La paradoja del Cambio Climático: se secan los ríos, crecen los mares
Mientras que el nivel del mar aumenta, las redes fluviales se secan. El cambio climático deja a su paso paradojas y nuevos retos para la humanidad.
Como consecuencia nos encontramos ante un panorama preocupante: cada vez hay menos agua dulce y potable, y necesitamos el agua para vivir. Foto: Pexels
LatiAmerican Post | July Vanesa López Romero
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Estamos frente a la mayor crisis medio ambiental que ha vivido nuestra especie a lo largo de la historia. Esta se conforma, a su vez, por tres crisis: la del clima, la biodiversidad y la de la contaminación. Cada una se alimenta de las otras, en la medida en que el cambio climático es provocado por gases de efecto invernadero producidos por la contaminación, la deforestación y el uso de territorios para ganadería y agricultura, lo que implica un pérdida de biodiversidad. De cara a estas crisis llegan retos para el mundo, acompañados de paradojas, especialmente para regiones como Latinoamérica que históricamente ha vivido consecuencias agravantes.
¿Por qué se secan los ríos pero crecen los mares?
Suena muy paradójico hablar de que, mientras el nivel del mar crece, e incluso las ciudades costeras se encuentran amenazadas, las fuentes fluviales como ríos, arroyos y lagunas se están secando con mayor rapidez y permanecen así la mayor parte del año. Esto sucede porque a medida de que la temperatura global aumenta los glaciares se derriten provocando que el nivel del mar crezca, pero las sequías se hacen más fuertes, secando (a veces casi por completo) estos cuerpos de agua.
Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad McGill en Montreal, Canadá, afirma que más de la mitad (entre 51% y el 60%) de los 64 millones de kilómetros de ríos que existen en el planeta Tierra se secan durante la mayor parte del año o dejan de fluir periódicamente. Bernhard Lehner, uno de los investigadores, afirma que este porcentaje aumentará en las próximas décadas. Según el estudio, los principales culpables son el acelerado cambio climático y la extracción de agua potable para el uso humano y agrícola.
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Como consecuencia nos encontramos ante un panorama preocupante: cada vez hay menos agua dulce y potable, y necesitamos el agua para vivir. Además, con los ríos secos, son miles las especies (a parte de la humana) que se ven afectadas.
Consecuencias a largo plazo que deben evitarse inmediatamente
Otra de las paradojas que trae consigo la crisis medioambiental y de cambio climático son las consecuencias que no se ven ahora, pero que definitivamente veremos en unos años materializadas en catástrofes naturales y escasez de recursos. Una de las características más importantes de esta crisis es que en muchas medidas se ve como el Coco; es algo a lo que todos le tememos, pero nunca hemos visto. Y decir que nunca lo hemos visto es relativo, porque la verdad es que quienes no ven las consecuencias inmediatas son las personas que no pertenecen a comunidades sumamente vulnerables.
Latinoamérica, por ejemplo, es una de las regiones que menos contamina en comparación a las potencias mundiales. Sin embargo, es muy vulnerable al impacto que trae consigo el cambio climático, pues no está preparada para afrontarlo ni económica, ni estructuralmente. Acá, vemos entonces otra paradoja. Son condiciones asimétricas que ponen en juego la vida de las personas que tienen menos posibilidades de generar un cambio en la lucha contra la crisis medioambiental.
Responder eficazmente a estas paradojas requiere de cambios estructurales desde los gobiernos y organizaciones internacionales. Pero, sobre todo, requiere una unidad en las medidas que se tomen. Unidad que no solo debe estar en papel o en las grandes conferencias y reuniones que hacen los líderes mundiales, sino en la comunidad civil también, por lo que es necesario enfocar los esfuerzos en la pedagogía, una que enseñe a vivir sosteniblemente y que se enfoque en cuidar a toda costa los recursos que en un futuro podemos perder.