La ONU debería revisar su propia huella de carbono
Más de 1.000 empleados de Naciones Unidas pidieron al organismo global que reduzca su huella de carbono, incluso mediante límites a sus propios beneficios diplomáticos como vuelos en clase de negocios y viajes de regalo, mostró una carta obtenida por Reuters.
Vista de una zona de fabricas donde hay emisiones de dioxido de carbono. / Imagen de referencia / Pixabay
Reuters | Emma Farge
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Naciones Unidas llama al cambio climático "el tema decisivo de nuestra época" y citó a una cumbre sobre medioambiente la próxima semana en Nueva York. Los reformista al interior, sin embargo, dicen en la carta dirigida al secretario general Antonio Guterres que necesita cambios más radicales para ordenar su propia casa.
"Nuestros compromisos deben ser más ambiciosos y al menos tan concretos como los de los estados miembros de la ONU y las partes interesadas que no son miembros que asisten a la Cumbre sobre la Acción Climática de la ONU", dice la carta, firmada por más de 1.000 empleados.
Fue organizada por un grupo llamado Young UN, una red interna comprometida a garantizar que la organización encarna los principios que promueve.
"Tal como Greta Thunberg acaba de navegar por el Océano Atlántico y jóvenes de todo el mundo protestan cada viernes, miremos nuestro propio impacto y tomemos medidas audaces para enfrentar la emergencia climática", dice la carta, refiriéndose a la adolescente sueca que ha inspirado huelgas climáticas en todo el mundo.
Naciones Unidas, una institución de 75 años que emplea a 44.000 personas en más de 60 países, emitió el equivalente a 1,86 millones de toneladas de dióxido de carbono en 2017, según sus propios datos. Eso equivale a una huella de carbono mayor que la de varios de sus estados miembros, incluidos Malta y Liberia, según estadísticas del Atlas Global de Carbono para el mismo período.
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Entre los 10 temas identificados por Young UN están las asignaciones de viaje, que la carta dice deben ser reducidos o desechados "para desincentivar los viajes de empleados de la ONU y participantes de reuniones de la ONU motivados por ganancias financieras".
Las asignaciones, o dietas como son conocidas internamente, tienen por objetivo cubrir los costos de viaje -incluidos alimentación y alojamiento- y pueden superar los 400 dólares diarios para algunos destinos, como Nueva York, según el sitio en internet de la Comisión de Administración Pública Internacional.
La carta también sugiere que el personal debería ser premiado por renunciar a volar en clase de negocios, donde un asiento con gran espacio genera varias veces las emisiones de un boleto de clase económica.
Los viajes representan casi la mitad de las emisiones de Naciones Unidas, muestran sus datos. El año pasado, bajo presión de sus estados miembros, el jefe del Programa para el Ambiente de la ONU, Erik Solheim, renunció debido a las críticas por sus frecuentes viajes.