La purga de Xi Jinping en China: los hombres fuertes del nuevo Gobierno

China es un caso especial en la comunidad internacional. Sus dimensiones territoriales, demográficas, económicas y militares le otorgan un estatus único de potencia global. Su compleja estructura de gobierno, heredada del siglo pasado, ha funcionado por mucho tiempo casi como el engranaje de un reloj. Sin embargo, Xi Jinping está trastocando dicha estructura para concentrar el poder de una forma no antes vista en el país. Detrás del líder hay un grupo de aliados que apuntalan su poder y que preparan a la "nueva China".

Los dueños del poder en China

Cuando de las potencias globales se trata, lo ideal para la estabilidad en el mundo es que tengan una estructura social y de gobierno que permita la alternancia, instituciones sólidas con candados que creen un equilibrio de poder. La posesión de armas nucleares y una extensa lista de tecnología militar de punta lo hacen necesario para evitar que la llegada al poder de personajes como Donald Trump, Vladimir Putin o Xi Jinping ponga en riesgo la paz y la estabilidad internacionales.

El presidente de China ha roto con la tradición y el equilibrio del Partido Comunista con el gobierno chino, la colocación de personajes cercanos a Jinping en puestos claves solo ha provocado que el poder se concentre cada vez más en el mandatario. Tras casi una década en la presidencia, Jinping prepara el camino para su tercer mandato sin oposición alguna, mientras tanto su "corte" se perfila también para tomar el control de los cargos principales del gobierno y el partido.

Dentro del Partido Comunista (y de manera transversal el gobierno chino) está el Politburó, un selecto grupo de 25 personas elegidas por el Comité Central. Su importancia es notable, son uno de los eslabones principales en la toma de decisiones en China. Y aún más selecto es el grupo de 7 personas que forman el Comité Permanente del Politburó, donde Xi Jinping ha logrado colocar a 4 más de sus allegados (además de su propio asiento en el comité): Li Qiang, secretario del partido en Shanghái que sin duda se convertirá en primer ministro, aún tras una desastrosa gestión de la pandemia; Cai Qi, líder del partido en la capital del país; Ding Xuexiang, el jefe de la oficina general y Li Xi, el secretario del partido en Guangdong.

Cien años de la República Popular China

El 2049 está a menos de 30 años de distancia, China está en una etapa de definición. Su modelo ha sido llevado al extremo, no es una democracia, pero tampoco una dictadura en el estilo occidental. Es una estructura complicada, que se sostiene del viejo esquema "socialista" que se encuentra lejos de aquellos ideales desde su apertura económica. No obstante, pese a la transformación industrial, el gobierno no ha cambiado mucho, por ello el Partido Comunista teme perder el control de la economía, algo en lo que Xi Jinping ha hecho énfasis, en que el Estado no debe perder la autoridad sobre ella.

De ahí que el control sobre industriales y empresarios sea férrea, aunque algunos como Jack Ma, propietario de Alibaba han sacado partido de su cercanía al partido. El empresario apoya las políticas y el discurso de Jiping, por lo que la membresía del Partido Comunista no es más una cuestión ideológica, sino la forma de pertenecer al grupo en el poder y abrirse paso en él. No es imposible que Jinping llegue al centenario de China, pero las consecuencias de sus movimientos actuales sin duda tendrán un impacto en el mediano plazo para el país y el mundo. 

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La purga

Al igual que en Rusia, en China se han ido eliminando del tablero a los opositores al régimen o a quienes se consideran indeseables. Colocar a alguien cercano a Xi Jinping en un puesto implica al mismo tiempo el retirar a alguien que no lo era, es decir, una purga. Por ejemplo, Li Keqiang, actual primer ministro, ha quedado fuera del Politburó, marginando así a su facción del partido y del gobierno. Lo mismo ha ocurrido con Hu Chunhua, hombre cercano al expresidente Hu Jintao, quien en días pasados fue retirado de forma sorpresiva del importante Congreso del Partido Comunista. La causa oficial fue un problema de salud, sin embargo, todo apunta más bien a eliminar a un rival político de Jinping, quien ve la gestión del expresidente como un momento de decadencia. 

Poder al estilo de Putin

De edades similares, Vladimir Putin y Xi Jinping han trabajado en la última década en concentrar el poder y tener un férreo control sobre los sectores clave de la economía de sus respectivos países. Ambos tienen un enemigo en común: Estados Unidos y podemos incluso extenderlo a Occidente. La resistencia de Rusia en su guerra con Ucrania se debe en buena medida al respaldo tibio de China, que no ha entrado de lleno en la discusión global sobre el tema. Donde China sí tiene claro su papel en el mundo es en el tema de Taiwán, en especial tras la visita de Nancy Pelosi semanas atrás. Para Xi Jinping ha sido una provocación, que se suma a los ataques de Donald Trump en el terreno económico e industrial.

Y ese puede ser uno de los factores por los que Putin y Jinping concentran poder; pretenden estar listos para poder hacer frente, de ser necesario, a la OTAN. El crecimiento económico de China no es gratuito, ha impulsado el desarrollo tecnológico del país y con ello su capacidad militar. Xi Jinping tiene clara la idea de seguir impulsando a China hacia la mitad del siglo y de posicionarla como la principal potencia global. El problema para el presidente y su homólogo ruso es la edad, concentrar el poder dejará un caos en su ausencia en dos países que dependían de rígidas estructuras que no pueden simplemente volver a colocarse sin consecuencias.