¿Qué viene para el cambio climático después del COVID-19?
El informe sobre las Brechas de Producción 2020 advierte sobre las medidas que se tomen en el post-COVID.
Si bien el aislamiento provocado por la pandemia del COVID-19 significó una disrupción económica y una vez una desaceleración breve, esto no significa la desaparición de la crisis climática. / Foto: Pexels
LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
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A pesar de que se estima que las emisiones de dióxido de carbono bajarán en un 7% debido a la inactividad que supuso la pandemia por el COVID-19, esto significa tan solo una reducción de 0.01 grados del calentamiento global para el 2050. Así lo afirma el informe sobre la Brecha de Producción 2020 que entregó el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente, en el que además llamó la atención sobre la necesidad de que globalmente se reduzca el uso de combustibles fósiles.
Con este informe, la organización busca medir “la discrepancia entre los planes de producción de combustibles fósiles de los países y los niveles necesarios para limitar el calentamiento global a 1,5 °C y 2 °C”.
La reducción de combustibles fósiles es más necesaria que nunca
Hay que tener en cuenta que en el Acuerdo de París en 2015, 195 países se comprometieron a evitar que la temperatura global aumente más de 2°C con respecto a los niveles pre-industriales. Aún así, la organización asegura que para 2030 “los países planean producir 120% más combustibles fósiles de lo que sería consistente con el objetivo de 1,5°C”.
En el caso de la reducción de combustibles fósiles, la producción mundial del carbón, petróleo y gas debería ser disminuida anualmente en un un 11%, 4% y 3% respectivamente entre el 2020 y 2030, sin embargo se estima que los gobiernos planean aumentar cada uno de estos en un 2% anualmente.
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¿Qué viene con el post-COVID para el cambio climático?
Si bien el aislamiento provocado por la pandemia del COVID-19 significó, en las palabras de la organización, una disrupción económica y a su vez una desaceleración breve, esto no significa la desaparición de la crisis climática.
De hecho, el informe destaca la importancia de los planes pre-COVID y las medidas que se tomarán con el post-COVID, pues estos apuntan a que la brecha de producción de combustibles fósiles seguirá en aumento, lo que implica un gran riesgo climático.
También se destaca la falta de compromiso por parte de los gobiernos al apuntar muchos más fondos del COVID-19 a combustibles fósiles que a energías limpias, “los legisladores deben revertir esta tendencia para alcanzar los objetivos climáticos”, asegura el informe.
Oportunidades para cumplir las metas
Por otro lado, el informe también analiza posibilidades que buscan crear puentes entre las brechas. Este año se centró en tres áreas que son más importantes teniendo en cuenta la crisis por el COVID-19. “El papel del rescate y recuperación fiscal de COVID-19 y las medidas en la transición global hacia la descarbonización; el papel y las oportunidades para reducir las emisiones de sectores del transporte marítimo y la aviación, donde las emisiones internacionales no están cubiertas por las NDC; y el papel del cambio de estilo de vida en la descarbonización”.
A grandes rasgos, este estudio muestra una realidad: la respuesta que han dado los gobiernos a la crisis por el COVID-19 ha perpetuado patrones que ponen en riesgo la meta que se busca para frenar el cambio climático; asimismo la manera en que los países y gobiernos alrededor del mundo respondan al post-COVID será sumamente importante para lograr las metas que se tienen con el Acuerdo de París.