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Perú: una institucionalidad permeada por la corrupción

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La prisión preventiva contra Pedro Pablo Kuczynski (PPK) y la muerte Alan García son un eslabón más en la larga cadena de corrupción de la institucionalidad peruana

Perú: una institucionalidad permeada por la corrupción

Dos hechos han puesto nuevamente a Perú en el epicentro de la opinión pública internacional: la decisión del poder judicial peruano de ordenar 36 meses de prisión preventiva contra PPK, un año después de su renuncia a la presidencia; y la muerte del expresidente Alan García, quien se disparó justo en el momento en que iba a ser capturado por las autoridades judiciales. Los dos ex presidentes peruanos están involucrados en el escándalo de Odebrecht, en el que se investiga su responsabilidad en este caso de corrupción. 

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Más allá de lo sucedido con PPK y García, el eje de la discusión es cómo los últimos cuatro presidentes de Perú están involucrados en el escándalo de Odebrecht, bien sea porque durante sus mandatos se adjudicaron contratos de obra a la corrupta multinacional brasilera o porque esta les entregó dineros para financiar sus campañas y lograr, más adelante, que se les adjudicaran millonarios contratos.

Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala y Pedro Pablo Kuczynski son los cuatro expresidentes implicados en el escándalo de Odebrecht. Mientras Toledo permanece prófugo y está fuera del país, Humala —quizás previendo que pueda hacer lo mismo que Toledo— tiene impedimentos de salir de Perú, debido a las investigaciones que hay en su contra; y a Kuczynski se le complica el panorama con la prisión preventiva en su contra.

No obstante, las repercusiones de la corrupción de Odebrecht no sólo han llegado a los cuatro hombres que gobernaron este país en los últimos 15 años, sino que también involucra a Keiko Fujimori, quien también habría recibido dinero de Odebrecht y actualmente se encuentra detenida.

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Perú, un caso particular

Aunque el escándalo de Odebrecht se desarrolló de igual forma en casi todos los países de Latinoamérica, en Perú ha tenido claras particularidades, si se considera la forma en que se han llevado a cabo las investigaciones y las personas que han sido involucradas. Que los últimos cuatro presidentes estén involucrados en este caso, con restricciones en su contra y siendo parte fundamental de las investigaciones, es un precedente que en ningún otro país se ha dado.

Si bien en el resto de Latinoamérica se ha señalado a presidentes y a ex presidentes, a ex funcionarios y a otras personas con cierta influencia y poder; a diferencia de lo que se ha hecho en Perú, ninguno de ellos está siendo investigado, tiene restricciones o hace parte fundamental de las investigaciones que se llevan a cabo.

Por citar un ejemplo, en países como Colombia han muerto testigos claves en las investigaciones del caso de Odebrecht, en medio de un gran manto de dudas por la presión ejercida sobre ellos y las circunstancias en que esas muertes han ocurrido.

La indignación de la ciudadanía

Otro factor determinante del escándalo de Odebrecht en Perú ha sido la reacción que ha tenido la ciudadanía, pues gracias a su indignación es que en este país se está investigando a profundidad a los principales responsables de este caso. Ha sido esa presión ejercida por los ciudadanos la que hoy permite que Perú lidere la lucha contra la impunidad, sin importar quiénes estén involucrados y deban ser juzgados.

Así las cosas, los hechos recientes despertaron una vez más la indignación de los peruanos, quienes han manifestado su repudio no sólo porque sus últimos cinco presidentes hayan cometido delitos, sino porque, en general, su institucionalidad y su clase política están completamente permeadas por la corrupción:

Al decir que la corrupción tiene permeadas las instituciones y la clase política peruana, vale la pena analizar el comportamiento de otros políticos. A pesar de no tener responsabilidad en este caso y rechazar todo lo que Odebrecht ha implicado para Perú, al mismo tiempo ellos han justificado el apoyo que en su momento dieron a algunos de los últimos presidentes de Perú, para que lograran llegar al poder, aún sabiendo los vínculos que con anterioridad tenían con esa empresa.

Es el caso de la líder de izquierda Verónika Mendoza, quien por un lado cuestiona a PPK y a quienes gobernaron antes que él, así como a la clase política peruana:

Pero por el otro, justifica el apoyo que en su momento dio al ex presidente, argumentando que era mejor apoyarlo a él y no a Keiko Fujimori, lo que deja en el aire la posible omisión de los antecedentes entre PPK y Odebrecht:

 

Todo lo que ha sucedido alrededor del escándalo de Odebrecht en Perú ha destruido la confianza que los peruanos tenían en las instituciones y en sus líderes políticos, acabando la poca y débil legitimidad que aún les quedaba. Con las instituciones y la clase política permeadas por la corrupción, el papel de la ciudadanía peruana debe seguir siendo activo para luchar contra este flagelo y lograr que se haga justicia, con el fin de erradicar este fenómeno y hacer que la democracia peruana vuelva a ser plenamente legítima.

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LatinAmerican Post | Samuel Augusto Gallego Suárez

Copy edited by Juan Gabriel Bocanegra

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