¿Por qué Irak está en caos debido a una renuncia?

Irak vuelve a los titulares de los grandes medios por el conflicto civil que ha comenzado en la última semana de agosto. Al menos 35 personas han fallecido y 250 se han reportado heridas por los distintos enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad gubernamentales y los seguidores de Muqtada Al Sadr. Al Sadr es un líder chií quien ha anunciado su retiro de la política, y a quienes sus militantes, llamados sadristas, lo consideran un líder por resistirse a la invasión de su país por parte de Estados Unidos que tuvo lugar del 2003 al 2011.

Al Sadr, que no hace parte de algún partido político, se ha involucrado en el pensamiento de millones de iraquíes, en especial chiíes, a tal punto que varios expertos de la coyuntura iraquí lo consideran un estabilizador de la población, pero también un agitador del conflicto cuando no consigue lo que se propone. Un ejemplo de su poder, desde fuera de los establecimientos, ha sido la crisis civil en la que está sumergido el país asiático por sus declaraciones al decir que dimite de la política; muchos sadristas no dudaron en tomarse la Zona Verde de Bagdad, la capital, donde se encuentran los edificios gubernamentales y embajadas. A pesar de un tardío llamado, Al Sadr ordenó a sus seguidores retirarse de esa zona, ya que el pueblo se estaba haciendo daño a sí mismo.

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Once años después de una invasión que apena al mundo

Luego del convencimiento en la ONU por parte de Estados Unidos al decir que Irak poseía armas químicas que atentaban contra la seguridad mundial, además de la herida abierta de los atentados del 11 de septiembre de 2001, Irak se convertía en el nuevo campo de batalla y en el lugar en donde la libertad debería llegar después de décadas bajo el dominio de Saddam Hussein.

Con la invasión a Irak en marzo de 2003, Al Sadr toma impulso para crear el Ejército de Al-Mahdi, una reunión de militantes que no estaban de acuerdo con la resolución de la ONU de intervenir en el país. A pesar de que Al Sadr veía con buenos ojos el derrocamiento de Hussein, siempre ha estado en desacuerdo con que un país ajeno a Irak llegara a instaurar un orden.

Luego de ocho años de intentar establecer un Irak democrático y occidentalizado, además de luchar con Al-Qaeda, dejar a la nación con una nueva constitución, y con más de 150.000 muertos (entre soldados y civiles), Estados Unidos se marchaba confiando en la nueva sociedad que se formó durante esos años. Sin embargo, el plan no salió como se esperaba.

Irak quedó conformada como una república federal parlamentaria, en donde el legislativo tendría la mayor carga de poder y el primer ministro sería la máxima figura del gobierno, aunque también se tiene a la figura del presidente para actos protocolarios. Desde la retirada de Estados Unidos en 2011, Irak ha tenido tres presidentes, actualmente es Barham Salih, de origen kurdo, y cuatro primeros ministros, siendo el actual Mohamed Alaui quien es chií. En este aspecto se evidencia que desde el ejecutivo ha habido un cumplimiento con el no aferrarse al poder. No obstante, desde el legislativo ha habido un constante bloqueo por no lograr las coaliciones necesarias para presentar y accionar proyectos que poco a poco logren estabilizar social y económicamente a Irak.

El regreso del conflicto y la imposición de la calma

Cuando parecía que occidente ya se había ido de manera definitiva, el conflicto en Siria retornó las tropas de Estados Unidos y Europa a Oriente Próximo, nuevamente Irak se convertía en una base militar, esta vez para neutralizar al Estado Islámico (ISIS). En este punto, Irak tenía cierta preocupación por la desintegración de su país, ya que la región de Kurdistán afianzaba su intención de independizarse del gobierno de Bagdad, el auge y propagación de las milicias proiraníes y la desintegración cultural milenaria de la antigua Mesopotamia. Esto último debido a que ISIS estaba derrumbando los templos y ciudades de esta antigua civilización al encontrarlos ofensivos para el Islam, según su interpretación radical, aunque también, para sostenerse económicamente. 

Irak durante tres años más veía la destrucción de su nación, a pesar de la promesa de occidente de que no volvería a pasar. Fue hasta 2017, cuando el Estado Islámico fue derrotado en el territorio iraquí, que el país se sumió en una tensa calma, tanto social como política, a tal punto que el papa Francisco realizó una visita histórica a este territorio en 2021, siendo la única vez que un líder de la Iglesia Católica ha visitado este país.

La pandemia de Covid-19 también tuvo impactos en la seguridad iraquí. En marzo de 2020 se ordenó el retiro de algunas tropas estadounidenses con el fin de preservar la salud de los norteamericanos. Esto fue aprovechado por ISIS, sin embargo no hubo combates de índole mayor.

Infortunadamente, desde el siglo XX Irak se ha convertido en símbolo de represión, invasión, devastación y guerra,  no han sido los mejores años para esta nación. Posiblemente el panorama siga empeorando para este país ya que, actualmente esta nación tiene desintegraciones geográficas, étnicas, culturales y religiosas, problemas a los cuales el ejecutivo ni el legislativo les han puesto el cuidado que necesitan, a tal punto que una persona que no ha tenido algún cargo dentro del gobierno como el clérigo chií, Muqtada Al-Sadr, tenga más peso en la sociedad de Irak que el mismo primer ministro y delegados a los cuales los iraquíes eligieron y les dieron su voto de confianza.