AMÉRICAS

La guerra entre pandillas en Haití devasta la agricultura y provoca hambruna

En Haití, la violencia de las pandillas se ha intensificado más allá de la capital, devastando la vital región agrícola de Bas-Artibonite, provocando desplazamientos masivos, escasez rampante de alimentos y llamados urgentes a una intervención internacional.

Puerto Príncipe

Foto: 05/11/2021.- Vista aérea de las miles de casas que hoy conforman el barrio de Jalousie en Puerto Príncipe (Haití). EFE/Orlando Barría

Latin American Post Staff

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La escalada de la crisis en Haití: un desarrollo trágico

En un trágico desarrollo de los acontecimientos, Haití, una nación que ya enfrenta desafíos políticos y económicos, ahora enfrenta una alarmante escalada de violencia de pandillas que se ha extendido desde su capital a la región de Bas-Artibonite, una zona agrícola crucial. Este aumento de la violencia ha desplazado a decenas de miles de personas, impidiendo gravemente el acceso a alimentos básicos y hundiendo a la región en una crisis humanitaria.

En un informe reciente, las Naciones Unidas detallaron la terrible situación de Haití. Volker Turk, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, enfatizó la urgente necesidad de asistencia internacional en materia de seguridad, una solicitud hecha por el gobierno de Haití hace un año y recientemente autorizada por la ONU. Esta asistencia, según Turk, debería desplegarse "tan pronto como posible" para mitigar la crisis.

La región de Bas-Artibonite bajo asedio

La región de Bas-Artibonite, al norte de la capital, es un salvavidas para Haití, una fuente primaria de alimentos básicos como el arroz. Sin embargo, el informe de la ONU pinta un panorama sombrío de la zona, ahora asediada por la violencia, con aproximadamente 22.000 personas desplazadas en medio de asesinatos desenfrenados, saqueos, secuestros y violencia sexual generalizada. El informe destaca la participación de las pandillas más poderosas de la región, que se han alineado con la alianza G-Pep de la capital, lo que indica una expansión estratégica de la influencia de estas redes criminales.

Bandas armadas con rifles semiautomáticos y pistolas han desatado una ola de terror en Bas-Artibonite. Han recurrido a quemar casas, atacar sistemas de riego, robar cosechas y ganado e imponer "impuestos" a los agricultores por el acceso a los campos. Los secuestros para pedir rescate y la tortura se han vuelto alarmantemente frecuentes; las pandillas inicialmente atacaban las rutas de transporte, pero ahora atacan cada vez más los barrios residenciales. El informe de la ONU señala de manera inquietante los secuestros masivos y las violaciones en grupo de mujeres y niños.

Acceso humanitario severamente restringido

Esta escalada de violencia ha restringido gravemente el acceso humanitario a la zona, dejando a las víctimas de violencia sexual dependiendo de asociaciones rurales con fondos insuficientes. El temor generalizado a las represalias y una profunda desconfianza hacia la policía han hecho que muchas víctimas no se presenten. La precaria situación de seguridad y la disminución de los fondos han obligado a los grupos de ayuda a detener sus operaciones o reducir drásticamente sus presupuestos. La agencia alimentaria de la ONU estima que casi la mitad del país se enfrenta al hambre, que afecta a más del 45% de la población de Bas-Artibonite.

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Turk calificó la situación de "cataclísmica" y reiteró la necesidad de desplegar la misión multinacional de apoyo a la seguridad en Haití. También pidió una acción más decisiva por parte del Estado, sanciones más amplias y controles más estrictos sobre las armas, que se cree que provienen principalmente de Estados Unidos. La declaración de Turk subraya la gravedad de la crisis, con continuos informes de asesinatos, violencia sexual, desplazamientos y otras formas de violencia, incluidos ataques en hospitales.

Interacción compleja: inestabilidad política, crimen organizado y crisis humanitarias

La situación en Haití es un claro recordatorio de la compleja interacción entre la inestabilidad política, el crimen organizado y las crisis humanitarias. La escalada de violencia de las pandillas en la región de Bas-Artibonite no sólo amenaza las vidas y la seguridad de miles de personas, sino que también pone en peligro la seguridad alimentaria de toda la nación. Mientras la comunidad internacional contempla su respuesta, la difícil situación del pueblo haitiano pende de un hilo, lo que subraya la necesidad urgente de una intervención efectiva e inmediata.

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