AMÉRICAS

Comercio mundial de armas, un negocio que sigue aumentando pese a la COVID-19

Según un estudio publicado recientemente por SIPRI, el comercio mundial de armas subió sus ventas a pesar de la pandemia por la COVID-19. ¿De qué manera afecta esto a los países latinoamericanos?.

Armamento en una tabla

Ni siquiera la crisis económica provocada por la Covid-19 ha sido capaz de frenar a los fabricantes de armamento más poderosos del mundo. Foto: Unsplash

LatinAmerican Post | Yolanda González Madrid

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Ni siquiera la crisis económica provocada por la COVID-19 ha sido capaz de frenar a los fabricantes de armamento más poderosos del mundo. Según un informe publicado en días recientes por el Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI, por sus siglas en inglés), por sexto año consecutivo se dio un aumento en las ventas del comercio mundial de armas, un escenario que ha dado a entender que ciertos países siguen dándole prioridad a las inversiones en materia de defensa por encima de otros sectores. 

La industria armamentística fue capaz de resistir los golpes de una economía mundial que se contrajo en un 3,1% durante el primer año de la pandemia, logrando aumentar sus ventas a 531 mil millones de dólares en 2020 o, dicho de otras palabras, un 1,3% más que el año anterior. Según datos de SIPRI, la facturación de los 100 grupos más importantes del sector de defensa fueron un 17% superiores a las de 2015, y esto en gran medida se debió a que "los gigantes de la industria se vieron protegidos por la demanda sostenida de bienes y servicios militares por parte de los gobiernos", aseguró Alexandra Marksteiner, investigadora del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI.

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Y es que como era de esperarse, los Estados Unidos lidera nuevamente el ranking de países con más empresas (41) clasificadas en el top-100, generando ingresos en conjunto de hasta el 1,9% en comparación con el 2019 y representando el 54% del comercio mundial de armas de la lista. Sin embargo, todo podría tener un cambio para el 2021, ya que a pesar de que el negocio sigue su aumento, los problemas en la logística de los suministros mermó la actividad a más de una compañía, sin mencionar que países como Rusia vienen disminuyendo sus ventas por diferentes razones.

El panorama militar en América Latina

El endeudamiento de algunos gobiernos latinos se acrecentó con la llegada de la pandemia. De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y El Caribe (CEPAL), dicha deuda aumentó del 68,9% al 79,3% entre 2019 y 2020 respecto al Producto Interno Bruto, cifras que sitúan a toda Latinoamérica como la región más endeudada del mundo. Justamente, este panorama ha hecho que varios países hayan tenido que frenar su importación de armamento, aunque solo de manera muy ligera.

El ejemplo más notorio de este desplome tiene a Venezuela como principal protagonista. Sus importaciones de armas bajaron hasta un 93% con respecto a los últimos cinco años, según los datos de SIPRI. La nación caribeña en su momento fue el mayor comprador de equipo militar de América Latina durante casi una década, pero debido a la pandemia sumado a la crisis económica que los azota, las adquisiciones más destacas por parte del presidente Nicolás Maduro se limitaron a nueve aviones de entrenamiento chinos y cuatro lanchas de desembarco ucranianas durante los últimos años.

Asimismo, cabe mencionar que México debió reducir sus gastos en materia de defensa a un 15% luego de varios años de fuertes incrementos. El gobierno de López Obrador se situó en el tercer lugar entre los países latinoamericanos con mayores gastos en armamento en 2020, a sabiendas que dichas compras están directamente enfocadas para combatir el narcotráfico en la región. Por su parte, las naciones sudamericanas como Argentina, Uruguay, o Chile, mostraron reducciones muy mínimas, pero importantes, haciendo que el gasto militar en esa parte del continente cayera un 2,1% en 2020.

En el segundo lugar aparece Colombia con una inversión de poco más de 9 mil millones de dólares, lo cual representó una caída del 9.3% en comparación con el 2019. A pesar de disminuir las compras, la cifra sigue siendo alta y eso se debe a las dinámicas de crimen y violencia por las que atraviesa el país actualmente, un panorama que ha traído como consecuencia el descontento de diversos grupos políticos por la inversión en armamento en vez priorizar los costos de vacunación o el pago de los trabajadores del sector salud. Cabe mencionar que en dichos gastos se encuentran aviones militares y la implementación de nuevas tecnologías armamentistas con la finalidad de hacerle frente a situaciones desafortunadas con países vecinos.

Finalmente, Brasil se posiciona como el país de América Latina que se mantiene como el más activo en el comercio mundial de armas. Los datos de SIPRI indican que a pesar de que sus importaciones cayeron casi en un 3%, las Fuerzas Armadas brasileñas invirtieron casi 20 mil millones de dólares. A esto habría que sumarle que el presidente Jair Bolsonaro continúa predicando una política que ha ayudado a aumentar el número de armas en circulación en el país con la aprobación de varios decretos, generando así reacciones negativas entre líderes políticos y entidades vinculadas a los derechos humanos por su afán de facilitar a los civiles el acceso a las armas en vez de solventar la crisis sanitaria y aumentar la importación de vacunas.

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