AMÉRICAS

Venezuela a contra reloj para reabrir el diálogo rumbo a 2024

Brasil, Argentina, Colombia, Francia y Venezuela se reunieron para incentivar un proceso de diálogo que prepare al país para unas elecciones democráticas en 2024.

LatinAmerican Post | Luis Angel Hernández Liborio

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En el marco de la reunión del Consejo de la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) se llevó a cabo la reunión entre el presidente de Francia, Emmanuel Macron, con sus pares de Brasil, Colombia y Argentina, además de los representantes del gobierno y la oposición venezolanos. El reto es apoyar el tránsito de Venezuela hacia elecciones democráticas en 2024, aun pese al fracaso de los diálogos anteriores.

Maduro en busca de oxígeno

El gobierno de Nicolás Maduro se ha visto asfixiado por las numerosas sanciones de las que es objeto su economía, estas suman más de 900 y provienen de Estados Unidos y la Unión Europea. La presión de estos actores hacia el país sudamericano ha ido en descenso, después de la etapa de Juan Guaidó como presidente en la sombra y la efervescencia que esta causó. Ahora Venezuela supo beneficiarse de tres factores: el primero es la guerra de Rusia y Ucrania, los Estados Unidos han vuelto su política flexible con el objetivo de mantener al país petrolero en su esfera, si bien no es una relación plena, si dio algo de oxígeno al desgastado gobierno. El segundo factor es China que ha hecho grandes inversiones en Latinoamérica, en el caso de Venezuela hecho préstamos, principalmente su cercanía política y económica con el gigante asiático podrían también relajar la política estadounidense hacia el país.

El tercer factor es una Latinoamérica afín a sus intereses, con la llegada de gobiernos de izquierda, el país encontró apoyo ideológico y político. Ante unos Estados Unidos y Unión Europea cooperativos, Maduro no perderá la oportunidad de mejorar sus relaciones y, principalmente, apelar al retiro de las sanciones hacia su país. Las negociaciones entre el gobierno y la oposición tuvieron distintas oportunidades, pero no llegaron a buen puerto. Una de las solicitudes recurrentes a Venezuela es la promesa sólida de un cambio de gobierno y elecciones libres, garantías que la administración de Maduro no puede ofrecer, debido a que de ello depende su supervivencia. Cualquier intento de poner en la mesa las demandas de la oposición generan la aversión del gobierno venezolano y el congelamiento de las negociaciones.

Las posiciones de sus vecinos y la Unión Europea

Las posiciones críticas de Colombia, México o Argentina antes del retorno a la izquierda eran de condena al gobierno venezolano y se transformaron en apoyo al régimen de Maduro. Petro y López Obrador ofrecieron sus países para ser sede de negociaciones para la paz en Venezuela, las ocurridas en México en 2021 fueron un fracaso, pero en 2023 Gustavo Petro ha vuelto a ofrecer esta opción, mientras más países sean observadores y garantes, quizá tenga mayor posibilidad de éxito para alcanzar un consenso sobre el futuro venezolano. Brasil ha vuelto a la escena internacional con un Lula ávido de participar de forma activa en ella. Después del gobierno hermético de Bolsonaro, Lula ha hecho lo que sabe hacer: ser protagonista. Lo hizo con la guerra ruso-ucraniana proponiendo una solución que desagradó al país invadido y lo hace también con Venezuela.

La intención principal de Lula no es definir qué debe hacerse en Venezuela, sino dar las condiciones para que oposición y gobierno se sienten a negociar y dar una salida a la crisis que afronta el país desde hace casi una década y que ha hecho emigrar a millones de venezolanos. Argentina también está en la misma línea que Colombia y Brasil, la de apostar por el diálogo y convertirse en foros para lograrlo. Entre líneas se observa una posición a favor de Maduro, no hay propuestas de cambio inmediato y sin condiciones, como se llegó a solicitar en el pasado, ni de someter al presidente venezolano a la justicia. La salida democrática a la que aspiran pretende salvaguardar a Maduro sin importar si la continuidad del gobierno bolivariano está o no asegurada. Para la Unión Europea el tema es más sencillo, no tienen alguna afinidad con el gobierno de Maduro, pero sí cientos de razones para presionar en la búsqueda de condiciones democráticas. La presidencia española del Consejo de la Unión Europea es una buena oportunidad de crear una atmósfera de confianza al gobierno venezolano para negociar, más aún si está secundado por la Francia de Macron y la Alemania de Scholz.

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Las elecciones de 2024

La preocupación principal de la Unión Europea es que 2024 vuelve a ser año electoral en Venezuela, con cada ciclo la política del país se descoloca y genera caos interno, una espiral de protestas de la población y de la oposición que termina nuevamente con el poder en manos de Maduro. Adelantando este escenario, el bloque de los 27, por iniciativa de Francia, busca el acercamiento de oposición y gobierno para que se den elecciones reconocidas por la comunidad internacional. Es casi un hecho que Maduro se presentará a la reelección, mientras del lado opositor el gobierno ha hecho lo posible para evitar su avance, apenas días anteriores se denunció la inhabilitación ilegal de la precandidata María Corina Machado.

Si Maduro no aprovecha la coyuntura por la que Unión Europea y Estados Unidos le han dado la oportunidad de una salida negociada, lo siguiente será una crisis continua y de desgaste producto de más sanciones. Con el relanzamiento del Mercosur y su nuevo acuerdo con la Unión Europea (aun en proceso), además de los $50 mil millones de dólares en inversiones, Venezuela podría mejorar notablemente su horizonte económico y social.

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