¿Cómo vivir un duelo en Navidad?

Las festividades navideñas y de fin de año constituyen una época que está asociada con compartir con la familia y amigos, dar vida a las tradiciones y tener sentimientos de esperanza y unión. Sin embargo, el último año no fue del todo fácil, pues el mundo continúa viviendo una situación de pandemia. De hecho, esta será la segunda navidad con coronavirus. 

Según la base de datos del Johns Hopkins University, durante el último mes han muerto cerca de 205 mil personas a causa del coronavirus, y, desde que inició la pandemia más de 5 millones trescientas. A estas cifras se suman los demás fallecimientos por otras causas. Estas cifras demuestran que muchos tendrán una navidad marcada por la tristeza de perder a un ser querido.

Cada día se crea más conciencia sobre la importancia de cuidar la salud mental. Por eso, tener estrategias para afrontar el duelo y vivir las etapas de forma sana es fundamental.  De acuerdo con un manual de Unicef para el abordaje del duelo los actos simbólicos, al estilo de rituales de despedida, “ayudan a expresar los sentimientos ante una pérdida, a poner un poco de orden en el caótico estado emocional, a establecer un orden simbólico para los acontecimientos vitales y permiten la construcción social de significados compartidos”.  De esta forma favorecen la toma de conciencia del proceso del duelo y se han convertido en una herramienta fundamental en medio de la pandemia, que ha ocasionado que las familias no puedan tener ritos fúnebres, despedidas de sus seres queridos y hayan tenido que afrontar los duelos en soledad. 

En este sentido, la Unicef señala que existen herramientas valiosas como la realización de homenajes en estas fechas, que permitan recordar al ser querido y su legado en la familia. Asimismo, es aconsejable escribir una carta, dirigida a la persona que falleció, para expresar todo lo que sentimos.  En todo caso, los rituales o actos simbólicos son convenientes y es necesario incluir en ellos a los niños y niñas, ancianos y personas con discapacidad. 

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Por otro lado, es aconsejable no aislarse sino, por el contrario, consolidar una red de apoyo, por ejemplo, con una serie de personas que puedan brindar apoyo a través de conversaciones o visitas. De igual forma, es importante cuidarse, si no se procura tener hábitos de sueño y alimentación saludables, la sensación de tristeza puede tender a empeorar. Además, es importante hacer ejercicio.

Hablar de lo sucedido y validar los sentimientos de uno mismo y de los demás también es fundamental para afrontar la situación. Compartir los pensamientos con el círculo cercano resulta terapéutico. Sin embargo, si sientes que el malestar emocional y la tristeza se están apoderando de ti y te cuesta continuar con el día a día lo mejor es contactar a un psicólogo o profesional.

Las festividades pueden ser una oportunidad para reunirse con quienes siguen presentes y recordar al ser amado, incluso, si se estima pertinente, continuar con las tradiciones y celebraciones es correcto. Sin embargo, es aconsejable no beber alcohol para evitar la alteración del sistema nervioso. Al respecto, una guía de acompañamiento en el duelo de la Fundación La Caixa señala: “Ayuda recordar que el malestar emocional es temporal. Se pasará. También es normal sentirte bien en algunos momentos. Permítetelo sin sentirte culpable”.

Con respecto a las celebraciones, crea nuevas tradiciones que tengan significados que den consuelo y excluye aquellas que generen dolor. Por ejemplo, se puede hacer una actividad familiar en la que cada persona cuenta una anécdota divertida o bonita con quien falleció. Sin embargo, también es conveniente hablar con cada miembro de la familia para comprender cómo se siente y con qué tradiciones se siente cómodo y cuáles no. No te preocupes si en algún momento tienes ganas de llorar o expresar tus sentimientos, es normal y con seguridad los demás lo entenderán.

Para finalizar, es importante señalar que aunque el duelo se suele comprender como el fallecimiento de un ser querido, también se presentan duelos por los divorcios, la muerte de una mascota, cuando hay una separación física, por ejemplo, cuando un hijo se va a vivir a otro país, o cualquier tipo de pérdida que causa un malestar emocional.