El salar de Uyuni en Bolivia, un lugar de otro planeta
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El misticismo y lo irreal del salar de Uyuni hacen de él un lugar sacado de la ciencia ficción
Bolivia es sin duda uno de los lugares más espectaculares del mundo, desde su privilegiada geografía, hasta su riqueza cultural sin límites. Su extensión le permite tener todo tipo de climas y ecosistemas, que en algunos casos son únicos, tal es el caso del Salar de Uyuni, el desierto de sal más grande y alto del mundo. Pese a estar ubicado a más de 3,500 metros sobre el nivel del mar es un sitio accesible al turismo, siendo uno de los mayores atractivos del país sudamericano.
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El tren desde Oruro
Llegar a Uyuni es una experiencia por sí misma, sobre todo si se hace en los trenes bolivianos. El país ofrece a los turistas una red turística de primer nivel. Si se llega desde La Paz, lo mejor es tomar un autobús hacia Oruro, en un recorrido de aproximadamente tres horas de duración. En La Paz es posible adquirir los boletos del tren, pues la Empresa Ferroviaria Andina tiene una oficina en la capital del país. Ya en Oruro se coge el tren con dirección a Uyuni, un pequeño poblado que es la puerta hacia el majestuoso salar, en un viaje de unas 7 horas y que tiene un costo que va desde los 5 hasta los 18 dólares, dependiendo de la ruta y la modalidad del servicio. También es posible llegar en autobús o en avión, así el viaje es más rápido, pero sin el encanto que sólo el tren ofrece.
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El Salar
Tiene un tamaño de aproximadamente 10,000 km2, de acuerdo con el periódico El Universal, lo que equivale a la mitad de la superficie de El Salvador, sólo para tener una idea de sus dimensiones. Es realmente un capricho de la naturaleza que hace parecer que el cielo y la tierra están unidos, el diario El País destaca que su impresionante vista fue utilizada en el episodio VIII de Star Wars, representando la superficie del pequeño planeta salino Crait, ningún lugar pudo haberlo representado mejor que Uyuni.
En los primeros meses del año las lluvias dejan cubierta la superficie por una fina capa de agua, que convierte al suelo salino en un imenso espejo que refleja el cielo, convirtiendo al lugar en un paraje de fantasía. Las enormes regiones que destacan por su blancura parecen campos nevados, aunque en realidad sean sal. No obstante, lo que sí comparte con la nieve es el frío que se siente en buena parte del año, con algunas temperaturas bajo cero, por lo que ir abrigado es importante.
Sus mayores atractivos son las diversas lagunas y parajes agrietados donde se puede admirar el paisaje, tomar fotografías o hacer largos recorridos en su inmensidad. Es de los pocos lugares que por sí mismos atraen al turismo sin necesidad de atracciones adicionales. Lo único que se necesita en el salar es equipo básico, una cámara y estar relajado para disfrutar de la naturaleza. También es importante estar preparado para la altura y sus complicaciones, sobre todo si se es propenso al mal de altura.
El Palacio de Sal
Es un hotel ubicado a 200 metros del salar, hecho literalmente de sal. Otros hoteles en el mundo destacan por usar en su construcción barro o hielo, siendo este distintivo por el uso de la sal. Es un lugar de auténtico lujo que cuenta con los mejores servicios, incluído un spa. Lo mejor es su ubicación prácticamente a las orillas del gran salar, por lo que se considera un lugar conectado orgánicamente con el atractivo turístico, donde también se puede disfrutar de la alta cocina boliviana.
LatinAmerican Post | Luis Ángel Hernández Liborio
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