¿Imperialismo ruso y chino en América Latina? Cada vez más influencia de las superpotencias

En un mundo cada vez más globalizado, se hace muy necesario para las grandes potencias hegemónicas del mundo ampliar su presencia en gran parte de los continentes, para así conseguir una mayor influencia política, económica, militar y territorial. Porque aquello las puede posicionar por encima de otra nación con grandes aspiraciones y, encima, permite fortalecer relaciones y lazos con países que requieren de acuerdos comerciales o de otra índole. Es decir, se genera cierta dependencia y ambas partes, en mayor o menor medida, salen favorecidas del vínculo.

En los últimos años, tanto Rusia como China se acercan cada vez más a América Latina, y aquello no es casualidad. En el caso de los rusos, hay acuerdos económicos con Venezuela y, producto de la pandemia del coronavirus, hay que recordar que para poder iniciar con el proceso de inmunización, los rusos donaron dosis de la vacuna Sputnik V a países como Argentina, Nicaragua, Venezuela, Paraguay y Bolivia, lo que ayudó a que los sistemas de salud de aquellas naciones resistieran dentro de lo posible las olas de covid-19.

Respecto a China, el gigante asiático busca en el continente las materias primas y un mercado más amigable que le permita seguir desarrollándose. Por lo que hay intereses económicos innegables. De hecho, China tiene tratados de libre comercio con Chile, Costa Rica y Perú. Con Chile, por ejemplo, la producción del cobre del país sudamericano tentó a los asiáticos, como lo hicieron los suministros de minerales metálicos en el caso de Perú o los productos electrónicos que ofrecen los costarricenses.

Rusia y China se acercan a América Latina

De acuerdo a la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), al 2020 y en relación a los anuncios de inversión de empresas chinas en Latinoamérica y el Caribe, los sectores a los que apuesta China se han pluralizado. El sector automotor lidera con el 44%, el sector de las energías renovables le sigue con un 17%, el sector de servicios financieros con 11% y también destaca el sector de bienes de consumo con 6%. 

El dato que arroja la Red ALC-China en un estudio que realizó en plena pandemia también dice mucho. Entre 2015 y 2020 China con sus empresas privadas y estatales invirtió casi 75.000 millones de dólares en las distintas naciones latinoamericanas y ha concentrado el 77% de su inversión en Colombia, México y Chile. No es casualidad que el Foro Económico Mundial (WEF) proyectara que, en cerca de 15 años más los asiáticos podrían transformarse en los principales socios comerciales para el América Latina, superando a Estados Unidos..

En relación a Rusia, anteriormente ya se ha hablado de su presencia e influencia en el territorio, sobre todo con países considerados como autoritarios en la región, como lo son Nicaragua, Venezuela y Cuba. Los cubanos y los venezolanos son aliados muchas veces estratégicos para los rusos; a Venezuela en más de una ocasión la ha apoyado militarmente y con Cuba hay una cooperación estratégica que ni la emergencia sanitaria ha podido frenar del todo.

Lea también: Elecciones Colombia: principales diferencias de las propuestas de Rodolfo Hernández y Gustavo Petro

Tampoco hay que olvidar que en febrero pasado, el mandatario de Venezuela, Nicolás Maduro, declaraba que “hemos ratificado el camino de una poderosa cooperación militar entre Rusia y Venezuela para la defensa de la paz, de la soberanía, de la integridad territorial, una poderosa cooperación militar”. Esta declaración en medio de un conflicto entre Rusia y Ucrania que en ese momento no terminaba por alcanzar su punto máximo, pero en donde ya los aliados de Rusia lo apoyaban, lo que dice mucho.

Estados Unidos pierde influencia

Con Rusia y China con una fuerte presencia en el continente, Estados Unidos comienza a perder cierto protagonismo. Ya no hablamos solo de países latinos que negocian con otros o que buscan aliados más allá de Estados Unidos, sino que ya lo que hacen los americanos no parece ser tan significativo.

El más claro ejemplo fue la última Cumbre de las Américas, encuentro entre jefes de Estado y de gobierno de los países de América en donde se abordan distintas problemáticas que afectan a nivel continental. Hace años era un acontecimiento de mucha relevancia, pero esta última vez no lo fue. Al no invitar a Nicaragua, Cuba y Venezuela, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, descartó su participación, lo que puede considerarse como un golpe duro a EEUU. Honduras, El Salvador, Guatemala y Bolivia tampoco fueron.

Si Estados Unidos no logró una convocatoria amplia, participativa y en donde se podía dialogar de cuestiones políticas, es porque claramente su influencia en el territorio es menor a la que alguna vez tuvo, y esto o bien puede deberse a que Rusia y China aparecen como amenazas reales para el país dirigido por Joe Biden, o porque Estados Unidos ha sido incapaz de definirse en cuestiones importantísimas para los latinos, como lo son el narcotráfico, la inmigración y la economía. Aspectos que son muy importantes hoy en día y que se deben discutir, con una amplia participación. La que esta instancia precisamente no tuvo.