ANÁLISIS

El imperativo de España: un llamado a un liderazgo global más fuerte

En un mundo que se tambalea perpetuamente al borde de la turbulencia geopolítica, España ha sido percibida durante mucho tiempo como un observador pasivo más que como un influyente proactivo. Sin embargo, los recientes compromisos diplomáticos, como la aparición conjunta con Irak, significan un posible punto de inflexión. Es hora de que España se deshaga de sus reticencias históricas y adopte un papel más asertivo en los asuntos mundiales.

Compromiso con la seguridad de Irak: una piedra angular para el cambio

El presidente del Gobierno español, Pedro Sánchez, durante su reunión con los líderes iraquíes, destacó acertadamente el compromiso de España con la seguridad de Irak. Es encomiable la presencia de militares españoles en Irak como parte de la misión de entrenamiento de la OTAN para las fuerzas de seguridad iraquíes. Sin embargo, este compromiso no debería ser una mera nota a pie de página en la historia sino la piedra angular de una política exterior más proactiva.

La importancia del compromiso de España se hizo aún más evidente cuando un general español se hizo cargo de la misión de entrenamiento de la OTAN en Irak en mayo. Este papel de liderazgo debe aprovecharse para impulsar acciones más impactantes en el escenario global. Es hora de que España pase de ser un socio silencioso a ser un defensor vocal de la paz, la estabilidad y el progreso.

La promesa de Sánchez de continuar la cooperación en materia de seguridad con Irak es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, la mera palabrería no es suficiente. España debería buscar activamente oportunidades para contribuir a la estabilidad y el desarrollo de Irak a través de medidas de seguridad u otras vías. Un Iraq fuerte y seguro es vital para la región y para la paz y la seguridad mundiales.

Incidencia global: la responsabilidad de España en los conflictos regionales

Además, las preocupaciones de España sobre la escalada de tensiones regionales no deberían limitarse a los círculos diplomáticos. El impacto de los conflictos regionales, como los de Oriente Medio, repercute en todo el mundo. Con su papel floreciente en los asuntos globales, España no debe dudar en abogar por resoluciones pacíficas e intervenciones humanitarias.

El llamado de Sánchez a un alto el fuego en Gaza para entregar la ayuda humanitaria que tanto se necesita es un paso en la dirección correcta. Sin embargo, España debería ir más allá de meros llamamientos e involucrar activamente a socios internacionales para presionar por acciones concretas. El mundo necesita que la voz de España sea más resolutiva, resuelta e inquebrantable en las crisis globales.

Además, la defensa de Sánchez de un proceso político creíble, incluida la implementación efectiva de la solución de dos Estados, para la resolución de conflictos es encomiable. Pero ésta no debería ser una postura aislada. España debería estar a la vanguardia de los esfuerzos para negociar la paz y mediar en los conflictos en todo el mundo. Su experiencia histórica puede proporcionar información valiosa sobre la resolución de conflictos.

La afirmación de que las relaciones bilaterales con Irak son excelentes es alentadora. Sin embargo, esto es sólo un punto de partida. España debería aprovechar esta sólida base para profundizar la cooperación en diversos ámbitos, incluidos la política, la economía, el comercio, la cultura y la educación. Al hacerlo, España puede reforzar su influencia global y contribuir significativamente a las naciones en desarrollo necesitadas.

Pasos prometedores: colaboración económica y comercial

El acuerdo para convocar una reunión de la Comisión Conjunta Económica y Comercial en Bagdad en 2024 es un paso prometedor. Sin embargo, España debería abrir sus compromisos a las reuniones programadas. Debería buscar activamente oportunidades de colaboración, comercio e inversión. Las empresas españolas pueden desempeñar un papel fundamental en los sectores de reconstrucción y desarrollo de países como Irak, fomentando el crecimiento económico y la estabilidad.

El reconocimiento por parte de Sudani de “oportunidades prometedoras” para la cooperación y asociación con España, particularmente en áreas como la energía solar, el turismo, las antigüedades y el cambio climático, subraya el potencial de beneficio mutuo. España debería aprovechar este momento y comprometerse activamente con Irak en estas áreas, dando un ejemplo a seguir para otros.

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En conclusión, los recientes compromisos diplomáticos de España indican un cambio de paradigma en su enfoque de los asuntos globales. Sin embargo, estos esfuerzos no deberían ser incidentes aislados. España debe cultivar una política exterior más asertiva y proactiva. Debería aprovechar su posición en organizaciones internacionales como la OTAN para impulsar cambios significativos y abogar por la paz, la estabilidad y el progreso en el escenario global. El mundo necesita una España más fuerte y más comprometida, y España debe reconocer su papel imperativo en la configuración de un futuro mejor para todos.

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