Por qué no puedes perderte Okupas: una de las mejores series argentinas que llega a Netflix

Netflix cada vez se interesa más en el contenido latinoamericano. En este caso, vemos que llega a su plataforma la serie Okupas, una serie de los años 2000 que refleja la realidad política y social que se vivía en la Argentina de aquel entonces, pero que también establecía paralelismos con la propia historia de América Latina.

Con una temporada de 11 episodios, esta producción de Ideas del Sur -con la dirección de Bruno Stagnaro- rápidamente se convirtió en un fenómeno sin precedentes de la televisión de la Argentina, hasta el punto de ser considerada como una de las mejores series de todos los tiempos, que todavía en la actualidad cuenta con un grupo de fanáticos considerable.

Pues bien, desde Netflix anunciaron que esta producción aterriza en la plataforma, con un cambio principal: estará remasterizada. Esto significa que la calidad de la imagen será superior a la que se ofrecía en su momento en las pantallas de los televisores. Pues bien, veamos por qué Okupas es una serie que no debes perderte.  

Okupas: crítica social y relatos crudos

Lo primero que hay que decir es que esta serie tiene un fuerte nexo político propio de la América Latina de comienzos del nuevo milenio. Esta producción narra la crisis del 2001 de Argentina que derivó en 5 presidentes en una semana, pobreza, desocupación, malestar y revueltas sociales.

Okupas aparece en ese conflictivo contexto político y social. Este relato urbano nos muestra la decadencia de la sociedad que se vivía a finales de los 90 en este país, donde conocemos la historia de Ricardo (mítico personaje de Rodrigo de la Serna), un chico de clase media que tiene tres amigos: el Pollo, Walter y el Chiqui.

Ellos tienen como punto de encuentro una casa vieja, de la cual son “ocupas”. Allí vivirán distintas peripecias típicas de esa época, como el narcotráfico, la delincuencia, el amor, la amistad y las traiciones. Todo esto puede parecer cliché, pero hay una cuestión excepcional y que la distingue de cientos de producciones: la crudeza con la que se retrata cada vivencia.

Lo cierto es que este grupo de 4 no tienen una unión sólida en términos de amistad, sino que el único vínculo es la falta y la carencia de sus propias historias, productos de la pobreza y la falta de oportunidades que generaba el país. Es decir, cada uno sufre una realidad distinta, pero todos pueden empatizar con sus compañeros y eso afianza la relación a medida en la que los capítulos avanzan.

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Aquellos jóvenes de América Latina que hayan vivido esa época inmediatamente se sentirán identificados, sin importar el estatus social que hayan tenido. Es decir, la serie también muestra un estado de época, donde las actitudes callejeras -y hasta vandálicas- no tenían nada que ver con el auge tecnológico que vemos en la actualidad. 

En un momento de la actualidad donde las casas son el refugio más seguro que existe para protegerse de la COVID-19, el paradigma de años atrás demostraba que, para muchas personas, la calle era el único espacio donde ellos se sentían libres. Si bien esto todavía continúa vigente (por aquellos que no tienen techo), la realidad se muestra más cruda para evidenciar el cambio de época. 

Es decir, la calle es una protagonista más, no solo por las miles de personas que vivían allí producto de las crisis económicas, sino también porque era el único lugar que los personajes tenían para ellos mismos. Esta “marginalidad” también se refleja en el propio estilo narrativo, pues no es una serie con un presupuesto millonario, sino que apela a la simpleza.  

En esta ocasión, Netflix no solamente se encargará de darle una mayor calidad de imagen a las producciones, sino que también la banda sonora se actualizará. En este caso, por derechos de autor no podían usar el soundtrack original, por lo que la música estará a cargo de Santiago Motorizado, líder del grupo de rock argentino Él Mató a un Policía Motorizado.

En definitiva, la llegada de Okupas a Netflix es una gran noticia que demuestra el interés de la plataforma por las producciones latinoamericanas. En este caso, es una miniserie imprescindible para todos aquellos que amen las historias simples, callejeras y con una fuerte crítica social que muestra la vida de aquellos que el sistema no logra incluir, pues no solamente es una serie basada en el pasado, sino que también refleja conflictos actuales que todavía no se han podido resolver. ¡No te la pierdas!