala un informe de la OIT llamado "Trabajar en un planeta más caliente". Por otra parte, la Organización de las Naciones Unidas señala que el estrés térmico puede elevar el riesgo de presentar enfermedades ocupacionales.
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¿Cuál es la situación del estrés térmico en América Latina?
De acuerdo con el informe mencionado de la OIT sobre estrés térmico en el trabajo, "en el caso de América Latina y el Caribe, en los últimos 40 años se ha observado un aumento de la temperatura de entre 0,7 °C y 1 °C en toda América Central y América del Sur. La única excepción es la costa chilena, que experimentó un enfriamiento de aproximadamente 1 °C durante ese mismo periodo". De acuerdo con el IPCC, se estima que las temperaturas aumentarán entre 1,6 °C y 6,7 °C en la región a finales del siglo.
Por lo tanto, se debe adaptar el trabajo de todos los sectores, especialmente del sector servicios, construcción y agricultura, para que sea un trabajo decente, libre de estrés térmico y riesgo para los trabajadores. No obstante, la región se enfrenta a grandes desafíos, pues actualmente no todas las personas tienen garantías de trabajo decente. De hecho "la incidencia de la informalidad en América Latina y el Caribe es una de las más altas del mundo", de acuerdo con la OIT.
Las previsiones de esta organización indican que en 2030 se perderá un 0,6 por ciento del total de horas de trabajo por causa del estrés térmico, lo que equivale aproximadamente a 2,9 millones de puestos de trabajo a tiempo completo. Asimismo, se prevé que esto impacte notoriamente en el PIB. De acuerdo con la OIT, los 10 países más afectos de América Latina serán Guyana, Belice, Suriname, San Vicente y las Granadinas, Venezuela, Trinidad y Tobago, Ecuador, Panamá, El Salvador y Honduras.
¿Qué están planteando las organizaciones y los estados para manejar el estrés térmico?
El 10 de mayo se realizó una conferencia mundial de la OIT para intercambiar experiencias respecto a la gestión del estrés térmico en diferentes regiones del mundo. La reducción en las jornadas laborales, la dotación con equipos especiales o la prohibición de ciertos trabajos a determinadas horas del día son algunas de las medidas que se proponen.
Ya hay diversos países que están modificando sus normativas laborales para velar por la seguridad de los y las trabajadoras. Una de las noticias más recientes se dio la semana pasada en España, donde se aprobó un decreto de ley que modifica las normativas de seguridad y salud en el trabajo. En esta se contempla la prohibición de ciertas actividades en las horas de más calor y la obligación de los empleadores de brindar protección a los y las trabajadoras. De acuerdo con Newtral, el año pasado fueron más de 800 muertes atribuidas a una ola de calor.
En Chipre se tienen normas sobre las temperaturas máximas a las que puede estar sometido un o una trabajadora. En Argelia, la cobertura del Fondo Nacional de Seguro de Desempleo para los Sectores de la Construcción, las Obras Públicas y la Hidráulica contempla las paradas de trabajo en relación el clima. Alemania y Rumania, tienen normas para brindar garantías a las y los empleados en el caso de temperaturas muy bajas.
En cuanto a las normas internacionales, la Organización Internacional del Trabajo ya tiene diversos convenios, normativas y recomendaciones para los Estados para que afronten de forma efectiva los desafíos que plantea el estrés térmico para los derechos laborales y el trabajo decente. Sin embargo, también es función de los gobiernos acelerar la implementación de normativas y garantías para quienes trabajan en entornos vulnerables al calor extremo. Asimismo, es fundamental que inviertan en infraestructura en las ciudades que permita mitigar los calores extremos.