ANÁLISIS

Redefiniendo la victimización: abordar la difícil situación de los hombres en la violencia de género

Si bien la mayoría de las víctimas de homicidios por motivos de género son mujeres y niñas, el número significativo de víctimas masculinas suele pasar desapercibido. Esta supervisión, arraigada en el estigma y las normas sociales, exige una comprensión más amplia de la dinámica de género de la violencia .

Mujer sentada en el suelo

Foto: Correo Latinoamericano

The Latin American Post Staff

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Víctimas masculinas en el sombrío panorama

El reciente informe de las Naciones Unidas que destaca que el 70% de los homicidios que involucran a parejas o exparejas íntimas victimizan a mujeres y niñas, pinta un panorama sombrío de la violencia de género. Esta alarmante estadística, que pone de relieve la prevalencia de los feminicidios, es un claro recordatorio de la urgente necesidad de abordar la violencia contra las mujeres. Sin embargo, hay un aspecto crucial de esta narrativa que a menudo permanece en las sombras: los hombres víctimas de violencia de género.

La falta de denuncia y reconocimiento de las víctimas masculinas se debe a innumerables razones, entre las que destacan el estigma social y las rígidas normas de género. La percepción predominante de los hombres como perpetradores y no como víctimas de la violencia doméstica contribuye a un importante punto ciego en nuestra comprensión de esta cuestión. Esta narrativa sesgada no sólo margina a las víctimas masculinas sino que también impide un enfoque holístico para combatir la violencia de género.

La perspectiva global

El Estudio Global sobre Homicidios de la ONUDD revela que, si bien las mujeres se ven afectadas de manera desproporcionada por los homicidios relacionados con la familia, los hombres son predominantemente las víctimas en las estadísticas generales de homicidios. En países con altas tasas de homicidio, la violencia entre hombres, a menudo vinculada a actividades delictivas, es la forma más común de homicidio. Este contraste es revelador: subraya cómo los factores y motivos sociales impulsan diferentes patrones de violencia contra hombres y mujeres.

En las regiones con tasas de homicidio más bajas, donde la violencia familiar y de pareja es más prevalente, la atención se centra predominantemente en la violencia masculina contra las mujeres. Este enfoque, si bien es esencial, pasa por alto inadvertidamente la realidad de que los hombres también pueden ser víctimas de violencia de pareja. El estereotipo arraigado de que los hombres son inherentemente violentos y dominantes oscurece el hecho de que pueden sufrir, y de hecho sufren, abusos en entornos domésticos.

Estigma social y desgana

El estigma que rodea a la victimización masculina en escenarios de violencia doméstica está profundamente arraigado en las nociones tradicionales de masculinidad. Los hombres suelen ser reacios a denunciar los abusos por miedo a ser castrados, ridiculizados o no ser tomados en serio. Esta actitud social crea una barrera para los hombres que buscan ayuda y contribuye a que estos casos no se denuncien.

Además, la falta de recursos y sistemas de apoyo para las víctimas masculinas agrava el problema. La mayoría de los refugios, líneas directas y servicios de apoyo están dirigidos a mujeres, lo que deja a las víctimas masculinas con opciones limitadas de asistencia. Esta brecha en los servicios de apoyo es un reflejo de la idea errónea social más amplia de que los hombres no necesitan ni merecen el mismo nivel de protección y atención que las mujeres en situaciones de violencia doméstica.

Un llamado a estrategias inclusivas de género

Enmarcar la violencia de género como una cuestión predominantemente femenina también obstaculiza la lucha contra dicha violencia. Al no reconocer el alcance total del problema, incluido su impacto en los hombres, no logramos desarrollar estrategias integrales que aborden las causas profundas de la violencia en nuestras sociedades. Un enfoque inclusivo de género para combatir la violencia doméstica es crucial para crear comunidades más seguras para todos, independientemente del género.

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En conclusión, si bien es indiscutible que las mujeres y las niñas son las más afectadas por la violencia de género, particularmente en situaciones de pareja, es imperativo ampliar la conversación para incluir a las víctimas masculinas. Reconocer y abordar la difícil situación de los hombres en estas situaciones no significa desviar la atención de las luchas de las mujeres sino más bien comprender todo el espectro de la violencia doméstica. Un enfoque holístico e inclusivo para abordar la violencia de género es esencial para combatir eficazmente este problema generalizado en nuestras sociedades.

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