Venezuela: Dónde un aumento de salario no es una buena noticia
El presidente de Venezuela Nicolás Maduro anunció un nuevo aumento de salario, el tercero en lo que va del año.
A pesar de que ésta noticia debería alegrar a muchos, más de uno amanecerá en la primera semana de julio con una preocupación adicional: ¿cuánto impactará este aumento en el precio de los productos que circulan en el mercado y en los servicios?
El salario mínimo mensual en Venezuela, tras este anuncio de aumento del 50%, quedó en 97 mil 531 bolívares; transformar este monto a otra moneda, como el dólar, no es tarea fácil, pues en el país suramericano circulan distIGNORE INTOs tipos de cambio: uno oficial y otro paralelo. Si usamos el sistema de manejo de divisas oficial podemos decir que el sueldo mensual de un venezolano quedó en unos 36 dólares, mientras que esta cifra al cambio del mercado negro deja unos 12 dólares por mes.
El Centro de Documentación y Análisis Social de los Trabajadores (Cendas), una de las instituciones no estatales que estudian la evolución de los precios en Venezuela, fijó la cesta básica de mayo en 1 millón 426 mil 363 bolívares. Es decir, casi 15 salarios mínimos. Así, los aumentos de sueldo están lejos de compensar el déficit en la capacidad de compra de los ciudadanos y he ahí el problema.
El aumento anterior de salarios fue el primero de mayo. Solo en ese mes, la cesta básica, según el Cendas, aumentó más de 200 mil bolívares. Es decir, poco más de dos salarios mínimos.
Los venezolanos viven en medio de una severa crisis económica que ha mermado hasta casi anular su poder adquisitivo. El gobierno lo llama guerra económica y acusa al sector privado de sabotaje. La oposición acusa al Gobierno como responsable de la crisis. Lo cierto es que muchos ven a los aumentos de salario más que como una solución, un problema.
En los últimos años, el índice de precios en este país se ha convertido en una utopía; nadie sabe el costo de nada y el Estado no aporta cifras. Los productos aparecen y desaparecen ante los ojos de quienes acuden a realizar compras con precios que varían en porcentajes exponenciales. Es normal ver aumentos del cincuenta por ciento o más de un día para otro y sin explicación.
En medio de ese huracán, Venezuela arranca un mes clave, Julio, que debe terminar con la elección de los asambleístas constituyentes que redactarán una nueva Constitución promovida por el sector oficial y rechazada por la oposición.
Mucha agua tiene que correr de aquí a fin de este año. Lo que sí está claro es que, aún con el aumento salarial, la principal preocupación de la mayoría de los venezolanos será, de nuevo, cómo sobrevivir.
LatinAmerican Post | Yeimy Ramirez Avila
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