Ganadores del premio Campeones de la Tierra 2020
Este premio del Programa de la ONU para el Medio Ambiente busca dar a conocer a las personas que se han dedicado a mejorar su sociedad a partir de logros ambientales.
Nemonte, activista medioambiental, fue una de las ganadoras selected por la ONU. / Foto: IG-nemonte.nenquimo
LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
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Desde el 2005, el PNUMA entrega anualmente el premio Campeones de la Tierra, que busca visibilizar el trabajo de individuos, grupos e instituciones comprometidas con el medio ambiente y la lucha por un mundo sostenible. Este galardón se entrega en cinco categorías: liderazgo político, inspiración y acción, visión emprendedora, ciencia e innovación y trayectoria de vida.
Para el premio de 2020 fueron seis las personas escogidas para llevarse el premio, estos son los tres primeros galardonados.
Mindy Lubber, ganadora de la categoría visión emprendedora
Esta estadounidense es la CEO y presidenta de Ceres, una organización sin ánimo de lucro que se encarga de mostrar "a inversionistas y corporaciones multinacionales cómo considerar los riesgos de sustentabilidad como el cambio climático, la contaminación del agua y la deforestación en lo que hacen y cómo invierten". Bajo su dirección, Lubber se ha enfocado en mejorar sistemas regulatorios y políticas para que las multinacionales tengan en cuenta los riesgos climáticos en sus producciones y que se alineen a los propósitos de la agenda del Acuerdo de París y a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas.
Lubber afirma que esto es sumamente importante porque "no se trata solo de políticas y personas. También son mercados porque nos guste o no, ellos impulsan gran parte del mundo". Teniendo en cuenta que las metas que se tienen para frenar el cambio climático no se podrán cumplir si estas grandes empresas y mercados no se comprometen, el trabajo que está haciendo Lubber es visionario, pues, a partir de estudios y datos concretos, convence a inversores y corporaciones de la importancia de invertir en tecnologías amigables con el medio ambiente.
Robert Bullard, ganador de la categoría trayectoria de vida
El sociólogo y activista estadounidense es reconocido por haber realizado uno de los primeros estudios etnográficos de su tipo, identificando barrios, residentes e industria contaminantes con el fin de recolectar datos para que su esposa, Linda McKeever Bullard, pudiese demandar al estado de Texas porque "una compañía de eliminación de desechos estaba tratando de instalar un vertedero en el centro de una comunidad negra de clase media en Houston".
Si bien, no lograron ganar el juicio, el estudio de Bullard marcó un precedente, pues esta fue la primera demanda en Estados Unidos en la que se establecía una correlación entre factores contaminantes y un claro caso de racismo ambiental. A partir de esto, Bullard encaminó su investigación al punto de convertirse en un movimiento a favor de la justicia ambiental. Este galardón se le entregó a Bullard por haber logrado que dos movimientos que en un principio creían no tener nada que ver el uno con el otro, como lo son el movimiento ambiental y el movimiento por derechos civiles, encontrarán que había más de una razón para fusionarse y enfrentar un problema que es sistemático.
Nemonte Nenquimo, ganadora de la categoría nspiración y acción
Esta activista medioambiental es la líder de la comunidad Waorani, un pueblo amerindio ubicado al sur de la Amazonía, y es considerada según la revista Times una de las cien personas más influyentes del 2020. Con la premisa de querer que su hija de cuatro años pudiera vivir en paz y rodeada de la selva amazónica, Nenquimo ha continuado el legado que le dejarons su antepasados. “Crecí rodeada de los cantos de las sabias de mi comunidad que decían que el bosque verde que vemos hoy está ahí porque nuestros antepasados lo protegieron”, afirma.
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Ella, que dice tener "sangre de guerrero" ha tomado la batuta en su comunidad y en febrero de 2019 presentó una demanda contra el gobierno ecuatoriano porque los altos funcionarios no consultaron a la comunidad ante de ofrecer un gran territorio de la selva amazónica a compañías petroleras. Según el PNUMA se estima que más de un millón de indígenas pertenecientes a aproximadamente 400 comunidades, habitan en los bosques del Amazonas. Para Nenquimo es entonces impensable que los gobiernos centrales no los tengan en cuenta, pues esto significa que no respetan sus comunidades, tradiciones, estilo de vida y mucho menos sus derechos sobre la tierra.
La lucha de Nenquimo dio frutos cuando en abril de 2020 en la Corte Provincial de Pastaza se decidió proteger 500.000 acres de territorio Waorani en la selva tropical. Además en junio del mismo año se ordenó mejorar el monitoreo de narcotráfico y minería y tala ilegal. Para Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA "la victoria de Nenquimo en la demanda fue un momento fundamental para las comunidades indígenas de la cuenca del Amazonas".