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Ganó Lula da Silva, ¿Pero también Bolsonaro?

Las recientes elecciones brasileñas dieron como vencedor al expresidente socialista Luiz Inacio Lula da Silva. Lula le ganó al actual mandatario Jair Bolsonaro por solo 1%, pero la victoria no fue completa.

Luis Inácio Lula da Silva

Foto: TW-LulaOficial

LatinAmerican Post | Santiago Gómez Hernández

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Los brasileños eligieron a quién gobernará los próximos 4 años: su antiguo presidente Luiz Inacio Lula da Silva. El exlíder sindical y máximo patriarca del Partido de los Trabajadores logró vencer por la mínima diferencia al presidente-candidato Jair Bolsonaro por un solo punto porcentual. La mínima diferencia evidencia una clara división de la población.

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Precisamente, esta pequeña ventaja que consiguió el presidente electo demuestra la gran oposición que tendrá el gobierno de Lula y la fuerza que puede representar Jair Bolsonaro desde la sombra. Si el saliente presidente logra sacar provecho adecuado a estos números, podrá volver a competir en las próximas elecciones, tal como lo hizo Lula.

Bolsonaro y el reconocimiento de la derrota

A pesar de que el Tribunal Superior Electoral ratificó la victoria de Luiz Inacio Lula da Silva, y de que gran parte de la comunidad electoral reconocieron al nuevo presidente, Bolsonaro aún no se ha manifestado. El presidente-candidato aún no ha hecho oficial su derrota, lo que deja una incertidumbre del próximo paso del bolsonarismo.

El mismo presidente ya había manifestado que no reconocería su derrota, ya que especula (sin pruebas) de un fraude electoral que buscaba damnificarlo. A pesar de que la votación electrónica que usa Brasil no tuvo ningún tipo de denuncia por parte de los observadores, el oficialismo se encargó de sembrar la duda en el panorama político. Es por esto que la decisión que tome Bolsonaro, ya sea aceptando su derrota o rechazando los resultados, puede llevar a que gran parte de los seguidores del líder ultraderechista tampoco reconozcan la administración de Lula. Algo muy parecido a lo que hoy vive Estados Unidos.

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La diferencia entre ambos gigantes del hemisferio occidental, es que en Estados Unidos, Joe Biden ganó elecciones ejecutivas y legislativas; además de que el partido Demócrata controla gran parte de los estados. En Brasil, los resultados legislativos y regionales dieron como ganador al bolsonarismo.

Poder regional

A pesar de que el vencedor de las elecciones presidenciales fue Lula, el bolsonarismo demostró su poder regional. De los 27 estados de Brasil, la mayoría estarán en manos de la derecha, lo que deja a Lula sin influencia tácita en la mayoría del territorio brasileño. Aunque no todos son aliados directos a Bolsonaro, sí son partidos de derecha que no tienen gran simpatía por Lula.

Precisamente, la joya de la corona, el Estado de São Paulo, el centro más poblado (46 millones de habitantes) y motor económico del país, quedó en poder de Bolsonaro. Tarcísio Gomes de Freitas, exminsitro de Infraestructura de Bolsonaro, ganó la gobernación, dejando a la extrema derecha como la principal fuerza electoral en este gran territorio, que tiene como centro político a la ciudad de São Paulo. No le alcanzó al exalcalde de la urbe y excandidato del PT, Fernando Haddad, para quedarse con este bastión de la derecha, pero sí consiguió un buen resultado con un 35.7% en primera vuelta (42.32% para Freitas) y un 44.73% en segunda (55.27% para Freitas).

Aunque Lula inicia su presidencia con un panorama hostil, posibles futuras alianzas pueden hacer más fácil la cooperación entre el poder federal y el nacional. Más en los estados donde la centro-derecha fue la victoriosa, una alianza que Lula supo aprovechar en su primera presidencial. Un claro ejemplo son las gobernaciones en manos del PSDB en Río Grande do Sul, Mato Grosso do Sul y Pernambuco.

Así las cosas, 14 Estados quedan en manos del bolsonarismo puro: São Paulo, Mato Grosso, Rondonia, Santa Catarina, Río de Janeiro, Minas Gerais, Tocantis, Amazonas, entre otros; mientras que el PT obtuvo 10: Bahía, Alagoas, Espírito Santo y Paraíba; y 4 por los moderados (Río Grande do Sul, Mato Grosso do Sul, Pernambuco y Sergipe)

Un Congreso Fragmentado

A pesar de que en las elecciones nacionales la polarización impidió que una tercera campaña le compitiera a Lula o Bolsonaro, en el Congreso, se repitió la tradicional fragmentación. Ningún partido, por sí solo, logró las mayorías. No obstante, el Partido Liberal de Jair Bolsonaro, fue el más votado en Cámara y Senado. El movimiento de extrema derecha se quedó con 14/81 senadores y 99/513 diputados.

Por su parte, el PT, partido de Lula, consiguió 9/81 senadores y 68/513 diputados. Es por esto que las coaliciones serán vitales para gobernar o hacer oposición efectiva. Ningún partido por si solo podrá pasar leyes y serán necesarios los acuerdos. En este escenario, incluso los partidos pequeños podrán desequilibrar la balanza.

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