Opinión: El reto de Latinoamérica para ser una de las regiones más sostenibles
Latinoamérica tiene todas las oportunidades para tomar la batuta y convertirse en la región más sostenible y abanderada en la defensa del medio ambiente.
En la protección de la biodiversidad de la región, Latinoamérica, de nuevo, se queda atrás. Foto: Pixabay
LatinAmerican Post | Vanesa López Romero
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Históricamente, Latinoamérica se conoce por ser una región relegada, precaria, desigual, conformada por países en vías de desarrollo y que aún sufre las consecuencias de un proceso agresivo de colonización. Pero también es reconocida por su amplia y variada cultura, por sus representantes artísticos a nivel internacional y, por supuesto, por su biodiversidad. Y es que, según datos del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), en la región se encuentra más del 40% de la biodiversidad del planeta, lo cual no sorprende cuando tan solo el Amazonas alberga 10% de la biodiversidad del mundo.
Pero a la hora de hablar de la protección de esa biodiversidad, Latinoamérica, de nuevo, se queda atrás. Si bien la tasa de pérdida de bosques tropicales ha disminuido en varios países, los datos arrojan que los ecosistemas y las especies de la región cada vez se ven más amenazados. Según la WWF, esto se debe específicamente a cuatro factores principales: las especies exóticas invasoras, la pérdida de hábitat, la contaminación, y el cambio climático.
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Los últimos dos no son factores exclusivos de Latinoamérica. De hecho, de los diez países que más generan contaminación en el planeta, tan solo un país de la región (México) se encuentra en la lista. Estados Unidos, Rusia y China son los tres países más contaminantes, generando más del 50% de la contaminación global. Por supuesto, hay que tener en cuenta que esto no se debe a que la economía latinoamericana es más sostenible comparada a las de otras regiones, sino que la economía acá avanza mucho más lento comparada a la de países que son líderes mundiales. Y podríamos decir entonces que el carácter relegado de algo nos sirve para no ser los más contaminantes, pero la realidad es otra, y es que en esta carrera el pez grande se come al pequeño.
Las consecuencias del cambio climático, por más irónico que parezca, no las ven de primeras las potencias mundiales. Todo lo contrario. El sur, ese punto cardinal al que se ve con bajeza, es el primero en recibir el golpe. La crisis ambiental, generada por las decisiones y acciones tomadas por personas avaras del viejo continente hace siglos, hoy afectan a los más vulnerables. Claro, no se tenía conciencia ambiental, habían tantos recursos que no se temía que se acabaran. Pero se están acabando y quienes viven las consecuencias hoy en día no son las personas más acomodadas social y económicamente, sino aquellos que viven con lo que pueden, que ven de frente los recursos agotándose cada vez más.
De frente a esta situación, en Latinoamérica no podemos darnos el lujo de quedarnos estáticos. La región tiene todo el potencial para abanderarse de la causa medioambiental, para convertirse en una región sostenible que vaya más allá y proteja lo que ya es de ella. Lo menciono de nuevo: tenemos más del 40% de la biodiversidad de todo el mundo. Es una cifra altísima. Además, ¿qué decir de los y las defensoras del medio ambiente de la región? Personas comprometidas que están dispuestas a poner su vida en riesgo por proteger ecosistemas.
También podemos mencionar las iniciativas de usos de energías renovables que se están generando a lo largo de los continentes de Centro y Sudamérica, o de los impuestos sobre el carbono que han implementado Chile y México. Sí, están habiendo acciones políticas y sociales, que nos dan un panorama más esperanzador. Pero falta unidad, falta entender que no se trata solo de salvar árboles, que es en lo que se piensa muchas veces cuando se piensa en la lucha contra el cambio climático. Se trata de salvarnos a nosotros mismos, a la especie humana.
Hoy más que nunca, debemos aprovechar los factores que tenemos a nuestro favor para reducir aquellos que están en contra. Solo hace falta ver que las acciones que apuntan a la protección ambiental son las que más generan retorno socioeconómico, según datos de la PNUMA. El momento es crítico, pues estamos de cara a la post pandemia, y es el momento de decidirnos por ser sostenibles desde lo micro hasta lo macro, es decir, desde nuestras acciones individuales hasta las acciones políticas y colectivas.