Durante los últimos cinco años, las reformas en Latinoamérica sobre las energías renovables han hecho que el territorio se ubique como un referente a nivel mundial

Según un reporte de la organización REN21 sobre la situación mundial de las energías renovables para el 2018, la industria en América Latina creció posicionando a la región como un referente a nivel mundial. La ampliación de inversión, el compromiso gubernamental y el interés de inversores extranjeros en el territorio se ubican como unos de los factores que más han contribuido a este crecimiento.

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Esta situación tiene dos caras favorables que deben ser tenidas en cuenta. Por un lado, la diversificación del mercado latinoamericano que, aprovechando sus características regionales, se ha modificado de tal manera que cada país sea capaz de aprovechar sus ventajas y perseguir sus intereses propios. Por otra parte, se encuentran las subastas como el medio económico más atractivo para la asignación de contratos y la generación de competitividad en el mercado.

Como explica Patricia Darez Wind Power Monthly, cada país ha logrado generar una estrategia de mercado diferente, pero con excelentes resultados. Así, Chile ha apostado por una industria orientada la innovación tecnológica, que le ha permitido competir con la energía fósil tradicional. Por su parte, Argentina ha decidido permitir los PPAs (Power Purchase Agreements), es decir, contratos entre dos partes: un generador de energía y un comprador, con empresas privadas.

Igualmente, explica Darez, las subastas son una figura que han permitido que las exigencias para producir energía sean menores, que los precios bajen y que se genere más competitividad. Esto se debe a que resulta más económico un proyecto a pequeña escala de energía eólica o solar que una gran planta hidroeléctrica.

Colombia lidera en la región

La industria de la energía renovable en Colombia goza de una posición muy favorable actualmente. Según el Índice Global de Desempeño en Arquitectura Energética para el 2017, el país está de primero en la región latinoamericana y se ubica en el puesto número 8 a nivel mundial. Esta información resulta muy positiva si se tiene en cuenta que Colombia comparte su posición con países que han invertido gran cantidad de recursos en implementación de plantas e innovación en tecnología de energías renovables. Estos países son Suiza, Noruega o Suecia, que se encuentran en el top 3.

Esta perspectiva de crecimiento y viabilidad de la industria ha generado que el mercado gire su atención hacia Colombia y a sus posibilidades en materia de energías renovables, especialmente en energía solar. Sobre esto, vale la pena mencionar el proyecto del Ministerio de Minas y Energía “PaZa la Corriente”, con el que se espera llevar energía eléctrica a más de 150.000 familias con difícil acceso a esta necesidad.

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En cuanto a las subastas, este año hubo un precedente que, sin lugar a dudas, marcará el futuro del mercado de las energías renovables: la resolución 40791 y 40795 de 2018. En la primera se reglamenta el mejor camino económico para la asignación de contratos de energía eléctrica y  en la segunda se reglamenta la primera subasta en el país.

Esta última resolución detalla específicamente las características del producto a subastar, diez años de contrato de producción de energía, así como los requisitos que debe tener cada empresa que se presente a estas convocatorias. El objetivo de las subastas, económicamente hablando, es abrir la competitividad y permitir que diferentes tipos de empresas puedan apropiarse de proyectos para la generación de energía eléctrica a partir de sus posibilidades de innovación y desarrollo.

Estas subastas que no distan mucho de una licitación, donde se adjudican planos del proyecto y requisitos y objetivos a cumplir, permiten que la industria de las energías renovables pase de ser una utopía de grandes mercados a una posibilidad real para distintas naciones.

LatinAmerican Post  | Jorge Ovalle

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