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La histórica y dramática victoria del Fluminense en la Copa Libertadores

En la dramática final se produjo una mezcla de éxtasis y angustia cuando el gol decisivo de John Kennedy impulsó al equipo brasileño a la gloria, solo para que sus celebraciones terminaran con una tarjeta roja, lo que resume la pura pasión y el tumulto del clímax del torneo .

jugadores del fluminense

Foto: 11/04/2023.- Los jugadores de Fluminense levantan la copa tras ganar la final de la Copa Libertadores entre Boca Juniors y Fluminense en el estadio Maracaná de Río de Janeiro, Brasil. EFE/ André Coelho

The Latin American Post Staff

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El triunfo del Fluminense en la Copa Libertadores

En una cálida noche de sábado en Río de Janeiro, Fluminense grabó su nombre en la tradición del fútbol sudamericano, consiguiendo el título de la Copa Libertadores por primera vez en una emocionante victoria por 2-1 sobre los gigantes argentinos Boca Juniors después de la prórroga. Fue un partido que encarnó el drama, la pasión y la imprevisibilidad de la competición de clubes más prestigiosa de América Latina.

Mientras el estadio Maracaná vibraba con los rugidos de los fieles de la gripe, el suplente John Kennedy emergió como el improbable héroe, al anotar en el minuto 99 para romper el punto muerto de la batalla empatada. Sin embargo, sus animadas celebraciones se vieron truncadas, ya que una segunda reserva por una interacción demasiado entusiasta con la multitud lo vio recibir sus órdenes de marcha, un momento de victoria personal eclipsado por una abrupta expulsión.

El camino hacia este decisivo clímax de la prórroga lo habían allanado desde el principio las botas del delantero argentino Germán Cano. En el minuto 36, Canó, que tuvo una temporada prolífica, demostró su destreza goleadora al poner al Fluminense en ventaja, un primer golpe crucial contra el ilustre Boca Juniors. Como testimonio del papel fundamental de Canó, sus 13 goles a lo largo del torneo igualaron la producción colectiva de todo el equipo de Boca, subrayando su importante contribución a la histórica campaña del Fluminense.

La resiliencia de Boca y el empate

Sin embargo, Boca no podía ser desestimado a la ligera. En la línea de una clásica pelea de peso pesado, dieron un contragolpe a través de un disparo de larga distancia de Luis Advíncula en la segunda mitad, reavivando las esperanzas para los hombres de Jorge Almirón y preparando el escenario para el dramatismo que se desarrollaría en la prórroga.

En medio de la batalla táctica y física, el partido también marcó potencialmente una coyuntura significativa en la carrera de André del Fluminense, cuyos rumores de transferencia a los titanes de la Premier League, Liverpool y Arsenal, insinuaban el final de su capítulo con el equipo brasileño.

En el caldero acalorado del Maracaná, las tensiones escalaron más allá de la mera rivalidad futbolística. Estalló una escaramuza que llevó a la expulsión de Frank Fabra de Boca por una flagrante bofetada al capitán del Fluminense, Nino, un acto que redujo al equipo argentino a diez hombres; sin embargo, la ventaja numérica fue una que el Fluminense luchó por explotar plenamente hasta la intervención culminante de Kennedy.

La dedicación de Cano y el legado de Diniz

El final del partido resonó con emociones cuando Germán Canó dedicó el triunfo a su familia, su equipo y sus inquebrantables seguidores: un sueño hecho realidad desde el primer pitido del torneo, ahora una realidad que podría presentar como un legado a su hijo Lorenzo.

Fernando Diniz, que asumió la doble responsabilidad como entrenador del Fluminense y entrenador interino de Brasil, fue el arquitecto de este éxito. Ayudó a curar las cicatrices de la derrota final de 2008, entregando el codiciado trofeo a un equipo que había anhelado el reconocimiento continental. Esta hazaña lo coloca junto a los grandes estrategas del fútbol de clubes sudamericano.

Boca Juniors se quedó reflexionando sobre qué consuelo podrían haber encontrado en las palabras de su portero, Sergio Romero. A pesar de caer en el último obstáculo, Romero reconoció la encomiable campaña del equipo y lamentó no haber podido aprovechar las oportunidades del equipo, principalmente cuando jugaba con un hombre más, un factor fundamental en partidos de alto riesgo que a menudo inclinan la balanza.

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Este final, salpicado de peleas en el campo, un vaivén de emociones y un despido absoluto, fue un microcosmos apropiado de la propia Copa Libertadores: impredecible, cautivadora y profundamente arraigada en el tejido cultural del fútbol sudamericano. La victoria del Fluminense no se trata sólo de los cubiertos; simboliza el espíritu perdurable del fútbol brasileño: un don para lo dramático, la capacidad de superar la adversidad y un recordatorio de que los desvalidos pueden tener su día. Estos cuentos de hadas sin guión resuenan a través de generaciones.

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