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Final de “Succession”: Sobre ser una reina consorte

Este domingo 28 de mayo fue emitido el episodio final de "Succession". Esta es nuestra reseña de este final tan esperado por muchos.

Fotograma de la serie 'Sucesión'

Foto: HBO

LatinAmerican Post | Staff

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La premisa de "Succession" es, relativamente, sencilla: tres hijos del dueño y fundador del conglomerado de noticias más grande de Estados Unidos se pelean la sucesión del trono. El primer episodio de la serie tiene lugar el día del cumpleaños 80 de Logan Roy, el padre; día en el que se anunciaría a Kendall, el hijo mayor, como sucesor del imperio mediático. Justo antes del anuncio, Logan decide que Kendall no es el sucesor adecuado. 

Así se marca el ritmo de la serie: nadie cumple lo que ha prometido y esa falta a la palabra ocasiona, cada tanto, un giro en la trama. La promesa de sucesión es la carta que el padre jugará cada vez que debe manipular a alguno de sus hijos y todos caen todas las veces. 

Al ver que Kendall ya no es el seguro sucesor, sus hermanos, antes retirados de la contienda, ven una oportunidad. Siobhan, la hermana del medio, trabaja como estratega política de una candidata demócrata al senado. Rom, el hermano menor, parecía cómodo con tan solo ser un heredero después de haber fracasado en el área de entretenimiento de Waystar Royco, como se llama el conglomerado de la familia. Ambos, entonces, entran a la carrera por la sucesión.

La tercera temporada termina con la traición del padre a los hijos. Logan ha decidido vender el conglomerado y darle su trono a un inversionista extranjero. La cuarta y última temporada, entonces, comienza con los tres hijos unidos en contra del padre.

En este artículo, analizaremos el final de cuatro personajes de "Succession", por lo que acá te hacemos una advertencia de spoilers o adelantos. Si no has visto el final, para de leer acá.

Roman Roy

Todos, a lo largo de la serie, han tenido su oportunidad. A todos les ha sido prometida la corona. Sin embargo, tal vez el que parecía más cerca de lograrlo durante la temporada final era Roman. Las aspiraciones de Roman no eran tan corporativas sino familiares: quería hacer orgulloso a su padre. Hacia el final, él era el más cercano a Logan; pero esto se debía a que era el más susceptible a sus manipulaciones.

Tras la muerte del padre, en el tercer episodio de la temporada, Roman decide jugar del bando de Kendall, quien quiere tumbar el trato para que la empresa quede en manos de la familia. Durante un par de días, comparten la silla del CEO y, gracias a la forma magistral en que está escrita la serie, nosotros, la audiencia, que no sabemos nada sobre cómo debe administrarse un mega conglomerado mediático, entendemos y sabemos juzgar que cada decisión que toman los hermanos varones es errada. Eran las humillaciones del padre lo que nos hacía tomarnos en serio a este par de hermanos. Tras su muerte, los podemos ver por lo que son: dos niños (durante toda la serie, el padre y los ejecutivos de vieja data los llaman "kids") caprichosos. 

La caída definitiva de Roman es la primera que vemos. El penúltimo episodio de la serie empieza con él en la cima: ATN (la cadena de noticias de la que son dueños) ha anunciado, y con esto definido, la elección de un presidente que Rom cree tener en el bolsillo; ha sido elegido, además, para dar la elegía en el funeral de su padre; se siente seguro de que "él es". Sin embargo, cuando rompe en llanto en el funeral, pierde todo control. "Succession", sin llegar a compadecer a los poderosos, se atreve a explorar la fragilidad del poder. El llanto por la muerte del padre, algo que le concederíamos a cualquier ser humano, le cuesta al menor de los hijos el prestigio que parecía tener. Ya nadie puede tomárselo en serio después de eso. El capítulo termina con una secuencia de Rom pateado en medio de un disturbio por los dudosos resultados de las elecciones. 

Lee también: "Succession" en América Latina: ¿Quiénes son los Roy de la región?

Kendall Roy

Al morir su padre, Kendall queda huérfano de enemigo. Si Roman peleaba por la aprobación y el cariño de su padre, Kendall peleaba por revocarlo y sustituirlo. Él creía, genuinamente, que podía hacerlo mejor. Incluso cuando más cerca estuvo de su padre, durante la segunda temporada, fue en calidad de enemigo: eran un amo y su esclavo.

Kendall pelea tan duro, tan desesperadamente, por la sucesión, que parece peleando por sobrevivir. Sabemos que no es así, incluso si vendieran el conglomerado, es decir, incluso "perdiendo", él se haría irremediablemente rico. Así es que la lucha de Kendall parece caprichosa, y lo es. Sin embargo, es una lucha por su identidad. Cuando, en un último giro, en los últimos diez minutos, se da cuenta de que perderá la silla de CEO, llega incluso a suplicar; lo que su padre nunca haría. Sabemos que sin esa silla, y aun con millones de millones, a Kendall ya no le quedará nada, puesto que lo ha dejado todo (la posibilidad, incluso, de ser él mismo un padre) en la carrera por el trono.

La última toma de la serie es la de un Kendall derrotado, pero también liberado.

Siobhan Roy y su esposo Tom

Shiv lo dice en el funeral de su padre: "no era fácil ser su hija". En efecto, Logan llamaba a sus hijos varones por su nombre completo, Romulus y Kendall, y a ella la llamaba, más cariñosa pero también más condescendientemente, Pinky. Es la más inteligente de los tres, la menos emocional. Es buena estratega y sabe jugar sus cartas. Duró casi toda la temporada, y sin que nadie se diera cuenta, jugando en los dos bandos. Supo casarse con un hombre pusilánime que la adoraba, Tom.

Estaba a favor de la compra, pues Matsson, el comprador, le había prometido la silla de CEO. Tal vez el error en el que más incurrió Shiv es en el de creer las promesas que le hacían los hombres (su padre y luego Matsson). Del único del que aprendió a desconfiar fue de su marido, que la había traicionado para vender su alma al suegro.

Supo aliarse con sus hermanos cuando supo que Matsson le incumpliría. Ser una mujer más inteligente que él le costó a Shiv el favor de Matsson, quien recurrió a un hombre dócil: Tom. Y supo, de nuevo, cambiar el rumbo de las cosas al ver que su voto definiría si había trato o no. En los últimos diez minutos de la serie, Shiv Roy vuelve a cambiar de opinión. Venden Waystar Royco a Lukas Matsson. Tom será el nuevo CEO. La pareja se reúne, reconciliada, en un carro. Se dan la mano, esperan un hijo.

Me queda un sabor agrio al ver que la mujer solo puede ser reina consorte y no legítima sucesora, como correspondía. Ser estratégica y fría, características heredadas del padre, eran cualidades que a ella, en cambio, le jugaban en contra, pues era percibida siempre como una amenaza.

Pero permítaseme cambiar ligeramente de opinión. Tal vez ser consciente de esa desventaja es lo que hizo que la hija mujer tuviera más cartas por jugar. No solo era hija de su padre, sino también esposa de su marido. Ahora será madre de quien podrá ser, tal vez, el legítimo sucesor. Estas son cartas que sus hermanos no solo no tienen, sino que nunca habrían considerado, puesto que tener un marido y estar embarazada son cosas que ellos perciben como puntos débiles. Al final, Shiv se quedó con el pedazo más grande de Waystar Royco: recibió la suma de la venta que le correspondía como heredera y una silla (aunque en la sombra) al lado de su esposo.

Al fin y al cabo, en el ajedrez, la reina no es la ficha con la que se acaba el juego, pero sí es la que puede moverse en cualquier dirección. Es también la que tiene la corona. Aunque quienes hemos visto toda la serie sabemos, vuelvo a cambiar de opinión, que esa corona es también una condena.

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