Encanto de Disney puede ayudar a la reactivación económica en Colombia

Encanto de Disney puede servir como un antes y un después en la historia del turismo en Colombia. El filme que retrata la vida de Maribel y la familia Madrigal en medio de las montañas colombianas ha llegado a todo el mundo. El cine ha podido gozar con paisajes, personajes y música inspirada en la cultura y realidad colombiana.

Este filme rompe con la tradición estadounidense de mostrar solo una realidad o una parte de la historia colombiana: el narcotráfico y la exaltación de la figura de Pablo Escobar. Ahora, luego de que niños y familias vean Encanto de Disney, podrán ver en Colombia, un futuro destino de viaje, lo que puede traer un impulso para la economía colombiana.

Previo a la pandemia, en 2019, el Minsiterio de Comercio, Industria y Turismo, registró una cifra record en el número de turistas extranjeros: 4 .515.932. Las apuestas para el 2020 eran de cerca de los 5 millones, algo que la pandemia evitó. Pero ahora Colombia deberá tomar este nuevo foco mediático que creará la película y así ayudar a la reactivación económica.

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Si esto no motiva e incentiva al aumento del turismo en Colombia, es casi imposible adivinar qué lo hará. Pero para que esto ocurra de una forma adecuada, el país, en especial el Gobierno y sus ministerios de Turismo y Medio Ambiente, deberá estar preparado, no solo para poder multiplicar el número de turistas actuales (antes de la pandemia), sino para que su llegada sea adecuada, segura y su estadía, placentera.

Principalmente, en la película se destaca la arquitectura, el arte, la vestimenta y los paisajes de casi todas las regiones del país. La Costa Atlántica, la región Andina, el Amazonas, el Pacífico y hasta el chigüiro, que es un animal que encontramos en la orinoquía. Más específicamente, podemos ver el Valle del Cocora, el río de los 7 colores, Cartagena, Barichara, Medellín, Carmen de Viboral, Vélez, el bosque amazónico, entre muchas otros destinos.

Pero vayamos punto por punto. Entre los destinos destacan 2 de sobre manera: Valle del Cocora, la Amazonía y el río de los 7 colores. Ambos son tesoros medioambientales a los cuales hay que proteger y que un turismo masivo podría dañar para siempre. Es por esto que habrá que preparar adecuadamente y comunicar adecuadamente las normas y los requerimientos. No esperemos a que se llene de turismo y proveedores turísticos que incumplan estas normativas, ya que esto terminaría siendo más traumático y problemático.

Por otro lado, es verdad que Cartagena y Medellín ya tienen una infraestructura a la altura. Hay gran oferta hotelera, gastronómica y turística ya que normalmente ya reciben gran cantidad de visitantes. Sin embargo, ambas de estas ciudades ya sufren males del turismo en masa, por ejemplo, la ciudad caribeña padece un mal de turismo sexual desde hace ya varios años. Es verdad que esperemos que Encanto ayude a cambiar la imagen y el tipo de turistas que llegan a las playas cartageneras, pero será también papel de las autoridades tomar medidas eficaces para cambiar esta realidad.

En cuanto a los pequeños pueblos como Carmen de Viboral, Vélez o Barichara, no cuentan con la infraestructura necesaria. A lo mejor, entre estos 3 destinos, Barichara ya tiene una oferta hotelera digna, pero si Encanto logra lo que muchos esperan que logre, se necesitará mayor inversión pública y privada. Mejorar las rutas de acceso, la capacitación del sector y una mejora en planes para acoger a la gran demanda de turistas que lleguen y no afecten de forma negativa el vivir de estas comunidades. Para esto necesitarán planeación y la no sobre explotación. Por ejemplo, Barichara se encuentra en una zona árida y la obtención de agua puede ser un problema que afecte tanto a los hoteles como a los habitantes, por lo que habrá que identificar el límite de construcción y de huéspedes.

En definitiva, Encanto puede ser la producción internacional que faltaba (ojalá y lleguen muchas más) para que el país mostrara otra cara para el mundo. Pero también tenemos que ir un paso por delante para no volver traumática la llegada de todo aquel que quiera visitar y conocer.