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La cultura del spoiler: ¿arruina las películas o es favorable?

La ansiedad por "saberlo todo” es fomentada por los fans, los medios y la propia industria cinematográfica. ¿Qué es lo que está sucediendo?, ¿en qué consiste la cultura del spoiler?

Persona tapando sus oídos

Foto: Freepik

LatinAmerican Post | Ariel Cipolla

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El Universo Cinematográfico de Marvel es una de las franquicias más importantes del cine en la actualidad. Sus fanáticos forman una comunidad realmente extensa, que se manifiesta en las redes sociales, los medios e incluso las calles para hablar sobre las películas. Es decir, opinan sobre la adaptación de una historia, los personajes e incluso los rumores.

Algo de esto se pudo ver con "Spider-Man: No Way Home", una de las películas más taquilleras de la historia. La tercera entrega del superhéroe encarnado por Tom Holland estuvo cargada de expectativas, no tanto por la historia en sí, sino también por todos los rumores, confirmaciones y teorías alrededor de esta película.

Básicamente, se anticipaba la posibilidad de tener, por primera vez en la historia, a distintas versiones del clásico hombre-arácnido. Por ende, meses antes del lanzamiento de la cinta, distintas filtraciones aseguraban que estos personajes aparecerían en la cinta, con supuestas imágenes de los actores en los sets.

A su vez, la propia Marvel confirmó, tiempo después, algo que los fanáticos también especulaban: el regreso de los villanos de cintas anteriores. Por eso, para el lanzamiento de la película, ya todos los espectadores conocían parte de los regresos, pero estaban expectantes para ver si los tres héroes arácnidos aparecerían.

Si viste la película, seguramente sabes la respuesta: ellos aparecieron. Si bien la cinta fue extremadamente satisfactoria, la realidad es que hay que evaluar hasta qué punto esto sucedió por cumplir con las expectativas. Si Tobey Maguire y Andrew Garfield no aparecían, seguramente la cinta hubiese sido un bochorno.

Aunque es contrafáctico, también es interesante pensar qué hubiese pasado si ningún espectador  hubiese sabido nada de la película. O, al menos, solamente lo mínimo de la trama. En tal caso, la hipótesis principal es que hubiesen vivido la cinta de otra forma. En otras palabras, que los regresos de los personajes ya confirmados por los tráilers hubiesen sido más emocionantes.

Esta cultura del “spoiler” busca generar la mayor cantidad de expectativas para consumir un determinado producto. Es decir, las empresas son las encargadas de anticipar ciertos personajes o hechos de la película. Atrás quedaron los años en los que los tráilers solamente anticipaban pequeños acontecimientos: ahora parecen resúmenes de la cinta.

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Como se anticipan tantas cosas y surgen tantos rumores, filtraciones y teorías, uno ya llega a la sala con ciertas ideas de lo que debería ser la película. Por eso, se le mide en función de qué tanto las cumplen. Y algo de esto se vio en la secuela de "Dr. Strange". Si bien la cinta es la más innovadora de la franquicia, y está en un punto muy alto técnicamente, no conformó a todos. Principalmente, no logró satisfacer a aquellos que esperaban una cantidad alocada de cameos y sorpresas, que no aparecieron en pantalla. Si esto hubiese ocurrido, posiblemente se hubiese dicho que la cinta era un fan-service sin sentido, con apariciones que buscan constantemente asombrar al espectador.

El hecho de que prácticamente todos los espectadores lleguen con bastante información a la sala de cine es algo que prácticamente no puede evitarse. Todos los medios, influencers e incluso las productoras anuncian distintos “guiños” para las nuevas películas. No obstante, también hay otro tema: las teorías.

Estas suelen ser elaboradas por los fanáticos y también generan distintas expectativas. Previo al fenómeno de Marvel, se pudo ver en dos franquicias: "Game of Thrones" y "Star Wars". En cuanto a la primera, todos los fanáticos discutían en Twitter sobre cómo finalizaría la serie. Esto, a su vez, condicionó a los seguidores para ver cómo sería el final.

¿El resultado? Pues, al margen de la mala calidad narrativa de las últimas temporadas, también hubo un descontento por no poder cumplir con todo lo que se esperaba. Y, si esto sucedía, posiblemente tampoco hubiese habido sorpresa. Al fin y al cabo, los espectadores se “spoileaban” la trama con teorías.

Lo mismo pasó con "Star Wars". Con la nueva trilogía, los fanáticos desparramaron miles de teorías. Por ende, muchos fanáticos se enojaron cuando esas cosas no se cumplían o lo que es peor: cuando se convirtieron en realidad, como ocurrió cuando filtraron que Palpatine regresaría, pero también teorizaron sobre su vínculo familiar con Rey.

Entonces, tenemos dos problemas. Por un lado, las productoras, los medios y los fanáticos se alimentan del consumo de teorías. La ansiedad por saber qué ocurrirá genera interés y ganancias. No obstante, a su vez causa expectativas que condicionan la manera en la que los fans ven una determinada cinta.

A su vez, también para las productoras puede ser un parche para intentar anular errores narrativos. Si algo es emocionante, la calidad de la historia puede no importar. Al fin y al cabo, lo que se busca es el fan-service, con sorpresas que, paradójicamente, ellos mismos buscan anunciar.

Queda por ver hasta qué punto esta situación resulta beneficiosa para las empresas, los medios y el público a través del tiempo. Si bien los resultados en taquilla son favorables, puede que, en un determinado momento, la gente se harte de este modus operandi y busque regresar a la época de incertidumbre sobre lo que ocurrirá en la siguiente escena.

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