AMÉRICAS

La izquierda condiciona la postura de la región en los temas de la agenda global

El anuncio de la ruptura de relaciones de Honduras con Taiwán crea la interrogante sobre el papel de la izquierda en la postura de la región hacia los temas relevantes en el mundo

Xiomara Castro, Xi Jinping

Fotos: Flickr-Oficina presidencial, Palácio do Planalto

LatinAmerican Post | Luis Angel Hernández Liborio

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Read in english: The Left Conditions the Region’s Position on Issues on the Global Agenda

Siguiendo la tendencia de Nicaragua, El Salvador y República Dominicana, Honduras ha roto sus relaciones diplomáticas con Taiwán para establecerlas con China. En menos de cinco años, los países centroamericanos, que habían sido grandes aliados de la isla asiática, han cambiado su postura en favor de la República Popular China. Como este tema, hay otros que dividen a la región y que, con su configuración política mayoritaria de izquierda, transforman las posiciones que estos países tienen hacia ellos.

Taiwán pierde otro aliado

La presidenta Xiomara Castro se había comprometido a no acercarse a Beijing. Sin embargo, no ha resistido la presión y ha tenido que modificar su postura. Ahora, Taiwán ha perdido a un aliado con el que había tenido relaciones por ocho décadas, mientras que Honduras inicia una nueva relación con una potencia global. La isla no pudo competir con la “oferta” de China, ni con las exigencias de los hondureños, quienes solicitaban mayores recursos económicos y apoyo especializado de los taiwaneses.

China avanza en el “sitio” a Taiwán, sigue cerrando su círculo y con ello aumenta el aislamiento de la isla que se queda con aliados cada vez más pequeños. Prácticamente, ninguna potencia reconoce a Taiwán, la política de "una sola China" se va consolidando, pero no es algo gratuito, Honduras recibirá las inversiones que necesita y que sin duda motivaron a la presidenta Castro a voltear hacia Beijing.

Rusia y Ucrania, “neutralidad” en Latinoamérica

México, Brasil y Colombia, tres de las principales economías de la región, se mostraron “neutrales” ante el conflicto ruso-ucraniano. Petro, López Obrador y Lula da Silva decidieron no tomar partido por Rusia o Ucrania, al menos en el discurso oficial, ya que en realidad la posición de estos países beneficia a Vladímir Putin. Podríamos rastrear estas posturas en el tipo de gobierno de izquierda que tiene el poder en estos países, pero también en el peso que tiene en la región los fertilizantes que Rusia proporciona. Brasil es el país que ha condenado la invasión, Colombia y México no quieren opinar, en este último las elecciones presidenciales de 2024 podrían transformar esta postura en favor de Ucrania si accede al poder la oposición, de derecha. Mientras que en Colombia y Brasil la postura seguirá siendo la "neutralidad",

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Conflicto árabe-israelí

Con el conflicto entre Israel y sus vecinos árabes, la postura de Latinoamérica es muy similar a la que se da con China. Fueron justamente Honduras y Brasil los países que anunciaron el traslado de su embajada de Tel Aviv a Israel, siguiendo a los Estados Unidos de Trump, quien como aliado de Israel mostró su apoyo. No obstante, los cambios de gobierno impulsaron una política distinta, Lula da Silva se ha mostrado crítico, desde su administración anterior, frente a los intereses israelíes. En contraste con el gobierno de Bolsonaro, Lula no titubeó en criticar a Israel por los asentamientos irregulares en territorio palestino, ni dudó en reiterar la necesidad de un acuerdo para la paz y en su disponibilidad para mediar. Brasil ha ofrecido ese mismo apoyo al conflicto ruso-ucraniano. Así, la primera economía de la región apuesta por ser mediador en conflictos y apegarse a lo acordado en la ONU para tomar posturas.

Petro y López Obrador son más bien neutrales, pese a que en la ONU sus respectivos países puedan tomar posturas críticas hacia Israel, la realidad es que los temas de defensa e inversiones tiene un papel primordial en la relación. La ola de izquierda que ahora gobierna América Latina es más pragmática y buscará una relación cordial con Israel y, en contraste con la primera ola de izquierda, alejarse de una relación con Irán.

Marruecos y el Sahara Occidental

La descolonización de África fue un proceso lento y sin planeación. El retiro de las potencias europeas dejó vacíos de poder que generaron caos. España se retiró del territorio del Sahara Occidental en 1975, dejándolo a su suerte y a merced de los intereses de Marruecos y Mauritania. El Frente Polisario, movimiento de liberación del Sahara Occidental, opuso resistencia y consolidó a la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que lucha por crear un Estado reconocido en el antiguo territorio del Sahara español.

El poder de Marruecos (y sus aliados) ha influido para que pocos países den su reconocimiento a la RASD. Entre esos países se encuentran varios latinoamericanos, en especial en este momento donde la izquierda es mayoría en la región. Ha destacado recientemente el llamado del presidente Gustavo Petro para incluir a la RASD, y otros países africanos, en las cumbres de la región. La tendencia latinoamericana frente a la RASD ha sido de apoyo a su causa, especialmente entre los países de izquierda. Así, Petro muestra su apoyo a los objetivos del pueblo saharaui, misma postura de López Obrador, Luis Arce, Lula da Silva y Nicolás Maduro. El caso de Chile es interesante, Boric reconoce y apoya la causa de Palestina, pero no ha apoyado abiertamente, hasta ahora, la del pueblo saharaui.

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