Terremoto en Siria: la tragedia que no termina
El terremoto en Siria del 6 de febrero llegó para sumarse a una lista de tragedias para la población. Siria vive una profunda crisis humanitaria causada por los casi 12 años de guerra civil. La crítica situación tiene múltiples problemas por solucionar. Analizamos el contexto.
Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | María Fernanda Ramírez Ramos
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Hambre, instituciones débiles e infraestructuras en mal estado por la guerra componen el escenario en el que llegó el terremoto del 6 de febrero a Siria. Este sismo que tuvo como epicentro el sur de Turquía, ha dejado un escenario devastador para los dos países. Al cierre de esta edición, se han reportado más de 11 mil personas fallecidas (8.574 en Turquía y 2.500 en Siria), más de 53.000 heridos y más cientos de personas que aún se encuentran bajo los escombros.
La asistencia humanitaria se ha desplegado en Turquía y Siria por parte de diferentes organismos internacionales, estados y ONG. No obstante, en Siria esta actividad está resultando aún más complicada de lo que ya son las labores de rescate y asistencia de emergencia. La zona afectada, al norte del país, es una de las más golpeadas por la guerra, por lo que muchos edificios ya tenían condiciones deficientes por los bombardeos. Al mismo tiempo, gran parte de los refugiados viven allí en condiciones precarias y el territorio está dividido por un lado bajo control del gobierno Sirio y por el otro por los rebeldes de las Fuerzas Democráticas Sirias SDF (por sus siglas en inglés).
Llueve sobre mojado
El contexto económico, político y social de Siria es muy complejo, ya que, la población civil ha sufrido innumerables tragedias por más de una década. Esto se debe en gran medida a la multiplicidad de actores armados. Está gobierno esta bajo el régimen alauita de Bashar al Assad. En oposición a este, la coalición de rebeldes SDF son lideradas por agrupaciones Kurdas. Por otra parte, en oposición a ambos actores, se encuentran los grupos terroristas Yihadistas, especialmente Daesh (Estado Islámico).
De acuerdo con Amnistía Internacional, todas las partes han cometido "con impunidad violaciones graves del derecho internacional humanitario, incluidos crímenes de guerra, crímenes de lesa humanidad y otros abusos flagrantes contra los derechos humanos". Además, se trata de un conflicto en el que actores internacionales también han intervenido, ya que, Siria es un punto clave de la geopolítica mundial por su posición estratégica y sus reservas naturales de gas y petróleo.
Así, el régimen de al Assad es apoyado por Rusia, China e Irán. El SDF por una coalición internacional, liderada por Estados Unidos, este último tiene un especial interés por atacar al terrorismo en esta zona. Bajo este argumento ha financiado la labor de la SDF, pero también han enviado dinero para la reconstrucción de ciudades y la asistencia humanitaria de los territorios que se han recuperado de las manos del terrorismo. En contraste, también ha hecho múltiples bloqueos y sanciones al gobierno sirio, como lo reseña la página web oficial del gobierno de Estados Unidos.
Estos intereses encontrados en el territorio Sirio han ocasionado que sea muy complicada la llegada de la asistencia humanitaria y la ayuda internacional, como lo denunció Amnistía Internacional y otras organizaciones. Lo cierto es que, el sufrimiento humano y los ataques a la población civil no han cesado desde el inicio de la guerra y son inconmensurables. Sobre todo, con un régimen criminal y autoritario con pocas opciones de cambio. Además, hay que resaltar la pérdida cultural y patrimonial de una de las cunas de la humanidad.
El hambre con niveles más altos en 12 años
Las familias sirias se enfrentan a los niveles más altos de inseguridad alimentaria desde que empezó la guerra. El Programa Mundial de Alimentos PMA calcula que hay 12,1 millones de personas en Siria padeciendo inseguridad alimentaria, 2,5 millones en un estado severo. Este dato menciona a casi la mitad de la población y más del doble comparado con las cifras del 2019. Es decir, tanto la pandemia como la guerra en Ucrania han impactado muy fuerte en este país.
"2,9 millones de personas están en peligro de pasar hambre, lo que significa que próximamente el 70% de la población no tendrá comida para sus familias", señaló la ONU en su portal de noticias hace un par de semanas. A esto se suman las condiciones climáticas adversas que se han presentado por el invierno. De hecho, el terremoto ha llegado en un momento de intenso frío, con nevadas que han complicado las labores de rescate, y puesto en mayor vulnerabilidad a los atrapados en los escombros.
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¿Y los refugiados?
Se estima que hay alrededor de 6.7 millones de desplazados internos y 6.6 millones de refugiados que han huido a otros países, especialmente a los vecinos como Líbano o Turquía, según información de ACNUR.
En 2015 hubo muchos movimientos migratorios de Sirios los cuales buscaban salir de su país para huir de la guerra. La masiva llegada de refugiados y emigrantes a Europa en ese año hizo que se provocarán muchos debates políticos, hasta el punto que se le conoce como el año de la crisis migratoria. Con la situación actual de Siria, muchos expertos señalan que lo más probable es que se genere otro gran movimiento migratorio de similares magnitudes. Sin embargo, la pregunta es si Europa está preparada para asistir a los refugiados.
Tras la guerra en Ucrania, el continente ha desplegado muchas ayudas a este país y sus nacionales. ¿Estarán dispuestos los gobiernos a adoptar los mismos procedimientos para ayudar al pueblo sirio? La evidencia demuestra que el trato fue diferente en 2015 y los estados miembros de la Unión Europea no asumieron sus compromisos. Por otra parte, en varios países hay gobiernos con políticas antiemigrantes, países como Italia, Polonia o Hungría tienen discursos de odio, especialmente contra los musulmanes.
A esto se suma que, las Naciones Unidas ya habían anunciado este año que 65 millones de personas más que en 2022 requerirían de ayuda humanitaria y que no había recursos suficientes para socorrerlos. Sin embargo, las ganancias de las empresas como la banca y las petroleras siguen siendo enormes y la inversión en guerra enorme. Así se requiere una mayor voluntad política para dar soluciones a la población civil. Asimismo, la mayoría de organizaciones humanitarias tienen abiertos canales de donación para asistir la emergencia.